El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
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Tienes que cargarme.
...Días después....
...Nicolás....
La llevé a comprar ropa nueva. Tenía que preparar una maleta para nuestra luna de miel.
— La ropa aquí es muy cara. — Por su tono me pareció una queja.
— No te preocupes. Yo voy a pagar. — No debe preocuparse por pequeñeces.
— Aún así. Nada de aquí es de mi estilo. — Apenas y había visto las primeras filas de ropa.
— ¿Y cuál es tú estiló.? — Diferente al de Lucrecia si es. A ella le gustaba usar ropa ajustada, ropa que luciera su figura, Cristina en cambió...
— La ropa cómoda es mi estilo. — Eso ya lo había notado.
— Teniendo tan bonita figura vas a usar ropa cómoda. — Me dí cuenta de su delgadez cuándo la abracé, y también por qué su cuerpo anda nadando entre su ropa.
— Gracias por el halagó, pero honestamente no me gusta la ropa ajustada. Me siento muy incómoda con ella. — Pensé que la incomodidad era parte del estilo.
...Cristina....
Tal vez porqué antes estuve enferma. Pero ahora no lo estoy. Debería intentar lo que el quiere.
— Sólo prueba usar ropa ajustada. Si en verdad no te gusta no diré nada. — Mm.
— Está bien. — Elegí algunas cosas.
— Haré que lleven ésto a nuestra casa. Cuándo nos casemonos no tienes que hacer maletas.— Hacer maletas no me molesta. Pero creó que debería hacerle caso.
— Bueno.
— Falta la ropa interior. Vamos a comprarla.
— Tú no irás. — Se que nos vamos a casar y verá todo pero aún no es mi esposo. — Yo compraré la ropa sóla.
— Cómo desees. — Me dió una tarjeta. — Comprá mucha, el encajé me gusta mucho.
— No compraré lo que te gusta a ti. — Me quejé y el sólo se rió.
Fuí a comprar suficiente y le dí las bolsas para que se las llevará.
...Días después....
...Nicolás....
Ella y yo nos casamos. Fue una boda sencilla pero me gusto. Siempre me imaginé así con Lucrecia, luego imaginé a Mark con ella. Pero al final ninguno la tuvo.
Después de la boda la llevé a un departamento que compré para los dos.
— ¿Qué haces ahí parada.? — Le pregunté al ver que no me seguía.
— Tienes que cargarme.
— ¿Qué.?
— Debes entrar conmigo en brazos hasta la casa. Eso es lo que he leído en todos los libros. Y lo que he visto en las novelas. — ¿Por qué le tienen que gustar las novelas románticas.?
— Vivimos en el último piso. — Me quejé.
— Yo no te dije que eligieras el último piso. — Exacto. No lo hizo. — Ahora cargarme o no entraré contigo.
Caminé hacía ella y la tomé en mis brazos. Subí al elevador y presioné el botón del último piso. Ella iba sonriendo cómo una niña.
— ¿Estás cómoda.? — Ella asintió con la cabeza.
— Siempre me imaginé entrando asi a la casa de mi esposo. Gracias por complacerme. — Escucharla hizo que se me pasará el mal humor.
— De nada.
Llegamos al departamento y cerré la puerta. La llevé hasta la habitación y la senté en la cama. Quería asustarla un poco por haberme hecho subir tantos pisos con ella en brazos.
— ¿Qué imaginaste en éste momento.? — Me acerqué a sus labios.
— Imaginé que le entregaría mi primera vez a mi esposo. — No se veían para nada asustada.
— ¿Y lo vas hacer.? — Pregunté un poco sorprendido. Ella asintió con la cabeza.
— Aunque no me ames.
— ¿Quién te dijo que no te amó.?
— ¿Lo haces.?
— Tú siempre estás en mi cabeza cuándo me voy a dormir. A veces sueño contigo. Cuándo estoy cerca de ti mi corazón late cómo cuándo estaba... —Se quedó callada en esa parte. Seguro diría sobre su enfermedad. —También siento ésos animales en la panza.
Me reí con eso último que dijo.
— ¿Las mariposas.?
— Si. Esos animales. — Se levantó y me dió un beso. — Quiero hacer el amor contigo. Esposo mío. — Sonrió y yo la acerqué más a mi cuerpo. Le bajé la cremallera del vestido y besé su clavícula. Vi la cicatriz que tiene en el pecho pero no le di importancia. Me quité el sacó, acción en la cuál ella ayudó.
También ayudó con mi camisa y mi pantalón.
— ¿Te imaginaste haciendo todo esto.?
— No. Sólo estoy improvisando. — Sonreí y la levanté en mis brazos. La hice sentir mi erección sobre su ropa interior y ella se notó complacida. La acosté en la cama y besé sus bubis, después metí una a mi boca mientras acariciaba la otra. Bajé a su zona íntima y le abrí las piernas. Le saqué esa prenda estorbosa y lami esa parte.
— Sabes deliciosa.
— Aaaa.
— ¿Te gusta ésto.?
— Si. Aaa. — Le dí placer hasta que se vino en mi boca. Me saqué el boxer y entré en ella poco a poco.
— Aaaa. — Entré más y sentí cómo algo se rompió. Ella se veía muy complacida así que seguí en**stiendola suave y poco a poco incremente el ritmo. — Aaaaa. Aaaaa. Aaaa. — Daba unos gemidos que me estaban enloqueciendo. — Te amo. Aaa.
— Yo también. — Me vine dentro de ella y paré. Es de los mejores orgasmos que he sentido. Y estar con ella fue una experiencia única que jamás voy a olvidar.