Rein Ji Won, la inalcanzable "Reina de Hielo" del Instituto Tae Son, es la heredera de un imperio empresarial, y por lo mismo un blanco constante. Su vida en la élite de Seúl es una jaula de oro, donde la desconfianza es su única aliada.
Cuando su padre Chae Ji Won regresa de un viaje de negocios que terminó en secuestro, trae consigo un inesperado "protegido": Eujin, un joven de su misma edad con una sonrisa encantadora y un aire misterioso que la intriga de inmediato. Rein cree que su padre solo está cumpliendo una promesa de gratitud. Lo que ella no sabe es que Eujin es un mercenario con habilidades letales y un contrato secreto para ser su guardaespaldas.
La misión de Eujin es clara: usar todo su encanto para acercarse a la indomable heredera, infiltrarse en su círculo y mantenerla a salvo.
En el juego del lujo, las mentiras y el peligro, las reglas se rompen.
NovelToon tiene autorización de AmericanWidow para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13: El Regreso a la Cueva de los Lobos
...La Dulce Amargura de la Despedida...
La semana en Busan fue un remanso de paz para Rein, una inmersión total en la vida que había anhelado en secreto. La tierra, la sencillez y, sobre todo, la constante presencia de Eujin, habían curado viejas heridas.
Aprendió a distinguir los diferentes tipos de kimchi, a manejar un caballo con dignidad (aunque con ayuda de Eujin) y, lo más importante, a amar con una entrega total.
La despedida de los Abuelos Min Song fue agridulce. Rein, la mujer que rara vez mostraba emoción, abrazó al Abuelo Min con lágrimas en los ojos.
—Volveremos pronto, Abuelo. Se lo prometo. Vendremos al menos dos veces al mes. Y no se preocupe por el huerto.
—No te preocupes por nosotros, hija. Ve a conquistar el mundo con mi nieto. Pero tráiganme gimbap de Joon —pidió el abuelo, con un guiño.
La Abuela Min, en uno de sus momentos de perfecta claridad, tomó la mano de Rein.
—Sé feliz, niña. Eujin es un hombre que cumple sus promesas. No lo dejes ir.
Rein ya había puesto en marcha su plan logístico. Había pedido a Eujin que hablara con Seo-Yeon Lim y Joon Sou-min. Aunque Seo-Yeon seguía siendo fría sobre la idea de Eujin de irse a Seúl, aceptó de mala gana la propuesta de turnarse con Joon para visitar a los abuelos a diario.
—Más te vale que cuides de Eujin, mujer de Seúl. O me encargaré de ti —advirtió Seo-Yeon.
—Lo haré. Y tú cuida mis vegetales. Eres la única en la que confío —respondió Rein, sin dejar de lado su tono desafiante.
Además, Rein envió a un equipo de jardinería discreto de Ji Won Global para ayudar con el trabajo pesado de la granja, asegurándose de que el abuelo Min solo supervisara y disfrutara. También hizo una cita con Joon en Seúl: la sociedad para expandir su restaurante estaba en marcha.
Eujin se quedaría dos días más para finalizar los asuntos de Epsilon y prepararse para el traslado. El Asistente Han Kyeong-Hwan, un prodigio de la ciberseguridad, se iría con Eujin. Era talentoso y leal, y merecía una oportunidad en la gran liga.
...El Reencuentro con el Mentor...
Dos días después, Eujin aterrizó en Seúl. No en la mansión Ji Won, sino en un loft que había alquilado cerca de su antigua escuela para su asistente, para mantener la fachada.
El verdadero reencuentro fue en la mansión, por la noche.
Eujin se encontró con Chae Ji Won en la terraza. El magnate estaba más canoso y delgado, pero se veía notablemente más tranquilo. El peso de los escándalos y el imperio había disminuido. Había vendido las partes más politizadas de la corporación y ahora se dedicaba a inversiones personales y filantropía.
—¡Eujin, me alegra que hayas vuelto! —dijo Chae, abrazándolo con una calidez paternal.
—Señor Ji Won. Se ve bien, más relajado.
—Lo estoy. Ya no tengo que preocuparme por las amenazas del Primer Ministro Kim, y mi hija... bueno, ella está a cargo. Es una fuerza de la naturaleza.
Chae sonrió, palmeando la espalda de Eujin.
—Rein me contó el plan: Vender la corporación y volver a Busan. Es una locura, pero es suyo —con una sonrisa que llegaba a sus ojos, Chae parecía tranquilo al ver a Eujin —Me alegra que estés a su lado. Eres el único en quien confío.
