Un Último Deseo

Capítulo 9:

El sol de la tarde bañaba los jardines del palacio con su luz dorada, haciendo brillar los pétalos de las rosas y las gotas de rocío que aún persistían en las hojas. Charlotte —o Charlie, como su hermano y sus más allegados la llamaban— caminaba despacio por el sendero de grava, acariciando con los dedos las flores que se extendían a ambos lados.

Sentado en un banco de piedra bajo la sombra de un roble, Ethan la observaba con una sonrisa serena. Habían pasado años desde que la pequeña Charlie lo miraba con timidez desde detrás de las faldas de su madre, pero ahora era una joven enérgica y brillante, siempre dispuesta a desafiar los límites impuestos por su posición.

— ¿Qué haces ahí tan pensativo?— preguntó ella, rompiendo el silencio mientras se acercaba.

— Solo disfrutando de la tranquilidad que irrafia este lugar. Aunque admito que me sorprende verte por aquí. Pensé que estarías encerrada con tus libros o molestando a Alex.

Charlie rodó los ojos, tomando asiento junto a él.

— ¿Molestar a Alex? Eso suena más como algo que haría Lucas.

Él rió suavemente.

— Tienes razón, pero no digas que tú no disfrutas verlo desesperarse de vez en cuando.

Charlie sonrió, pero su expresión pronto se tornó más seria.

— Hablando de Alex… Ethan, ¿es cierto que vas a acompañarlo durante su mes de gracia?

Ethan asintió sin dudar.

— Por supuesto. No lo dejaría ir solo, y menos a un lugar desconocido. Él necesita alguien en quien confiar, y Lucas y yo somos los indicados para eso.

— Es un buen gesto de tu parte— dijo Charlie, bajando la mirada hacia sus manos, que jugueteaban con un pequeño ramo de lavanda que había recogido momentos antes— Siempre estás para él.

Ethan la miró con atención, notando el leve cambio en su tono.

— Siempre estaré para los dos. Tú también cuentas conmigo, Charlie, lo sabes, ¿verdad?

Ella levantó la vista, encontrándose con los ojos de Ethan. Había una sinceridad desarmante en su mirada, algo que siempre había hecho que su corazón latiera un poco más rápido. Pero sabía que ese sentimiento, por hermoso que fuera, estaba destinado a quedarse solo en su corazón.

— Lo sé, Ethan— dijo mordiendo sus labios, conteniendo sus emociones— Eres un gran amigo, y estoy agradecida de que estés en nuestras vidas.

Hubo un momento de silencio, durante el cual el canto de los pájaros y el suave murmullo del viento llenaron el espacio entre ellos. Charlie rompió el silencio con una pregunta que llevaba tiempo guardando.

— ¿Qué opinas del viaje?

Ethan se encogió de hombros.

— Creo que Alex lo necesita. Es una oportunidad para que se descubra a sí mismo, para alejarse de todo esto… de verdad necesita un reapiro— dijo, señalando el imponente palacio detrás de ellos— Yo también estoy algo emocionado. Será una experiencia completamente diferente.

— Es extraño imaginarlo lejos del palacio, lejos de todo lo que conoce.— Charlie sonrió levemente— Pero me alegra saber que estará contigo. Tú eres tan... tú.

Ethan frunció el ceño ligeramente, como si percibiera algo más en sus palabras. Pero en lugar de profundizar, optó por aligerar el ambiente.

— ¿Y qué significa eso de ser tan yo?— le preguntó intrigado. Ella alzó su mirada qué hasta ese mom6 la tenía sobre las flores qué sostenía.

— Es difícil de explicar— le dijo— tú eres tan serio y responsable— agregó y luego hizo silencio, su mirada volvió a perderse en algún punto fijo frente a ella. Ethan la observó, y notó cierta preocupación en sus ojos

— ¿Acaso estás preocupada por tu hermano, o te preocupa que no traigamos ningún regalo para ti?

Charlie se rió, sacudiendo la cabeza.

— Ambas cosas.

Ethan se unió a su risa, pero pronto el silencio volvió a instalarse entre ellos. Esta vez, fue Charlie quien lo rompió, aunque con cierto titubeo.

— Ethan… ¿alguna vez has pensado en lo complicado que es vivir con ciertas expectativas?

Él la miró, sorprendido por su tono introspectivo.

— Claro que sí. No al nivel de Alex o tú, por supuesto, pero entiendo lo que es sentir que otros esperan algo de ti. ¿Por qué lo preguntas?

Charlie bajó la vista, jugueteando nuevamente con la lavanda en sus manos.

— ¿ Sabes? A veces desearía que las cosas fueran más sencillas. Que las decisiones fueran nuestras y no de… las tradiciones o el protocolo.

Ethan inclinó la cabeza, intentando captar el trasfondo de sus palabras.

— Charlie, ¿hay algo que quieras decirme?

Ella levantó la mirada, sus ojos azules brillando con una mezcla de valentía y vulnerabilidad. Por un instante, estuvo a punto de confesar lo que sentía en su corazón, pero algo dentro de ella la detuvo. Era consciente de su posición, de las barreras que existían entre ellos, y sabía que no era justo para ninguno de los dos.

— No, nada importante. Solo… quería agradecerte por siempre estar ahí para Alex y para mí.

Ethan frunció el ceño, como si no terminara de creerle, pero asintió.

— Siempre voy a estar, Charlie. No importa qué pase.

Ella sonrió, su sonrisa fue forzada, y su corazón dolía ligeramente. Por ahora, ese sería su pequeño secreto, guardado entre los pétalos de las rosas que los rodeaban y el viento que acariciaba suavemente sus rostros.