En un mundo de monstruos, Acara emerge como una rosa de hierro en el árido desierto. La cenicienta oscura, la llaman los medios de comunicación. Esposa, le dice su Marido con suavidad, Rosa Negra le susurra al oído el hombre ardiente que controla sus deseos.
¿Cómo puede ella luchar en este mundo?
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Cap. 7 "No deberías estar aquí."
La sala estaba en tinieblas, salvo por la luna que se filtraba por los ventanales rotos. En el centro, una figura alta y encorvada dominaba el espacio. Era Logan… pero no. Su postura era distinta: hombros anchos, columna recta como un cuchillo.
Sus manos, siempre temblorosas, ahora estrangulaban a un hombre con facilidad aterradora. Su respiración era pausada, como si matar fuera tan natural como respirar. A sus pies, otro cuerpo yacía inmóvil, la garganta abierta en una sonrisa grotesca.
Acara reconoció el rostro del hombre agonizante: Era Norman López, el joven asistente que horas antes la había amenazado en la oficina.
La figura giró lentamente hacia ella.
Sus ojos, negros como tinta en la penumbra, se clavaron en los de Acara. La sangre le goteaba de los dedos, pero su expresión era casi… tranquila.
—"No deberías estar aquí." —Su voz era áspera, como si llevara años sin usarla.
Acara no retrocedió. Algo en ese rostro—el mismo de Logan, pero transformado por la violencia—la hipnotizaba.
—"¿Qué hiciste?" —Acara tenía un ligero temblor en la voz, totalmente involuntario.
Malick soltó el cuerpo de Norman, que cayó al suelo con un golpe sordo.
—"Lo que él nunca podría hacer." —Malick la mira con una expresión fría, pero la intensidad en cada gesto la hace estremecer.
Se acercó, y Acara sintió el olor a cobre y tormenta que lo rodeaba.
—"Te protejo." —Alardeó Malick mirando con indiferencia a los bultos inmóviles y ensangrentados.
Fue entonces cuando entendió:
Las veces que sus enemigos desaparecían sin explicación. Los contratos que se firmaban solos después de amenazas veladas. La calma repentina de Logan en los últimos meses.
Acara no pudo procesar todo y sintió que todo se oscurecía a su alrededor. Al despertar, la luz del sol se filtraba por la ventana, ella estaba en su cama totalmente perdida, no sabía si lo que había visto anoche era, un sueño, una alucinación, una pesadilla.
Bajó como siempre a desayunar, Logan apareció en el desayuno como si nada hubiera ocurrido.
Temblaba ligeramente al servir el café, y sus ojos brillaban como los últimos meses, aunque sentía que era más suave de lo habitual…
Pero cuando Acara lo miró fijamente, él sostuvo su mirada.
—"Esposa… ¿Dormiste bien?" —preguntó, inocente.
Ella no sonrió.
—"Sí. Gracias" —Acara lo miraba con más atención, pero no veía los cambios, no de momento.
Logan asintió una vez, como todos los días, tranquilo, suave e imperturbable. Acara siente que ella alucina, tiene pesadillas, sueños velados, pero ese hombre… ese sujeto es…
Acara salió de nuevo hacia la empresa, Logan la despidió como siempre, recomendando que se hidrate y no se meta en problemas.
*_*
Acara sentía un nudo de sospechas enredándose en su mente. No podía verlo con claridad, pero algo no encajaba:
¿Era realmente Logan?
¿Un gemelo desconocido? Los Lombardi guardaban demasiados secretos.
¿O acaso un guardaespaldas contratado, moldeado a imagen y semejanza del heredero para protegerlo?
Mientras su mente divagaba, la realidad irrumpió en su oficina. En el marco de la puerta, el trío de pesadillas la esperaba:
Elvira, con su voz chillona que cortaba como un cuchillo oxidado. Rogelio, el hermano menor que siempre olía a derrota y whisky barato. Mauricio, su ex, cuyo traje caro no lograba ocultar lo patético que era.
—"¡Acara, no te escaparás esta vez!" —aulló Elvira, empujando a Isabel, la asistente, quien apenas logró contener un "Dios mío, otra vez" en voz baja.
Acara no se inmutó. Cruzó la sala con pasos tranquilos, como una pantera ignorando a los chacales, y se sentó tras su escritorio de ébano.
—"Dime, Elvira… ¿Viniste a pedir otro préstamo?" —preguntó, jugando con un bolígrafo de oro.
La madrastra enrojeció bajo el maquillaje (demasiado espeso para sus arrugas de cincuentona resentida).
—"¡Te debo nada! ¡Tu padre!—Acara alzó una mano.
—"Mi padre está muerto. Y tú… sigues viva por pura caridad."
Mauricio dio un paso al frente, pero su corbata de seda no impresionaba a nadie.
—"Cuidado, señora Lombardi…" —masculló.
Acara sonrió, mostrando los dientes.
—"Ah, ¿ahora recuerdas mi apellido? Qué curioso… porque el tuyo está a punto de desaparecer de los registros bancarios." —Acara dijo como una sentencia de muerte.
Isabel, en un rincón, apretó los puños con discreta emoción.
Danna, la hermanastra que se creía una diosa, temblaba bajo tres capas de maquillaje, mientras se escondía detrás de uno de los pilares.
—"¡tu hermana necesita dinero! ¡Su agencia la va a echar!" —Elvira dijo altisonante mientras mira de reojo a su hija, que parece más indignada que buscando un favor.
Acara sacó un informe y lo deslizó hacia ellas:
—"Veamos… Streaming en quiebra (gracias a tus lives borracha), contrato de modelaje roto (por dormirte en un shooting), y… ¿50 mil dólares* en deudas de shopping?"* —Hizo un gesto de asco
—. "Hasta los Lombardi tenemos estándares, Danna." —Acara se volteó para ver hacia la puerta donde la suscrita miraba todo con furia. Acara se ve más bella, más deslumbrante, y ahora es poderosa gracias a ese matrimonio que debía ser su tumba, pero había sido su renacimiento.
Elvira perdió los estribos:
—"¡La empresa Altamira se hunde por tu culpa! ¡Rogelio y Mauricio están destrozados para sacarla a flote y…! — Elvira no pudo terminar su perorata.
Acara se echó a reír.
—"Ah, sí… Rogelio el Inútil, que invirtió en criptomonedas de mentira, y Mauricio el Parásito, que ni para cobrar comisiones sirve." —Abrió su laptop—. "Miren cómo su empresa arde." —dijo Acara. La pantalla mostraba las acciones de Altamira desplomándose en tiempo real.
Acara se levantó, impecable, en su traje negro, mientras ellos se encogían como cucarachas bajo la luz.
—"Escuchen bien: Nunca volverán a pedirme un centavo. Nunca pisarán mis oficinas. Y si alguna vez mencionan a Logan…" (sacó un pendrive del bolsillo).
—"Aquí está todo: Evasión fiscal. Sobornos. Los videos de Danna con el CEO de su agencia…." —Acara se regodeaba, realmente eran fáciles de destrozar, si no fuera por el desprestigio público, ya los hubiera desterrado de la ciudad, es una Lombardi ahora, no puede destruir a su familia como si nada.
Elvira palideció.
—"Eres una perra” —Elvira, grito histérica.
—"Sí. Y tú estás despedazada." —Sonrió radiante mientras Elvira casi se desmaya de ira.