Esta es la historia de Sébastien Lafertè Dumont, un alfa que se mantiene alejado de los romances pues su prioridad son los tres grandes imperios que maneja junto a sus primos.
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Al despertar.
Sashi abrió los ojos lentamente, lo cierto es que la luz le resultaba bastante molesta, los tigres siempre suelen cazar por la noche, por ende, son animales nocturnos, más que diurnos.Cuando por fin logra abrir sus ojos y aclarar su vista, se da cuenta de que no está en su habitación, eso hace que se siente como un resorte en la cama donde ha pasado la noche, mira a su alrededor y no ve a nadie, sin embargo, el lugar se le hace bastante familiar.
La puerta a un lado se abre, dejando ver al lobo que es su mate. La chica se asusta, no entiende cómo llegó a la casa de ese lobo roñoso y mujeriego.
- Señor Dumont, ¿cómo es que amanecí en su departamento? - pregunta nerviosa.
- Tuve que irte a buscar a ese lugar, porque te emborrachaste junto a Sandra, - habla con molestia - no puedes seguir con esa amistad, ella te está corrompiendo, tú eres muy inocente. - la chica no sabe si reír o llorar por las idioteces que dice su destinado.
- En primer lugar, yo fui la de la idea de ir al Mundo, - los ojos de Ernest se abrieron a más no poder, para él era algo imposible, su tierna e inocente Sashi, no podía ser la artífice de tal treta - en segundo lugar, no tiene porqué estar cuidando de mí, soy una mujer hecha y derecha.
- No me importa lo que digas, - el corazón de la chica latió rápido - siempre me voy a preocupar por ti, no sé por qué, pero tengo esta necesidad de protegerse.
''Es tan sexy cuando se enoja nuestro lobito... miauu...'' - le dice su Tigresa Baghira.
''No seas tan coqueta, Baghira'' - la regaña su humana.
- La verdad es que no debería, yo me sé cuidar sola. - contesta.
En otro departamento el ambiente es algo más extraño para Sandra, quien no ha podido mover ni un solo músculo, por el temor de despertar a el hombre frente a ella.
Sébastien está despierto hace mucho, pero quiere saber hasta que punto ella va a quedarse sin moverse por los nervios.
- Si ya terminaste de mirarme, te pido por favor me dejes liberar mi brazo, ya me duele. - la chica dio un salto del susto que casi cae al piso.
En un rápido movimiento, Sébastien la ataja, acostándola sobre la cama y quedando él encima de ella. Ambos se miran fijamente, la atracción es latente.
''¡Bésala, bésala! - insta Paris.
El alfa relame su labio superior por instinto, acción que provoca que Sandra muerda con sensualidad su labio inferior.
- No haga eso, señorita Jaramillo. - la reprende.
Para Sandra es inevitable no sentir el tremendo mástil que aprisiona en medio de sus piernas.
- ¿Hacer qué, señor Dumont? - sus neuronas parecen haber salido de paseo.
- Morderse el labio de esa manera. - le dice.
El aroma picante de la excitación de la muchacha, lo tiene vuelto loco.
- Vamos a desayunar. - se levanta y le brinda su mano para que se levante, ella lo duda unos segundos, pero la toma.
- Debo irme a mi departamento. - trata de zafarse de la situación.
- ¡No! - habla con autoridad al tiempo que niega con la cabeza - usted de aquí no se va. - su jefe es muy autoritario y eso no le gusta para nada, ella no es sumisa como lo son en la compañía, ella es una Jaramillo de pura sepa.
- Yo no puedo quedarme, ahora mismo me iré, tengo cosas que hacer.- le habla con tono enojón.
''Creo que nuestra luna tiene un carácter un tanto... ¿complejo?'' - dice Paris.
- Pues va a hacer lo que yo diga. - reta, arrinconándola
Sandra mueve su rodilla y golpea esa zona sensible para los hombres, provocado que caiga al suelo de manera fetal.
Sin mediar palabras salió corriendo a toda prisa, el pobre alfa quedó en el piso sufriendo el terrible dolor y maldiciendo la hora en que a su bisabuela se le ocurrió darle por destinada a una humana en etapa salvaje.