Aziel ha vivido en un ambiente de riqueza, derroche, lujos, delito y crímenes. Aun así, la palabra lealtad es algo que se ha quedado grabado en su mente y corazón, pues para la mafia lo peor que pueda existir es la tración. Por eso mismo, Aziel no sabe cómo quitarse el horrible dolor que su ex novia le dejó después de su engaño. El verdadero problema ocurre cuando su padre muere, aunque él ha heradado su gran imperio en la mafia, su progenitor deja una pequeña cláusula que debe acatar para poder tomar el mando y está es que debe elegir a una mujer, casarse con ella y permanecer así, cómo mínimo un año. Aziel no quiere saber nada del amor, pero quiere tomar lo que le corresponde. Entonces organiza un plan perfecto: Conseguir una esposa de mentira. ¿Qué padria salir mal?
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Capítulo 9
Por dentro Aziel, se sintió conmovido, pues después de su madre o alguna empleada doméstica, nadie le había preparado el almuerzo, ninguna novia, mucho menos Kenia.
Al día siguiente, Emily se volvió a levantar temprano para preparar el almuerzo.
—No es necesario que esto se repita a diario —dijo Aitana, algo sorprendida.
—Lo hago con gusto, al final de cuentas es mi esposo —Emily pensó en voz alta. Sus mejillas se sonrojaron al darse cuenta de lo que dijo.
Luego de que Aziel bajó, le dio las gracias.
—¿Por qué? —quiso saber en cuándo terminaron sus alimentos.
—Aunque sea por contrato, pero eso no quita que somos esposos —confesó ella, roja de la vergüenza.
Él asintió y ya no dijo nada más.
Los días posteriores, Emily, siguió preparando el almuerzo, incluso algunas noches le guisaba la cena.
Aziel se sintió muy agradecido por ese gesto.
Una noche, al terminar de comer, él explicó que sí seguía con el deseo de visitar a su abuela, podía ir sin ningún problema, pues tenía su permiso.
—¿En serio? —cuestionó ella, incrédula.
—Sí —se limitó a responder él.
Le dedicó una pequeña sonrisa y recordó que la señora Aitana le había dicho que no era tan malo.
Aziel no apartó su mirada de Emily. Aunque en primera instancia encontró en ella un gran parecido a Kenia, ahora, prestando mayor atención, se dio cuenta de que era solo unas pinceladas. Además, el carácter de Emily no tenía comparación al de la impulsiva Kenia.
La joven no entendía por qué el señor Rinaldi no apartaba su mirada de ella, lo único que sentía es que sus mejillas cada vez ardían más. Se levantó de su asiento.
—Subiré a mi cuarto —dijo, sin poder ocultar el bochorno que sentía.
Aziel no respondió nada, su intensa mirada seguía fija en ella. Hasta que la joven salió del comedor.
…
Al día siguiente, Emily se levantó de la cama, dispuesta a prepararle el almuerzo a su esposo.
Justo cuando estaba en la cocina guisando todo, Aitana le dijo que el señor Rinaldi, se levantó muy temprano y salió a arreglar unos asuntos.
Emily terminó de preparar los alimentos, al final, comió sola en ese gran comedor, pero eso no hizo que su ánimo decayera, pues ese día, después de todo, volvería a ver a su abuela. Así que, se arregló lo mejor que pudo y fue directo al hospital en compañía de uno de los empleados de su esposo.
Cuando llegó le dio mucho gusto escuchar la noticia de los médicos que todo estaba muy bien, incluso pudo entablar unas palabras con su abuela. Claro está, la chica tuvo que decir verdades a medias con respecto a su nuevo matrimonio. Por suerte, su abuela estaba algo aturdida por el medicamento que le administraban, así que no tardó en quedarse dormida.
Emily quería saber cómo estaba su papá, así que le dio la dirección al chofer de su antigua casa, era lógico que el hombre le mandara un mensaje a su patrón, contándole la situación.
"Llévala, me avisas cualquier inconveniente", respondió, Aziel.
Cuando el auto pasó por las calles de su antigua casa sintió una inmensa melancolía, le preguntó a una de sus ex vecinas por su padre y la mujer le informó que Julio huyó de la ciudad. Al subir al auto, unas pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas. Luego recordó a su amiga Emma. Así que le dio indicaciones al chofer para que la llevara hasta allá. Tenía que saber cómo estaba.
Cuando tocó afuera de la casa de Emma, la madre de la chica le explicó que su hija se había salido de control.
—Son las malas compañías, Emily —dijo la mujer.
—¿Dónde cree que pueda encontrarla? —quiso saber la joven.
—En el bar 'starlife' allí se la pasa —dijo la señora.
Acto seguido, Emily se despidió de ella y al subir al auto le dio indicaciones al chofer de que quería ir a cierto bar de la zona. El hombre mandó un mensaje a su patrón.
Cuando Aziel leyó que se dirigían a un bar se desconcertó.
"Voy para allá"
Creyendo que su esposa de seguro tendría un noviecito por esa zona.
Emily llegó al lugar y rápidamente busco a Emma con la mirada, al encontrarla no le gustó lo que vio, pues unos hombres la atosigaban y como estaba borracha no hacía nada para impedirle.
Fue en ese momento que Emily se llenó de valor y se abalanzó sobre ellos, recordando a los hombres de aquel burdel que querían abusar de ella. Los tipos tomaron esa actitud como si se tratara de un coqueteo.
—Tráiganle una copa también a la señorita —dijo uno, sin quitarle los ojos de encima a la muchacha.
—No, gracias. Mi amiga y yo debemos irnos —respondió Emily con voz firme, tomando a la chica de la mano.
Emma decía cosas sin sentido por el efecto del alcohol.
—Es muy pronto para que se vayan —dijo el hombre más alto. Acercándose a Emily.
La chica sintió como su estómago se revolvía por el horrible aroma a cerveza que desprendía el aliento de aquel sujeto.
De repente la música se paró.
—Buenas noches —se escuchó una voz.
Los hombres volvieron su mirada hacia donde estaba el joven que los saludó.
—¿Qué tienen de buenas, imbécil? —cuestionó el tipo que sujetaba a Emily del brazo.
La chica suspiró con alivio al ver que era Aziel.
—¿Acaso ese idiota te gusta? —preguntó el tipo, apretando la barbilla de la chica con una sola mano—. ¿Por qué él sí y yo no?
—Yo no haría eso sí fuera tú —amenazó Aziel.
Luego de eso, el hombre soltó a Emily y se abalanzó sobre el joven, que no perdió el tiempo y de un golpe la dejó al tipo sin aire.
La chica miraba la escena asombrada, pues pensaba que Aziel no era nadie sin sus gorilas, pero le sorprendió ver que él se podía defender solo. Luego más hombres de su esposo llegaron e interfirieron en la batalla campal.
Aziel le habló a uno de sus hombres y le susurró que se hicieran cargo. Mientras que él tendría una extensa plática con su esposa.
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