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Traicionada por el Esposo, Amada por el Príncipe de Dubái

Traicionada por el Esposo, Amada por el Príncipe de Dubái

Status: Terminada
Genre:CEO / Traiciones y engaños / La mimada del jefe / Casada con el millonario / Completas
Popularitas:3
Nilai: 5
nombre de autor: Rere ernie

Alena Prameswari creía que el amor podía cambiarlo todo.

Pero tras tres años de matrimonio con Arga Mahendra, comprendió que la lealtad no significa nada cuando solo una parte es la que lucha.

Cuando la traición sale a la luz, Alena decide marcharse. Acepta un proyecto de diseño en Dubái… un nuevo lugar, un nuevo comienzo.

Sin esperarlo, un encuentro profesional con un joven príncipe, Fadil Al-Rashid, abre una página de su vida que jamás imaginó.

Fadil no es solo un hombre multimillonario que la colma de lujos,
sino alguien que valora las pequeñas heridas que antes fueron ignoradas.

Pero un nuevo amor no siempre es sencillo.
Existen distancias culturales, orgullo y un pasado que aún no ha terminado de cerrarse. Esta vez, sin embargo, Alena no huye. Se mantiene firme por sí misma… y por un amor más sano.

¿Logrará Alena encontrar finalmente la felicidad?

Esta historia es un viaje para las mujeres que han sido heridas…

NovelToon tiene autorización de Rere ernie para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9

España.

Tras la marcha de Alena, la vida de Arga pareció más ligera. O eso creyó al principio.

Durante los primeros meses después del divorcio se sintió aliviado, libre de la rutina que le había aburrido durante tanto tiempo. Sin embargo, Alena nunca había hecho nada malo. La mujer siempre era amable, atenta y le respetaba sin reproches. Pero, por alguna razón, había un vacío en el corazón de Arga que no podía explicar. Sólo sabía una cosa, su amor por Alena se desvanecía lentamente.

Hasta que llegó Nadine.

Esta mujer inteligente y encantadora apareció como aire fresco en medio del cansancio de la rutina de la oficina, Nadine era diferente. Era una mujer llena de risas, sociable y capaz de hacer que todos a su alrededor se sintieran cómodos. Arga, que al principio sólo admiraba la forma de ser de Nadine, poco a poco empezó a esperar la presencia de la mujer cada día.

Cuando Alena le preguntó por su relación con Nadine, Arga lo negó. Pero resulta que esa sencilla admiración fue haciendo crecer otra semilla, una semilla que le hizo olvidar a la esposa que le esperaba fielmente en casa.

Y cuando Alena finalmente entregó los papeles del divorcio, Arga no intentó detenerla. Sólo la miró una vez, le preguntó una cosa y firmó los documentos sin reparos. Pensó que estaría bien.

Pero ahora... meses después, la soledad empieza a morder. Su casa le parece demasiado silenciosa. Ya no está la suave voz de Alena saludándole por la mañana, ni el aroma de la comida que solía darle la bienvenida cuando volvía.

Ese silencio se transformó poco a poco en una sensación de pérdida, una sensación que había ignorado durante tanto tiempo.

"Mas, ¿estás soñando despierto?", la voz de Nadine interrumpió sus pensamientos, sus delgados dedos golpearon suavemente la mesa del restaurante donde solían cenar. Incluso, desde que Arga era todavía el marido de Alena.

Arga respiró hondo. "Voy a pedir una larga baja dentro de unas semanas, tengo algo que arreglar".

La mirada de Nadine se agudizó al instante. Sabía sin necesidad de preguntar, a dónde se dirigía el hombre. Dubái, donde ahora vive Alena. El miedo se apoderó de su pecho. Durante todo este tiempo, aunque había logrado que Arga se separara de Alena, nunca había poseído realmente al hombre. Arga nunca le había dicho que la amaba.

"Mas", dijo Nadine con cautela, su voz casi temblaba, "¿No soy suficiente para ti?".

Arga frunció el ceño. "¿A qué te refieres?"

