Adhara una joven de 19 años acepta casarse con un desconocido por cumplir con la última voluntad de su padre.
¿Podrá ella cumplir con lo pactado en el tiempo estipulado? ¿Su corazón saldrá ileso? ¿O caerá en las garras del amor?
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#10
Ambos llegaron a la empresa, se bajaron de sus autos y subieron el ascensor.
- Hoy quiero que me ayude a estudiar unas nuevas propuestas de inversión que nos están haciendo, quiero que haga sus propios balances de los negocios que ofrecen, si realmente obtendremos las ganancias que traen las propuestas - dijo Alejandro a Adhara mientras subían a la oficina
- Esta bien, esta misma tarde lo tendrá - respondió la chica con un brillo en sus ojos, de verdad quería aprender lo mas rápido posible.
- Buenos días señor y señora Miller saludo Cecilia con mucho cariño.
- Buen día Cecilia - respondieron los dos a la vez.
- Señor aquí tiene la agenda para hoy.
- Muchas gracias Cecilia.
Desean algo de comer o de beber?
- No, muchas gracias - respondieron nuevamente al mismo tiempo.
- Con gusto, señores.
Apenas se estaban acomodando en sus asientos, cuando se escuchó la voz de Cecilia y los gritos de Silvia, quien entro como un huracán a la oficina, dirigiéndose hasta el escritorio de Alejandro y tirando su bolso bruscamente en la silla.
- Lo siento señor, la señorita no quiso ser anunciada.
- No se preocupe Cecilia.
- Me puedes explicar, como así que te casaste con esta mocosa - grito Silvia, señalando a Adhara quien se levantó de su silla ante todo el escándalo.
- Ni tú ni nadie viene a gritar a mi oficina Silvia - respondió Alejandro, su enojo era evidente en sus ojos que pasaron de ser claros a un tono oscuro.
- Yo no tengo por qué darte explicaciones de lo que hago con mi vida privada, ya que entre tú y yo nunca ha habido nada, quien te crees que eres para pedirme explicaciones?. Nuestro trato siempre ha sido netamente laboral o recuérdame cuando hemos salido? ¿O yo cuando te he insinuado algo más allá del trabajo?
- Tu sabes que me gustas porque te lo he demostrado y antes de que esta mocosa apareciera tú y yo teníamos más que una amistad - dijo Silvia usando el mismo tono de voz y apretando los puños de sus manos.
- Pero, no porque yo te guste a ti, me tienes que gustar tú a mí y a que amistad te refieres Silvia?. Siempre fui cordial contigo para no entorpecer los negocios de esta empresa, con la de tu padre y sí siempre era yo quien se encargaba de dichos negocios era porque tú lo exigías como requisito para realizarlos, pero más allá de eso tú y yo no fuimos ni seremos nunca nada.
- Todo por tu culpa maldita!.. - dijo Silvia señalando a Adhara y acercándose a ella, quien por poco se atraganta con su saliva ante aquella acusación.
- Por mi? Yo que tengo que ver con todo esto?
- Mucho, llegaste a robarme a mi hombre, eres una descarada, Alejandro es mio - grito con mucha mas fuerza Silvia, a la vez que levanto su mano para golpear a Adhara, pero fue detenida por Alejandro quien al ver el acercamiento de Silvia a ella se imagino que intentaría golpearla.
- No te atrevas a tocarla - dijo Alejandro apretando los dientes y la mano de Silvia.
- Suéltame Alejandro,me estas lastimando, porque la defiendes? No vez que es una intrusa que quiere separarnos? Ella no es mejor que yo mi amor, yo te puedo hacer muy feliz - hablaba Silvia, intentando tocar el rostro de Alejandro para besarlo.
- Quiero que salgas de aquí inmediatamente y que no vuelvas, de ahora en adelante uno de mis ejecutivos se encargara de todos los negocios que se hagan con la empresa de tu padre.
- No mi amor!.. no me hagas eso, no me alejes de ti, yo te amo.
- Silvia, te vas tu sólita o llamo a seguridad - hablo Alejandro esta vez casi gritando, estaba hastiado del escándalo de esta mujer.
- Llama a seguridad, Cecilia - ordeno Alejandro.
- No hay necesidad, ya me voy, pero esta me las van a pagar, ya verás que tarde o temprano serás mi esposo.
- Después de decir esas palabras, Silvia sali de la oficina como un demonio, seguida por Cecilia quien se aseguraría de que esa mujer abandonara el edificio. En los pasillos muchos trabajadores estaban reunidos murmurando de los fuertes gritos.
- Que hacen hay parados! A trabajar - ordeno Cecilia con cara de pocos amigos, orden que fue acatada de inmediato por todos.
Adhara suspiro profundo y se coloco una de sus mano en el pecho procesando lo ocurrido, esa mujer intento golpearla.
- Alejandro se acercó a ella y con su dedo pulgar le acaricio suavemente la mejilla donde hubiera sido golpeada por Silvia si no logra detenerla a tiempo.
- Está bien, señorita?
- si, yo estoy bien, pero que mujer más loca.
- Lo siento! Usted no debería pasar por esto y menos en su propia empresa - se disculpó alejando con toda sinceridad y con vergüenza.
- No se preocupe señor Miller, discúlpeme usted a mi por decir en varias ocasiones que esa chica era su novia, de verdad, discúlpeme - dijo mientras miraba al piso.
Alejandro levanto el rostro de la chica encontrándose con esos ojos azules, perdiéndose por un momento en ellos.
Adhara noto que los ojos de Alejandro volvían a su color habitual. De repente Alejandro la estrecho en sus brazos de forma delicada.
- No dejaré que nadie te lastime nunca - le dijo Alejandro en medio del abrazo.
Adhara sintió que su corazón empezó a latir desbocado al sentir su suave abrazo, el olor exquisito que se desprendía de él y al escuchar esas palabras cerca a su oído.
En ese momento sintió como si una barrera se rompiera entre ellos, cerro los ojos y siguió deleitando sus fosas nasales con ese olor delicioso entre cedro y bergamota que lo hacía realmente Envolvedor.
El teléfono sonó acabando con el momento por lo que ambos volvieron a sus puestos de trabajo.
- Bueno! - contesto Alejandro.
- Amigo, te llamo para invitarte a ti y a tu esposa a cenar esta noche en casa y por favor no te niegues, desde anoche que le conté a Cristina que te habías casado no para en decirme que los invite a cenar - dijo Esteban.
- Cristina como siempre de curiosa - respondió Alejandro mientras, miraba a Adhara con dulzura.
- Ya sabes cono es ella - dijo Esteban en medio de risas.
- Está bien, dile que allí estaremos.
- Gracias hermano por aceptar, de lo contrario hoy mismo estaríamos en tu oficina.
Ambos rieron ante las palabras de Esteban y es que Cristina no solo era la esposa de Esteban, sino que entre ellos formaban a los tres mosqueteros en la universidad.
para Alejandro ellos eran los hermanos que nunca tuvo.
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