Apariencia de Ángel tenía ella, una mujer que se vio obligada a casarse con un hombre que no conocía , mejor dicho que no conoce durante los tres primeros años de dicho matrimonio , acostumbrada a su soledad en aquella mansión un día de la nada se ve obligada a actuar como toda una señora ante su regreso . El era tan frío con una apariencia de demonio que nadie podía llegar a pensar que en su vida existiera lugar para la familia o el amor pero todo cambia cuando se ve en la obligación de cumplir su papel dentro de aquel matrimonio y la conoce a ella .
¿ Podrá existir entre ellos más que una unión por obligación ?
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capitulo 10
Anna se quedó completamente inmóvil al darse vuelta y percatarse de que era Axel quien se aproximaba hacia ella. En ese instante, todas las chicas a su alrededor parecían rendidas ante el atractivo innegable de aquel hombre que avanzaba con paso firme. ¿Y quién podría culparlas? Con un cuerpo atlético que resaltaba bajo un traje negro impecable combinado con una camisa blanca, y esos ojos marrones profundos que parecían reflejar la luz del sol, Axel irradiaba una mezcla cautivadora de misterio y elegancia.
—Anna, has dejado tu móvil —dijo Axel con el celular en la mano y una sonrisa casi inapreciable.
Anna solo pudo articular un simple:
—Gracias.
—Me alegro de que te hayas puesto esa chaqueta —dijo Axel acercándose a ella y susurrándole casi al oído.
—¿¿Ah?? —Anna se quedó de piedra al sentir su cálido aliento tan cerca de ella.
—Paso por ti en la tarde. Que pases un buen día —dijo Axel con voz suave, pero expresión seria y se dio la vuelta.
Anna solo podía pensar en que todos tenían la mirada puesta en ella. Se dio la media vuelta y se dirigió al campus cuando su amiga se acercó y la tomó del brazo.
—¿Qué demonios ha sido eso? —preguntó Lauren.
—De acuerdo, solo procura no hacer ningún escándalo, ¿vale?
—Habla ya —soltó ella un poco impaciente.
—Axel es... —Anna tomó aire antes de continuar y confesar eso a lo que apenas se acostumbraba.— es mi esposo.
—¿Qué? ¡No juegues con eso, nena!__Lauren quedo boquiabierta con aquella confesión.
—No estoy jugando, te contaré todo...
—Cuando tenía dieciocho años, fue el mismo año en que murieron mis padres en aquel accidente. Días después de cumplir años, llegó un abogado con unos papeles; era el abogado de mi padre. Al parecer, mi padre había dejado un acuerdo con un hombre para que me casara con su hijo, y resulta que ese hombre era Alexandro Al Jaramane, el padre de Axel.Me negué rotundamente hasta que este me entregó también una carta de puño y letra de mi padre, donde me pedía que aceptara casarme con ese joven, pues sería lo que le garantizaría a él que estuviera a salvo el resto de mi futuro. —Anna tomó aire y su amiga la interrumpió.
—Pero negaste conocerlo, Anna —gruñó ella.
—Es que no lo conocía, Lauren. Todo fue un acuerdo entre el abogado de mi padre y el asistente de Axel, a quien conocí justo el día antes de mi cumpleaños, el día en que fuimos al bar. Cuando llegué a casa, él estaba allí.
—Qué historia, Anna. O sea, que te casaron con una persona que no conocías.
—Efectivamente, solo sabía cómo se llamaba, pero no tenía idea de cómo era, con eso de que a él no le gusta aparecer en la prensa.
—¿Y qué harás, Anna?
—No lo sé. Por el momento estamos tratando de convivir juntos.
—No puedo creerlo, nena, pero mírale el lado bueno: sabes lo que es para ti ser pariente de los Al Jaramane. Es un boleto al cielo, Anna, y más si eres la esposa del Alfa de ellos.
—No sé lo que significa, Lauren, y me da miedo saberlo —dijo esta.
—Tranquila, nena, todo estará bien, ya verás.
En medio de la ajetreada ciudad, se alzaba la imponente estructura con fachada oscura, ventanales grandes e impecables, y la letra "A" tallada en bronce... La compañía Al jaramane.
Axel bajo del auto, se quito las gafas oscuras y se adentró en la empresa de su familia.
Una figura familiar se asomo desde una de las oficinas y con claro entusiasmo salio.
—¡Hijo mío!, hasta que te dignas a aparecer —exclamo el hombre al que Axel se parecía mucho.
—No empecemos, padre, pero sí, acostúmbrate a tenerme más seguido por aquí__Respondio con tranquilidad.
—¿Eso quiere decir que volverás a estar aquí?
—Por el momento me pienso quedar una temporada, padre.
—Me alegro, hijo. También podré conocer a tu esposa.
—Eso creo, padre.
—¿La llevarás hoy a cenar a casa?. Tu madre se pondrá muy contenta de tenerlos allá.
—No lo sé, padre, pero el día de la fiesta sí iremos juntos.
—Me parece bien, hijo, pero recuerda siempre que esa es tu casa__en aquellas palabras aquel hombre escondía aun un rasgo de culpa.
—Bien, ¿y mi madre, cómo está?
—Pues, hijo, ¿qué puedo decirte? Está bien dentro de lo que cabe, aunque cada vez sus nervios se ponen peores con esos dos cabezas huecas de tus hermanos. Su preocupación siempre la deteriora más.
—No sé qué puedo hacer por ella, padre. Me da mucho coraje por todo lo que pasa por culpa de mis hermanos.
—No solo es culpa de ellos, hijo. Tu madre y yo también tuvimos que ver en su manera de ser.
—De igual manera, padre, pero sabes que no pienso discutir por eso. Sabes perfectamente lo que opino de ellos. Mejor cambiemos de tema.
—Tienes razón. ¿Cómo está ella?
—¿De quién hablas, padre? —preguntó Axel, aunque ya sabía.
—De tu esposa, hijo.
Axel se puso nervioso. Debía mentirle a su padre, pues le había dicho a él y a su madre que Anna se encontraba fuera de la ciudad junto a él y que pronto la traería.
—Bien, padre. En estos momentos está en la universidad.
—¿Universidad? —preguntó asombrado el hombre.
—Sí, padre. Anna estudia. Se me había olvidado comentarte...
—Es muy sorprendente, hijo.
—Sí, estudia economía. Ya está en el lapso final.
—Me alegra tanto, hijo. Ya veo que no me equivoqué al escogerla como tu compañera.
—Eso creo, padre. Y me disculpo, pero tengo que ponerme al corriente con los asuntos de aquí.
—De acuerdo, hijo. Ya nos veremos.
Axel se quedó pensativo, rememorando las palabras de su padre. A pesar de no estar conformado al principio con la idea, poco a poco comenzó a aceptar que Anna era, en efecto, su compañera.
Recordó cómo esa mañana, al bajar del coche, Anna había capturado las miradas de muchos chicos. Cuando intentó salir del vehículo, se detuvo. Para Anna, todo era extraño, y para él, incómodo. Pero al ver su móvil abandonado en el asiento, lo tomó para disimular, dejando claro que Anna ya no era una persona sola.
......Una nueva etapa, un destino entrelazado......
El título de la historia debería ser,
"Alcohólica por inmadura".
Tener todo a manos llenas, no siempre es bueno. 🤔😒🤨🇨🇴