Sinopsis: En un mundo donde el amor se intercambia por fortuna, Isabella, una mujer atrapada en un matrimonio por conveniencia con un poderoso empresario, se enfrenta a un juego de intrigas y traiciones. Tras un escandaloso divorcio, decide tomar las riendas de su vida, descubriendo no solo su verdadera fortaleza, sino también el amor inesperado en la figura de Alejandro, el carismático rival de su exesposo.
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Capítulo 6: La Trampa de las Sombras
El sol se levantó sobre la ciudad, pero para Isabella, la luz parecía desvanecerse rápidamente, eclipsada por las dudas que seguían atormentándola. La conversación con Alejandro la había dejado con más preguntas que respuestas. Aunque él le había asegurado que las mujeres de su pasado, Mariana y Clara, no tenían ninguna influencia sobre su vida, el silencio que siguió a sus palabras era más ruidoso que cualquier confesión.
Isabella estaba sentada en el borde de la cama, mirando la ciudad a través de la ventana, sin poder quitarse de la mente la incertidumbre que había dejado en su corazón. Alejandro la amaba, lo había dejado claro. Pero en algún rincón de su ser, ella temía que ese amor no fuera suficiente para librarlos de las sombras del pasado.
Esa mañana, mientras tomaba su café, Isabella intentó concentrarse en el trabajo. Sus campañas, su causa, todo parecía seguir adelante, pero su mente no podía dejar de regresar a la misma pregunta: ¿Le estaba ocultando algo Alejandro? Si realmente lo amaba, ¿por qué no le había contado todo desde el principio?
El mensaje de Carmen todavía resonaba en su cabeza. “Mariana y Clara no se han ido de su vida. Y están dispuestas a hacer lo que sea para separarlos”. Pero, ¿sería posible que esas mujeres pudieran tener tanto poder sobre él? ¿O era solo un juego mental para destruir su relación?
Mientras se sumía en sus pensamientos, su teléfono vibró sobre la mesa. Un mensaje de texto apareció en la pantalla:
“No puedes confiar en él. Si sigues ciega, perderás más que tu amor. Ten cuidado.”
Era un mensaje anónimo, pero la amenaza era clara. Isabella se sintió como si alguien hubiera clavado un cuchillo en su pecho. Las palabras, aunque frías y calculadoras, parecían venir de alguien que conocía bien la situación. ¿Mariana o Clara? ¿Alguien más que quería verlos separados? La incertidumbre volvía a invadirla, y el nudo en su estómago se apretó aún más.
Con la mente en caos, decidió que era hora de confrontar a Alejandro nuevamente. Si él no estaba dispuesto a ser completamente honesto con ella, tendría que descubrir la verdad por su cuenta.
Esa tarde, al llegar a casa, encontró a Alejandro en el jardín, como siempre, disfrutando del aire fresco. Pero algo en su postura, su forma de mirar al horizonte, hizo que Isabella se sintiera aún más insegura. Él estaba distante, y eso la inquietaba.
— Alejandro — dijo, con la voz algo temblorosa. — Necesito saberlo todo. Necesito que me digas la verdad.
Él se giró hacia ella, sorprendido por la firmeza de sus palabras, pero no dijo nada. Sabía que el momento de hablar había llegado, aunque no estaba preparado para que su relación llegara a este punto.
— ¿Por qué no me dijiste nada sobre lo que pasó con Mariana y Clara? — Isabella lo miró, buscando en sus ojos una chispa de sinceridad. — ¿Qué es lo que realmente pasó entre ustedes?
Alejandro respiró hondo, como si estuviera preparando su alma para una confesión dolorosa. Pero, en lugar de responder de inmediato, se acercó a ella lentamente, sus pasos lentos, como si temiera que cualquier palabra equivocada pudiera destrozar lo que quedaba de su relación.
— Isabella, lo que hubo entre nosotros ya no importa. Ellas son parte de un pasado que quiero dejar atrás. No quiero que te lastimen. Es lo único que me importa, que tú estés bien.
Isabella lo miró fijamente, viendo el conflicto en su rostro. ¿Era eso suficiente? ¿Era tan fácil para él cortar los lazos con su pasado, o realmente había algo que aún le ataba a ellas?
Sin esperar una respuesta, Isabella dio un paso atrás, sintiendo que la distancia entre ellos se había ampliado más que nunca. La confusión la envolvía, y la tristeza amenazaba con invadirla. Pero no podía dejar que la oscuridad se apoderara de su vida. No después de todo lo que había vivido.
— Alejandro, necesito saber. Porque cada vez que pienso que te estoy conociendo, siento que algo me estás ocultando. Y no quiero vivir con eso. No quiero vivir en la mentira.
Sus palabras golpearon a Alejandro como un martillo. Se acercó a ella rápidamente, tomándola por los brazos, y en sus ojos vio algo que no había visto antes: un dolor profundo, como si él también estuviera siendo desgarrado por la duda y el miedo.
— Isabella, no lo entiendes. No puedo contarte todo porque… porque mi pasado no es algo que quiera que arruine nuestro futuro. Si te dijera todo, si te contara la verdad completa, te perdería para siempre. ¿Lo entiendes?
Isabella se quedó paralizada. Esas palabras, esa confesión, la dejaron sin aliento. ¿Por qué algo en su pasado podría ser tan terrible como para destruir su futuro?
— ¿Qué quieres decir con eso? — su voz casi salió como un susurro, asustada por lo que podría escuchar a continuación.
Alejandro la miró, y por un momento, sus ojos brillaron con algo que ella no pudo descifrar: un temor profundo, como si estuviera a punto de enfrentar algo mucho más grande que su amor por ella.
— Hay cosas en mi pasado que no puedo cambiar. Y hay personas que no quieren que se olvide lo que hice. Ellas seguirán intentando separarnos, porque saben que todavía tengo algo que les pertenece. **Algo que ellas creen que les pertenece.