La mansión era tan grandiosa como Eujin la recordaba, pero Rein ahora poseía el ala más grande del último piso. Había redecorado, creando un espacio moderno y elegante, pero con un aire de intimidad y calidez.
—Te gusta, ¿verdad? —preguntó Rein, guiándolo.
—Es... impresionante. Demasiado grande para dos.
—No, es perfecto. Es nuestro hogar por un año. Y quiero que todos lo sepan, nuestra relación debe ser oficial.
Rein había organizado la ropa de Eujin, sus pertenencias de Busan, en un vestidor contiguo al suyo. La formalidad de su antigua relación había desaparecido. Eran pareja, en el sentido más completo de la palabra.
...El Evento Benefactorio y el Anuncio...
La primera gran aparición de Rein y Eujin fue en un evento benefactorio anual de la élite de Seúl, el mismo tipo de evento donde la alta sociedad hacía sus jugadas de poder. Rein asistía a más eventos que nunca, consolidando su posición como CEO de Ji Won Global.
Rein estaba deslumbrante. Llevaba un vestido de noche color esmeralda que complementaba perfectamente sus ojos y resaltaba su figura. Eujin vestía un esmoquin que su sastre personal había adaptado a su físico. Se veían como la pareja real del mundo corporativo.
Llegaron de la mano. La prensa se volvió loca. La atención estaba centrada en el "protegido" que había desaparecido y que ahora regresaba como el socio indiscutible de la Emperatriz.
En el salón, el ambiente era espeso con rumores.
Dae Kim no tardó en aparecer. Estaba allí, con un traje impecable, todavía intentando ascender en la política. Iba acompañado de una modelo, pero sus ojos estaban fijos en Rein y Eujin.
—¡Rein! ¡Eujin! —exclamó Dae, forzando una sonrisa.
—Dae. Te ves... político —dijo Rein, su tono era helado, pero sin ira.
—Me alegra verte, Eujin. Parece que has vuelto del campo. ¿La vida de granjero te sentó bien?
Aunque podía ser una farsa, la tranquilidad de Dae Kim parecía ser auténticamente relajada. Eujin no sabía si estaba probándolo, ya que la última vez que se vieron no terminaron en "buenas condiciones". +
—Me sentó bien, Dae. Me enseñó a reconocer la mala hierba, y a cortarla de raíz —respondió Eujin, su sonrisa era educada, pero sus ojos prometían peligro.
Dae sintió la familiaridad y la posesividad entre ellos.
—Veo que has traído a tu... guardaespaldas de vuelta, Rein. ¿El pequeño proyecto de caridad se graduó a escolta?
Rein tomó el brazo de Eujin con una firmeza que no dejaba lugar a dudas.
—No, Dae. Eujin es mi socio de negocios y, como puedes ver, mi pareja oficial indiscutible.
El político abrió los ojos, atónito ante la noticia, pero antes de que pudiera decir algo otra aparición estelar se hizo notable.
Yuna Lee se acercó, su expresión era de genuina alegría. Había cumplido su promesa con Rein de forjar una amistad extraña, pero real.
—¡Rein! ¡Eujin! ¡Se ven maravillosos! Eujin, me alegra mucho que hayas vuelto, Rein estaba insoportable sin ti.
—Me alegra verte, Yuna. Te ves feliz —dijo Eujin, devolviéndole la amabilidad.
Yuna le susurró a Rein, con una sonrisa pícara.
—Lo sabía. El granjero te volvió a domar.
Rein sonrió, un brillo de triunfo en sus ojos.
El punto culminante de la noche llegó durante el discurso de Rein en el podio. Habló sobre la importancia de la ciberseguridad y la visión de su corporación.
Al final de su discurso, Rein miró directamente a Eujin, que estaba de pie al lado de Chae Ji Won.
—Y finalmente, me gustaría presentarles a mi nuevo socio. El hombre que revolucionará la ciberseguridad en Asia, y el único en el que confío con todo mi corazón —extendió su brazo en dirección a Eujin, haciendo ademán para que se acercara —El Sr. Min Song, CEO de Epsilon Security. Y quisiera agregar oficialmente, mi novio.
Eujin subió al podio, y la multitud estalló en aplausos, una mezcla de sorpresa y aceptación. Tomó la mano de Rein, y el flash de las cámaras selló el momento.
No había vuelta atrás. La Reina de Hielo y el Mercenario habían regresado a Seúl, no como víctima y protector, sino como dos fuerzas imparables y, lo más importante, enamoradas y oficialmente juntas.
El juego había cambiado.