LOS RUTTHERFORD - NATALIA RUTTHERFORD

Sin tener más remedio que ir al dichoso acto de una pandilla de matones, agotada queriendo que ya terminara para poder ir a descansar cuando aún ni siquiera habían llegado al sitio, respiro profundo y decidió ponerle buena cara a ese mal tiempo, después de todo, ¿Qué otra opción tenia?, durante todo el camino en la camioneta estuvo sentada con MIsha a su lado abrazándola temiendo que se le fuera a escapar nuevamente en cuanto se descuidara.

Luego de un buen rato de camino, al fin llegaron y pudo bajar a estirar su cuerpo, salió del auto y vio un gran edificio en medio de prácticamente la nada, entraron y se percató de que se trataba de un hotel con una decoración refinada y discreta. El espacio era amplio y luminoso, con paredes revestidas en tonos oscuros y detalles en madera de alta calidad.

Caminaron por el lobby hasta ser guiados hacia una sala privada donde se encontraba una excéntrica decoración. Mesas, manteles finos y vajilla de porcelana estaban cuidadosamente dispuestos, acompañados de copas de cristal cristalino y botellas de whisky añejado.

Una pista de baile en el centro del salón, con un suelo brillante de madera pulida, estaba rodeada por mesas elegantes cubiertas con manteles de lino blanco, decoradas con arreglos florales discretos y candelabros pequeños.

-          Dijiste que era un acto político, esto es la decoración y el ambiente para una celebración – le dice Natalia a Vasily, luego de apreciar todo el lugar.

-          Es un acto político – le dice el hombre en tono serio – le explicare, por tradición se debe realizar esta “celebración”, para afianzar el pacto entre facciones, aunque si de mí dependiera dicho pacto nunca hubiera sido firmado, pero dado que estos tipos son una panda de debiluchos que al parecer no sirven ni para usar sus cuerpos de escudo y dado que soy el nuevo jefe y si todos estos inútiles mueren los negocios no marcharían de la misma forma, me vi obligado a hacerlo – le dice en tono tedioso – porque de haber seguido por mi cuenta, le aseguro que ya hubiera puesto una bala en la cabeza de Frederick Ruttherford y Samanta Ivanova – le dice sonriendo.

-          Demasiada confianza ha llevado a la tumba a muchos – le dice mientras lo observa amenazante. El hombre era tan descarado que se atrevía a hablarle sobre querer matar a su hermano sin tapujos, como si de un tema casual se tratara.

-          No es confianza señorita – le dice acercándose y la observa fijamente – es solo que, a diferencia de ellos, no le temo a la muerte – le dice con una sonrisa de hiena en sus labios.

-          Quien dice que Frederick teme morir – le dice enfrentándolo.

-          Yo nunca dije que tuviera miedo de su propia muerte – le dice sonriendo.

Natalia lo veía como la porquería inhumana que era ese hombre, obviamente la estaba provocando porque sabía de la relación entre Natalia y Frederick, un simple juego para un lunático desquiciado.

-          Señor – le dice uno de los guardias de Vasily – los invitados ya están llegando – le dice de forma discreta.

-          Excelente, ¿la pieza principal? – le pregunta curioso

-          Ya está aquí, señor – le dice el hombre

-          Bien, excelente –dice complacido – si me disculpa debo ir a cumplir con la fachada – le dice

-          Mamá, quiero agua – le dice Misha a Natalia tomando su mano.

-          Cumpla con su trabajo, que yo hare el mío – le dice con una mirada desafiante.

-          Que disfrute la fiesta – le dice sonriéndole y luego se aleja.

Los invitados, vestidos con trajes a medida y vestidos largos de noche, comenzaron a entrar al salón, mientras ella aun permanecía con su ropa de oficina, debido a que el idiota lunático no le dio ni tiempo de arreglarse para la ocasión.

Natalia comenzó a mirar por las mesas de bebidas y noto que en ninguna de ellas había agua o alguna bebida que el niño pudiera tomar.

-          Mira mamá, es agua – en una de las mesas Misha había visto una botella de wisky blanco y lo había confundido con agua dado que también era transparente.

-          No, no espera – le dice al niño que corría hacia la mesa donde se encontraban varios invitados escogiendo sus tragos – ¡Misha! – lo llama, pero ya era demasiado tarde, había tropezado con una mujer al llegar frente a la mesa

-          Mamá, quiero agua – le dice el pequeño pensando que Natalia lo había reprendido por haber tropezado con una de las invitadas, sus ojos ya se encontraban llorosos.

-          Si Tranquilo, te buscaremos algo de agua – le dice abrazándolo y logrando calmarlo – ahora discúlpate con la señora – le dice de forma cariñosa – lo siento él…. – se quedó pasmada y sin poder hablar al ver a la mujer que se encontraba frente a ella, entre todas las personas con las que Misha podría tropezar, tuvo que ser exactamente la esposa de su hermano.

-          ¿Cómo has estado? – le dice Samanta con una sonrisa - eres Natalia, la hermana de Math, ¿no es así? – le dice reconociéndola.

-          M… ¿Math se encuentra contigo? – le dice en tono nervioso

-          No – le dice encogiéndose de hombros - ¿tú que haces aquí? Y ¿por qué el hijo de Vasily te dice mama? – Le pregunta curiosa

-          La historia es muy larga – le dice con voz tediosa, en realidad no sabía ni por donde comenzar a explicar – la realidad es que….

-          Mamá, quiero agua – le dice el pequeño interrumpiendo la conversación

-          Lu… Luego aclarare esto – le dice Natalia a Samanta, mientras era arrastrada por el pequeño Misha – por favor no le digas nada a Math – le dice antes de alejarse

Salvada por la campana, Misha había interrumpido la conversación, logrando que ella pudiera salir de esa situación. Aunque unos segundos más tarde se percató de que la suerte quizás no estuviera del todo de su lado.

Frente a ella, a punto de salir hacia el Lobby se encontraba Math, quien aún no parecía haberse percatado de que ella se encontraba allí.

-          ¿Qué hago?, ¿Doy la vuelta? – estaba entre la espada y la pared.

Determinado paso al lado del hombre girando su cabeza en dirección contraria esperando pasa desapercibida.

-          Natalia, ¿Qué haces aquí? – le dice Math tomándola del brazo en el momento en que pensaba escabullirse.

-          M… Math – le dice nerviosa, fingiendo no haberlo visto – que coincidencia, ¿Qué haces aquí? – le dice de forma esquiva

-          No intentes evadir mi pregunta – le dice en tono molesto

-          Mamá, quiero agua – le dice Misha que se colgaba de Natalia.

-          ¿Mamá? – dice Math sorprendido - ¿puedes explicar esto? – le dice señalando al niño.

-          Si claro, pero antes, ¿no quisieras ir a ver por qué ese hombre se encuentra tan cerca de tu esposa? – le dice viendo hacia la mesa de tragos donde se encontraba Samanta siendo sofocada por un hombre.

-          No te muevas de aquí – le dice molesto antes de alejarse en rescate de su esposa.

-          Claro – le dice sonriendo, obviamente no se quedaría allí – Vamos por tu agua Misha – le dice al pequeño con una sonrisa victoriosa de haber logrado librarse.

Ya que, no podía dar una explicación concreta del motivo por el cual se encontraba allí, temía que la mas mínima palabra de haber sido obligada, podría causar otro conflicto en el cual alguno de los suyos resultara herido.