NovelToon NovelToon
Un Hogar En El Apocalipsis

Un Hogar En El Apocalipsis

Status: En proceso
Genre:Sci-Fi / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Cami

El mundo cayó en cuestión de días.
Un virus desconocido convirtió las calles en cementerios abiertos y a los vivos en cazadores de su propia especie.

Valery, una adolescente de dieciséis años, vive ahora huyendo junto a su hermano pequeño Luka y su padre, un médico que lo ha perdido todo salvo la esperanza. En un mundo donde los muertos caminan y los vivos se vuelven aún más peligrosos, los tres deberán aprender a sobrevivir entre el miedo, la pérdida y la desconfianza.

Mientras el pasado se desmorona a su alrededor, Valery descubrirá que la supervivencia no siempre significa seguir con vida: a veces significa tomar decisiones imposibles, y seguir adelante pese al dolor.
Su meta ya no es escapar.
Su meta es encontrar un lugar donde puedan dejar de correr.
Un lugar que puedan llamar hogar.

NovelToon tiene autorización de Cami para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

22

El conocimiento de la infección universal era como un parásito en la mente de Valery, royendo cada pensamiento. No se trataba solo del miedo a los muertos vivientes o a los cazadores, sino de una amenaza que llevaba en la sangre, que dormía en el cuerpo de su hermano y en el suyo propio. La paranoia se había instalado, haciendo que cada sombra pareciera moverse y cada suspiro del viento sonara como un gemido post-mortem. No podían seguir expuestos. La venganza, el hambre, todo pasaba a un segundo plano frente a la necesidad primordial de un refugio, un lugar donde el enemigo exterior —y el interior— no pudiera alcanzarlos.

Durante horas, caminaron en silencio, alejándose de la carretera y adentrándose en lo más espeso del bosque. Valery escogía el terreno más difícil, cruzando arroyos y subiendo por pendientes rocosas, no por táctica, sino por la desesperada esperanza de borrar su rastro por completo. Luka la seguía sin quejarse, sus pequeños pasos intentando emular la determinación de su hermana, pero su silencio era más elocuente que cualquier llanto. No preguntaba adónde iban, ni por qué. Simplemente confiaba, y esa confianza era un peso más en la ya abrumadora carga de Valery.

Siguiendo el curso de un arroyo seco, Valery encontró lo que buscaba: una grieta en la base de una colina rocosa, casi completamente oculta por una cortena de enredaderas y espinos. No era una cueva profunda, sino un hueco poco profundo en la piedra, lo suficientemente grande para los dos y, lo más importante, fácil de defender. Un solo acceso. Con manos sangrantes, arrancó ramas de pino y las entrelazó frente a la entrada, creando una barrera que a simple vista parecía un matorral más.

—Aquí —dijo, su voz ronca por la falta de agua—. Esto es nuestro por ahora.

Dejó a Luka con sus mochilas y lo que quedaba de sus provisiones. Luego, tomó una decisión. La ballesta descansó en sus manos, un arma fría y silenciosa que se había convertido en una extensión de su cuerpo.

—Luky, escúchame —se arrodilló frente a él, sus ojos buscando los suyos en la penumbra del refugio—. Tengo que volver. Al claro.

El niño abrió los ojos, el pánico asomando de inmediato.

—No.Valery, no.

—Tengo que hacerlo —insistió, con una suavidad que le costó un esfuerzo inmenso—. Nos quedamos sin el kit de emergencias, sin la chaqueta de papá... sin su reloj. Y hay más comida en el SUV. Cosas que necesitamos. —Puso la pistola en las manos de Luka, cerrando sus pequeños dedos alrededor del frío metal—. Tú te quedas aquí. No salgas por nada. Si oyes algo que no sea mi voz, te escondes en lo más profundo. Y si alguien intenta entrar... —Hizo una pausa, el corazón apretándosele en el pecho—. Usas esto. Sin dudar. ¿Me entiendes?

Luka asintió, tragando saliva. Sus labios temblaban, pero su mirada era de una determinación trágica y adulta. —Sí.

—Volveré —prometió ella, y por primera vez desde la muerte de su padre, sus palabras sonaron no como una amenaza, sino como un juramento sagrado—. Siempre vuelvo.

La marcha de Valery fue un lento suplicio. Cada paso que la alejaba del refugio sentía como una traición, como si estuviera desgarrando el único lazo seguro que le quedaba en el mundo. Su mente, nublada por el cansancio y el dolor, comenzó a jugarle tricks. En el crujir de las hojas oía la respiración de Luka convertida en el gemido de un infectado; en el susurro del viento, su voz llamándola para avisarle de un peligro imaginario. Se obligó a concentrarse en la tarea, a convertir el miedo en combustible para la rabia. Aquellos hombres no solo le habían quitado a su padre, sino que ahora la obligaban a dejar a su hermano solo, vulnerable. Cada latido de su corazón marcaba un compás de odio que se iba solidificando en su interior, un mineral pesado y oscuro que desplazaba todo lo demás.

