Sinopsis:
Reon, un joven aventurero, siempre sintió que su vida tenía un propósito mayor. Cuando descubre un amuleto mágico, es transportado a Elaria, un mundo fantástico lleno de misterios y peligros. Acompañado por una poderosa hechicera, un valiente guerrero, y una astuta ladrona, Reon emprende una épica misión para convertirse en el mejor aventurero y proteger a Elaria de una amenaza oscura. Pero en este nuevo mundo, el mayor desafío será descubrir su verdadero poder y enfrentar su destino.
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Capítulo 16: La Luz en la Oscuridad
El aire frío de la caverna quedó atrás cuando Reon y Lysandra emergieron al exterior, donde el sol estaba apenas despuntando sobre las montañas. El mundo parecía más amplio y lleno de vida después de la experiencia intensa que habían vivido dentro del Corazón del Umbral. Pero mientras el paisaje montañoso se extendía ante ellos, Reon sentía un peso nuevo en su alma. El conocimiento adquirido en la caverna no solo había aumentado su poder, sino también su comprensión de la amenaza que enfrentaban.
"¿Hacia dónde vamos ahora?" preguntó Reon, ajustando el amuleto alrededor de su cuello, que brillaba con una luz tenue, como si aún resonara con la energía de la caverna.
Lysandra, que había estado observando el horizonte con una expresión pensativa, se giró hacia él. "Nuestro próximo destino es la ciudad de Solencia," dijo con firmeza. "Es un lugar donde convergen muchas fuerzas, y donde los guardianes del pasado dejaron rastros de su conocimiento. Pero no podemos llegar allí directamente. Debemos pasar por el Bosque de las Sombras, un lugar donde las energías oscuras se han acumulado desde hace siglos."
Reon asintió, sabiendo que cualquier camino que tomaran estaría lleno de peligros. Había oído hablar del Bosque de las Sombras en las historias que su abuelo le contaba cuando era niño. Era un lugar donde pocos se aventuraban, y aún menos regresaban. "¿Qué encontraremos en el bosque?" preguntó, su voz reflejando tanto curiosidad como precaución.
"El bosque está habitado por espíritus errantes, criaturas que fueron corrompidas por la oscuridad que se desató hace siglos," explicó Lysandra. "Pero también es un lugar donde la luz de la esperanza todavía brilla, aunque de manera tenue. Es posible que encontremos aliados allí, seres que aún luchan contra la sombra en su propio territorio."
Reon sintió un escalofrío ante la idea de enfrentarse a esas criaturas, pero también una chispa de esperanza al pensar en posibles aliados. "Entonces, cuanto antes partamos, mejor," dijo, ajustando su equipo para la travesía.
El viaje hacia el Bosque de las Sombras fue largo y arduo. Las montañas se desvanecieron en la distancia, reemplazadas por colinas cubiertas de una densa niebla que se aferraba al suelo como una manta de vapor frío. A medida que se acercaban al bosque, la vegetación se volvía más oscura y retorcida, como si la misma naturaleza estuviera siendo consumida por una fuerza maligna. El sol, que antes brillaba con fuerza, ahora era solo un tenue resplandor detrás de nubes densas y grises.
Finalmente, el bosque apareció ante ellos, un laberinto de árboles altos y sombríos cuyas ramas entrelazadas bloqueaban casi toda la luz. El suelo estaba cubierto de hojas negras y húmedas, y el aire estaba cargado de un silencio inquietante, roto solo por el ocasional crujido de una rama en la distancia.
"Estamos aquí," dijo Lysandra, su voz en un tono bajo, casi reverente. "El Bosque de las Sombras. Mantente alerta, Reon. Aquí, la oscuridad tiene ojos y oídos."
Reon tragó saliva y asintió, tomando una profunda respiración antes de dar el primer paso dentro del bosque. A medida que avanzaban, podía sentir la opresiva presencia de algo acechando en la oscuridad, algo que los observaba desde las sombras más profundas. No había rastro de los espíritus errantes que Lysandra había mencionado, pero la sensación de estar rodeado de peligros invisibles nunca lo abandonó.