"Siempre estoy a tu lado, Mas. Te acompaño en la oficina, escucho todas tus quejas. Y tú también eres a menudo atento conmigo. Me das café, aperitivos... me haces sentir cómoda aunque sea una empleada nueva. Cuando estoy enferma, eres tú quien me acompaña hasta altas horas de la noche... cuando Alena te está esperando en casa. Pensé... todo eso era porque me amabas. ¿No te divorciaste de Alena por mí?".

Arga guardó silencio durante mucho tiempo. Sus ojos miraban fijamente a la ventana, reflejando las luces de la noche. En ese silencio, la imagen del rostro de Alena apareció tan clara. La mirada fría de la mujer sin lágrimas, las palabras de despedida pronunciadas con una firmeza dolorosa cuando Alena le tendió los papeles del divorcio.

Cerró los ojos un momento, una sensación de opresión se extendió por su pecho. Sólo ahora se dio cuenta de que la sensación de pérdida no se debía a los hábitos perdidos, sino a su amor por Alena que nunca había muerto realmente.

Cuando Arga abrió los ojos, su mirada era tranquila pero aguda. "Nadine, yo me equivoqué. Te hice entender mal. Te admiro... haces que mis días en la oficina sean más coloridos. Pero sólo hasta ahí, nunca te he amado".

¡Brak!

Nadine golpeó la mesa con los ojos brillantes de ira. "¡¿Entonces por qué te divorciaste?! Si no es por mí, ¿entonces por quién?".

"Alena pidió el divorcio", respondió Arga en voz baja, pero firme. "En ese momento era demasiado arrogante para detenerla. Pero ahora... me doy cuenta de que he perdido algo irremplazable. Resulta que todavía la amo".

El cuerpo de Nadine temblaba. Sus dedos estaban apretados, las uñas casi perforaban la piel de sus palmas. Se mordió el labio inferior, conteniendo la rabia mezclada con el arrepentimiento. Durante todo este tiempo había intentado acercarse lo más posible a Arga, incluso planeando arrebatarle el corazón por cualquier medio, pero todo fue en vano.

Nunca había logrado que el hombre se enamorara realmente de ella.

Y ahora, Arga empieza a buscar el camino de vuelta... al amor que antes había desechado tan fácilmente.

.

.

.

Dubái.

Al día siguiente, volvió a llover. La oficina estaba vacía, la mayoría de los empleados trabajaban desde casa. Sólo Alena seguía allí, terminando la última revisión del diseño.

Fadil salió de su despacho y se sentó no muy lejos de Alena.

El ambiente era silencioso, sólo el sonido de la lluvia golpeando el cristal.

"¿Por qué no te vas a casa?", preguntó Fadil.

Alena se sobresaltó, no esperaba que Fadil estuviera allí. "Me gusta el ambiente de la oficina cuando está tranquilo, se siente pacífico".

"¿Pacífico o solitario?", preguntó el hombre de nuevo.

Alena sonrió levemente. "Ambos".

"Sabes, perdí a alguien hace unos años". De repente, Fadil empezó a contar.

Alena se giró suavemente.

"Mi prometida, tuvo un accidente de coche. Yo... no tuve tiempo de despedirme de ella".

Alena miró al hombre durante mucho tiempo. No vio tristeza en el rostro de Fadil, sólo una tranquilidad nacida de la aceptación.

"¿Y... tú?", preguntó Fadil suavemente.

"He perdido el hogar donde me apoyaba", respondió Alena con sinceridad. "No físicamente, sino el lugar que se suponía que me hacía sentir segura. He perdido a alguien que una vez fue muy importante, pero él... dejó de amarme".

Guardaron silencio durante bastante tiempo, limitándose a escuchar el sonido de la lluvia que era tan tranquilizador.

"¿Entonces qué te mantiene fuerte?", preguntó Fadil de nuevo.

"Tal vez porque creo que cada pérdida será reemplazada. No con lo mismo... sino con algo mejor".

Fadil miró a la mujer de hermosos ojos profundamente. "Eres... una de las personas más valientes que he conocido".

"Sólo estoy aprendiendo a quererme más a mí misma, no a ser valiente".

"No, la valentía no es no tener miedo. Sino seguir adelante... aunque tengamos miedo". Fadil sonrió suavemente.

Y bajo esa rara lluvia, Alena miró a Fadil no como a un jefe... sino como a alguien que la entendía, sin necesidad de muchas palabras.

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