El regreso al claro fue una pesadilla de sombras y sonidos amplificados. Cada crujido bajo sus pies era un trueno. Cada animal nocturno, un enemigo. Cuando llegó, el lugar estaba bañado en la luz fría de la luna. El SUV parecía un cadáver metálico más en el camposanto del bosque. No había señales de que los hombres hubieran regresado. El silencio era absoluto, roto solo por el latido furioso de su propio corazón.

Trabajó con rapidez, moviéndose como un fantasma entre los restos. Sacó latas de comida, botellas de agua, una manta. Encontró el botiquín de primeros auxilios bajo el asiento del pasajero y, al lado, la chaqueta de cuero de Derek. Al tocarla, un escalofrío le recorrió la espalda. Hundió la mano en un bolsillo interior y sus dedos se cerraron alrededor del reloj de su padre. La esfera estaba agrietada, las manecillas detenidas para siempre en la hora de su muerte. No fue la tristeza lo que sintió, sino un frío propósito. Lo guardó en su propio bolsillo, junto a su corazón.

Mientras empaquetaba lo último, sus ojos se posaron en el lugar donde había sepultado a su padre por segunda vez. La tierra seguía revuelta, un testimonio mudo de la verdad más horrible. Por un momento, le pareció ver la tierra moverse de nuevo, y un sudor frío bañó su nuca. Sacudió la cabeza, ahuyentando el fantasma. No podía permitirse el lujo de perder la cordura. No aún. Con un último vistazo al claro, cargada como una mula con el peso de sus recuerdos y su supervivencia, se volvió hacia el bosque. El viaje de regreso fue una carrera contra sus propios demonios, cada minuto de ausencia un cuchillo retorciéndose en su conciencia.

Cargada como una mula, emprendió el camino de regreso. Cada paso era una pregunta, un miedo constante a encontrar el refugio vacío, o peor, a oír un disparo solitario.

Cuando se acercó a la grieta en la roca, su cuerpo se tensó. La barrera de ramas estaba intacta. Contuvo la respiración y susurró:

—Luky.Soy yo.

No hubo respuesta. Durante un segundo de pánico absoluto, creyó lo peor. Entonces, con un leve crujido, las ramas se movieron. Y allí, en la oscuridad, estaba la silueta de su hermano. No era un niño asustado escondido. Estaba de pie, firme, con la pistola firmemente empuñada y apuntando hacia ella con unos ojos que brillaban con un terror feroz.

Valery se detuvo en seco, una sonrisa tensa, casi un espasmo, se dibujó en sus labios. Era una sonrisa de orgullo desgarrador, de un amor que dolía más que cualquier herida.

—Soy yo,pequeño —dijo, bajando la ballesta—. Ya estoy aquí.

La tensión se quebró. El arma en la mano de Luka bajó de inmediato y él se lanzó hacia adelante, enterrando su cara en el abdomen de ella, sus pequeños hombros sacudidos por sollozos silenciosos de alivio. Valery lo rodeó con sus brazos, dejando caer el equipo al suelo. Inclinó la cabeza y besó su cabello sucio.

—Estoy aquí —susurró de nuevo, mientras el niño se aferraba a ella como a un salvavidas—. Ya estoy aquí. Yo siempre volveré. Siempre.

En la penumbra de la cueva, con Luka aferrado a su costado como una enredadera, Valery sintió por un momento que el mundo se detenía. El frío de la roca a sus espaldas, el calor del cuerpo de su hermano contra el suyo, el peso del reloj de su padre en su bolsillo... eran las únicas realidades tangibles. Afuera, la noche estaba llena de peligros, de hombres armados y de muertos que no descansaban. Dentro de sus propios cuerpos, llevaban la semilla del fin. Pero en ese instante, en ese pequeño espacio robado a la hostilidad del mundo, existía un frágil equilibrio. No era paz, ni felicidad. Era, simplemente, un respiro. Un momento para recordar que, a pesar de la oscuridad que crecía en su interior y la que acechaba en el exterior, aún quedaba un motivo para seguir luchando, para seguir respirando, para seguir volviendo siempre a casa, sin importar lo que "casa" significara ahora.

En la seguridad de la cueva, abrazados en la oscuridad, el mundo exterior parecía un poco menos hostil. Valery había recuperado provisiones, sí. Pero había recuperado algo más: la certeza de que, mientras tuviera a Luka por quien luchar, y él a ella en quien creer, la esperanza, por diminuta y frágil que fuera, no estaba completamente muerta.

1
Paola Zamorano Rossel
muy bueno y muy bien escrito
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play