Después de un rato, el camino se volvió más estrecho y sinuoso, forzándolos a moverse con más cautela. De repente, un susurro suave pero claro resonó entre los árboles. Reon se detuvo en seco, intentando localizar la fuente del sonido. No era el viento, y tampoco era un animal; era algo más.
"¿Lo escuchaste?" preguntó en un susurro.
Lysandra asintió, su expresión volviéndose más alerta. "Sí, y no estamos solos."
De las sombras emergió una figura, alta y delgada, envuelta en un manto negro que parecía hecho de la misma oscuridad que los rodeaba. La figura se movía con una gracia etérea, como si flotara por encima del suelo, y cuando se acercó lo suficiente, Reon pudo ver un rostro pálido y andrógino, con ojos brillando como carbones encendidos.
"Bienvenidos al Bosque de las Sombras," dijo la figura, su voz resonando como un eco distante. "Soy Selene, guardiana de este lugar. No muchos mortales se atreven a entrar aquí. ¿Qué os trae a este reino olvidado?"
Reon intercambió una mirada con Lysandra, quien asintió levemente, indicándole que debía responder. "Estamos en una misión para restaurar el equilibrio en Elaria," dijo Reon, manteniendo su voz firme. "Buscamos aliados y conocimientos para enfrentarnos a las fuerzas oscuras que amenazan nuestro mundo."
Selene inclinó la cabeza, como si considerara sus palabras. "El equilibrio, dices... Un concepto frágil en un lugar como este. Pero veo que hablas con sinceridad. Sin embargo, para obtener mi ayuda, primero debes demostrar tu valía."
Reon frunció el ceño. "¿Cómo podemos hacerlo?"
La figura se movió hacia un claro entre los árboles, donde la luz tenue del día apenas penetraba. "Dentro de este bosque, hay un fragmento del antiguo poder que una vez gobernó estas tierras. Está custodiado por un ser nacido de la oscuridad misma, una criatura que no conoce la paz ni la redención. Si puedes derrotar a esta criatura y reclamar el fragmento, entonces sabré que eres digno de mi ayuda."
Reon sintió que su corazón latía con fuerza. "Lo haremos," dijo con determinación, aunque una parte de él sabía que este desafío sería el más peligroso que había enfrentado hasta ahora.
Selene sonrió, pero no era una sonrisa cálida; era una expresión llena de misterio y desafío. "Entonces, seguidme. Vuestro destino os espera."
Con una sensación de anticipación y un toque de miedo, Reon y Lysandra siguieron a Selene a través del bosque, hacia un lugar donde la luz era apenas un susurro y la oscuridad lo consumía todo. Sabían que la batalla que estaban a punto de librar sería crucial no solo para su misión, sino también para probar su propia fortaleza interior.
Finalmente, llegaron a una hondonada profunda, donde los árboles se abrían para revelar un antiguo altar de piedra rodeado de raíces retorcidas y musgo negro. En el centro del altar, flotando sobre una base de energía oscura, había un fragmento de cristal que pulsaba con una luz ominosa, como un corazón latiendo en las tinieblas.
"Ahí está," dijo Selene, señalando el fragmento. "Pero no será fácil tomarlo. El guardián de este lugar no permitirá que nadie se acerque sin enfrentarse a él."
Antes de que Reon pudiera responder, un rugido gutural resonó en la hondonada, haciendo temblar el suelo bajo sus pies. De entre las sombras emergió una criatura grotesca, alta como dos hombres, con un cuerpo cubierto de escamas negras y ojos rojos que brillaban con odio puro. Sus garras largas y afiladas raspaban el suelo, y su aliento era un vaho espeso y nauseabundo.
"Prepárate, Reon," dijo Lysandra, desenvainando su espada con un brillo decidido en sus ojos. "Esta batalla no será fácil, pero juntos podemos vencer."
Reon sintió la energía del amuleto fluir a través de él, llenándolo de una fuerza renovada. Con una última mirada a Lysandra, levantó su propia arma, listo para enfrentar al guardián oscuro y reclamar el fragmento que los acercaría un paso más a restaurar el equilibrio en Elaria.
La batalla estaba a punto de comenzar, y Reon sabía que en este momento, cada decisión, cada movimiento, determinaría no solo su destino, sino el destino de todos los mundos conectados a Elaria.