Diana es una mujer de personalidad tranquila y muy trabajadora, pero es alguien solitaria, tiene muchas deficiencias. Hasta que tuvo un accidente.
Su esposo es el protagonista principal de su libro favorito, y ella ¡Es la villana que muere sola al final! Pero, espera ¡Este marido es tan lindo que quiere quedárselo!
¡Qué se pierda la protagonista principal, este esposo solo puede pertenecerle a ella!
No importa si todos la odian, el protagonista masculino nunca lo hará. Pero entre cambios tan inmensos ¿Qué tan fácil es saber sí su amor por él es sincero?
¡Es tan complicado!
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Es Señora Diana.
Los ojos de la mujer se iluminaron al escuchar el nombre de la dama delante de ella, sus ojos casi derramaron lágrimas de la emoción.
¡Ama las canciones de la Señorita Romance! ¿Qué mujer no lo hace en esta época? Tan solo que se decía que la cantante tenía un problema conocido como súper arrogancia.
Odiaba que los fans le pidiesen autógrafos y nunca los trataba bien, se portaba mal con otros cantantes y despreciaba a los músicos. Aunque sólo eran rumores que había escuchado.
Diana lo pensó un poco, y al estar segura de que así era, asintió con la cabeza -La misma.- Respondió con calma, sin sonreír, pero aún mostrándose muy amable.
El rostro de la recepcionista paso de blanco a rojo cuando escuchó la confirmación, sus ojos brillaron y con una rapidez increíble, sacó un bolígrafo y una libreta púrpura de quien sabe donde, luego se lo mostró felizmente a Diana.
-¿Puedes darme tu autógrafo? ¡Amo tus canciones, como amor de una noche, sueño cálido, lo eres todo! ¡Son super soñadoras!- Exclamó con emoción, sonriendo dulcemente.
Diana asintió de forma gentil, rodeó la silla de ruedas de su esposo y tomó la libreta. Lo pensó por unos segundos antes de escribir un delicado poema romántico y su nombre en la hoja principal de la libreta.
-¡Gracias!- Sonrió contenta la chica, luego bajo la cabeza para mirar al acompañante de su ídolo, sus ojos llenos de curiosidad.
El hombre no había dicho absolutamente nada desde que entraron al lugar, se preguntó si era mudo y si era algo de su cantante y bailarina favorita.
-Señorita Diana, déjeme...- Comenzó hablando la chica, sin embargo, su voz fue cortada por una voz cálida -Es Señora Diana, estoy casada, él es mi esposo.- Informó Diana, dejando en claro que no era Señorita.
A recepcionista quedó con la boca abierta, su mirada se dirigió hacia el lugar que Diana señalaba de forma cariñosa, encontrándose con el hombre en silla de ruedas.
Sus labios se cerraron y abrieron sin saber que decir -Lo siento, yo... no sabía que estaba casada, lamento mi falta de respeto.- Fue lo único que logró decir de forma avergonzada.
Diana agitó la mano sin darle mucha importancia cuando dijo -No hace falta que te disculpes, de cualquier modo, nuestro matrimonio no es público, es normal que no lo sepas.
Al escuchar sus palabras tan comprensivas, la recepcionista se sintió más tranquila, ella buscó apresuradamente en la lista de reservas, encontrando que, efectivamente, había una reserva privada a nombre de Diana Shang.
-Señora Diana, su habitación está lista y sus dos invitados la esperan ¿Gusta que les avisemos que ya está en camino?- Informó y preguntó la recepcionista con un tono más profesional.
El hermoso rostro de Diego se frunció al escuchar eso, su mirada cayó sobre Diana sin cambiar de expresión, aún así, no noto ninguna onda emocional en el rostro de su esposa.
-¿Invitados? No recuerdo haber invitado a nadie, se suponía que solo seríamos mi esposo y yo.- Los ojos de Diana se oscurecieron, sabiendo de quiénes se trataba.
No eran nada más ni nada menos que la mejor amiga y el tipo que le gustaba a la villana, también, las mismas personas que arruinaron la carrera de la villana y que además, le hicieron mucho daño a escondidas al unirse a la protagonista principal.
Diana, como la villana de esta novela, fue despreciada a escondidas por esos dos, quienes acabaron con ella de forma indirecta.
Al escuchar las palabras de Diana, la recepcionista se encontró en un dilema, ella trató de explicar en un tono gentil -Ambas personas aseguraron ser invitadas por usted, incluso mostraron la invitación formal a la cita.
Por supuesto, Diana sabía esto, la villana les dio las invitaciones por temor a que no los dejaran entrar en el restaurante. De cualquier forma, las dos personas no eran muy populares en la industria del entretenimiento.
Diana suspiro y cerró los ojos, agitando con suavidad la mano dijo -Por favor, has que alguien eche a esas dos personas de allí y cambia la habitación, no quiero tocar nada que ellos toquen.
Su voz era tranquila, pero contenía un poder asombroso.
Diego no pudo evitar mirarla de reojo, le había prestado atención desde que llegaron, cosa que era muy raro en él. Su atención se centró únicamente en ella.
-Como usted quiera, Señora Diana, haré que los saquen de allí inmediatamente y que preparen otra habitación para usted.- Dijo la recepcionista con una reverencia de disculpa.
La chica se apresuró a hacer lo dicho, muy pronto, cuatro guardias fueron llevados por ella al último piso del restaurante. Diana los siguió junto con Diego, pues su nueva habitación VIP estaba ubicada en el mismo piso.
La recepcionista no pudo evitar mirar a Diana y a Diego de vez en cuando, pues admitía secretamente que ambos hacían una pareja hermosa y casi perfecta.
El único problema eran las piernas del cuerpo, lo cual era una gran lástima.
Aún así, con un corazón amable, la recepcionista sólo pudo desear por el bien de su ídolo que el hombre se recuperará, pues Diana parecía quererlo mucho.
La puerta fue golpeada por uno de los guardias corpulentos, segundos después, esta se abrió, dejando ver a una joven muy hermosa de pie con un vestido de gasa fina color verde que llegaba hasta la mitad de sus muslos y dejaba al descubierto su cuello y brazos.
De hecho, no era muy conservador.
-¿Qué sucede?¿Pasa algo?- Preguntó la mujer con preocupación, mirando al guardia con ojos cálidos.
Muy difícilmente un hombre podría resistirse a sus encantadores ojos, pues estos eran hermosos y con su sonrisa gentil y elegante, la tentación a mimarla solo aumentaba.
Sin embargo, siendo un guardia entrenado de un lugar prestigioso, el hombre no titubeó al tomarla del brazo y sacarla de la habitación.
Un gritó sonó cuando la joven fue sacada a la fuerza, sus ojos se pusieron rojos al instante, como un hermoso loto blanco que había sido arrancado a la fuerza.
Diana no pudo evitar burlarse, se alegró de ser la villana.