Rhett trabajó mucho para convertirse en un cazador de criaturas de la noche, hasta que un día se entera que su compañero más leal es uno de ellos.
¿Qué hará ahora que tiene un vampiro a lado? Y aún peor, ¿por qué se ha enamorado de él?
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Lobo disfrazado de oveja
Las heridas de Daemon no son mortales, el ardor que debe sentir por haberse expuesto se lo confirmó cuando evitó a todo costa usar alguna medicina humana para aplicar, dijo que un vampiro de su nivel puede curarse solo sin ayuda de un remedio.
"¿A dónde planeas llevarnos?", le preguntó Rhett con el sol empezando a esconderse en la lejanía.
"A las afueras, el castillo de mi familia", respondió. Las quemaduras en su rostro distraían la mirada de Rhett, por alguna razón no podía parar de mirar la piel quebradiza.
Con una curiosidad genuina, preguntó "¿Cuánto tiempo tardarás en sanar?". Daemon tocó su zona herida, dolía menos que cuando llegaron a la posada.
"Ahora que me he alimentado lo más probable es que no sea mucho tiempo, tal vez un día", explicó.
Daemon era uno de los pocos vampiros que contaba con la regeneración, era un don útil en ocasiones, en general no es algo que le guste demasiado. Es decir, no puede tener cicatrices, eso es una ventaja muy grande, luego estaba el hecho de que el dolor aumentaba al usar sus dones para sanar. Ya lo había dicho Azael, el mago de su castillo, que cuando se usa magia de cualquier tipo hay un precio que pagar.
Rhett tomó la barbilla de Daemon entre su mano, "Hay algo en tu herida que me inquieta", dijo. Se acercó un poco, movió el rostro de Daemon de un lado a otro suavemente buscando aquello que le parecía extraño.
El vampiro se dejó hacer, permitió que Rhett viera todo lo que quisiera mientras él observaba desde su lugar. "Creo que son mis colmillos", supuso Daemon.
Rhett arrugó las cejas, con su dedo levantó el labio superior del vampiro buscando sus colmillos. No estaban allí, así que eso era, no le molestaban las heridas de Daemon, más bien era que se sentía raro hablando con un vampiro que no lucía aterrador como de costumbre. Este era un Daemon con apariencia vulnerable, un lobo disfrazado de oveja.
"Basta de esto, tenemos que partir lo antes posible o nos darán caza", sacudió la cabeza Rhett. Gracias a su entrenamiento conocía los protocolos de los cazadores, en este momento estarían reuniendo a cazadores de primera categoría para enfrentarse a una criatura de la noche de primer nivel. En conclusión, todo se volvió un desastre.
Daemon asintió poco animado, no lucía feliz de partir. Tal vez quería quedarse un poco más, tal vez no quería llegar al destino, Rhett no es capaz de leer la mente de Daemon.
"Cuando estemos allí no sueltes por nada del mundo tu lanza, será tu mejor amiga en nuestra estadía", advirtió Daemon caminando hacia la puerta de salida.
La advertencia le dijo a Rhett que sería un lugar infestado de criaturas de la noche por doquier. Daemon es el primer vampiro que conoce, los demás pueden ser nada parecidos a él, más salvajes o no tener autocontrol respecto a la sangre.
Rhett siguió a Daemon por detrás, solo él sabía el camino más seguro. Se permitió confiar y caminó.
El transcurso fue largo, llegó a pensar que el día los alcanzaría y pronto estarían corriendo para buscar un lugar que protegiera a Daemon de exponerse. Eso nunca sucedió.
Una estructura negra en su totalidad, gigante y oscura llenó la vista de Rhett. Un castillo escondido tras una montaña, su apariencia debe estar protegida con algún tipo de magia porque en la lejanía es imposible de ver, invisible.
"Bienvenido a mi hogar", Daemon también levantó la vista, contemplando la magnitud que tenía frente a él. Irse un tiempo sí que cambió un poco de su perspectiva.
"¿Quién lo diría? Parece que vienes de una familia noble", se burló Rhett. En su mente se reforzó la idea de que Daemon tenía varios secretos tras de él, cuando descubría uno, terminaba sacando más.
El vampiro sonrió, tomó la mano de Rhett y lo llevó hacia la una de las entradas, "Me gusta ser humilde de vez en cuando".
El interior era todavía más maravilloso, lleno de detalles en las paredes y techo. Rhett quiso pasar su mano por cada lugar para memorizar los relieves. Si él viviera en un lugar parecido, nunca se iría, viviría alardeando de su fortuna.
Sin embargo, el ambiente era extraño. Caminaron por los largos pasillos y no encontraron a una sola persona dentro, el lugar estaba en completo silencio, si hablaba probablemente se escucharía un eco. El castillo lucía abandonado.
"¿Por qué no hay nadie aquí?", preguntó Rhett intentando levantar la voz lo menos posible.
"Bueno, es una larga historia", dijo simplemente el vampiro, como si le diera pereza dar una respuesta concreta.
"Entonces, estamos solos" reitero Rhett, buscando la aprobación de Daemon.
"No, hay más personas viviendo aquí. Está a punto de amanecer, es tiempo en que todos duermen".
A Rhett le llamó la atención lo gruesas que eran las cortinas, altas y extensas. Si una se llegara a caer, el peso podría aplastar a cualquier desafortunado que esté cerca.
Daemon se detuvo en una habitación que era del tamaño de su casa en el campo, con una cama demasiado grande para una sola persona, luego investigaría los demás detalles que alcanzaba a ver desde su lugar. "Tú y yo nos quedaremos aquí, no me arriesgaré a dejarte solo". Entendía la preocupación de Daemon, así que no objetó.
Unos toques en el marco de la puerta llamaron la atención de ambos, había una persona parada allí, observando.
El hombre, que lucía de cincuenta años o más, dedicó su atención a Daemon.
"Príncipe, ha vuelto", dijo diciendo lo obvio, "Con el hechizo roto y un invitado. Es un placer ser la primera persona en recibirlo".
El vampiro no mostraba la misma emoción por verle, al contrario, sus labios eran una línea fina en su boca.
"¿Mi padre?", preguntó Daemon, ignorando lo dicho anteriormente por el anciano.
"Esperando que lo visites, se ha movido a la sala del trono a esperar por el príncipe", los ojos del anciano le dieron una extraña mirada a las quemaduras de Daemon, fue repulsión o asco, creyó Rhett.
Cuándo se fue, el vampiro aclaró "Ese era Azael, el mago del castillo". Rhett no tardó en darse cuenta de que Azael podría haber sido el culpable de que Daemon estuviera mucho tiempo sin sus habilidades.
No le tenía miedo a la magia, hace mucho tiempo dejo de temerle. Lo que le asustaba en estos momentos era el padre de Daemon, el segundo vampiro que conocerá en su vida.
(a que tienen malos sentimientos hacia él o hablan a espaldas de él)