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La Campesina Y El CEO

La Campesina Y El CEO

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Traiciones y engaños / Amor Campestre / Completas
Popularitas:88.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria L C

Cuando el exitoso y temido CEO Martín Casasola es abandonado en el altar, decide alejarse del bullicio de la ciudad y refugiarse en la antigua hacienda que su abuela le dejó como herencia. Al llegar, se encuentra con una propiedad venida a menos, consumida por el abandono y la falta de cuidados. Sin embargo, no está completamente sola. Dalia Gutiérrez, una joven campesina de carácter firme y corazón leal, ha estado luchando por mantener viva la esencia del lugar, en honor a quien fue su madrina y figura materna.

El primer encuentro entre Martín y Dalia desata una tormenta: él exige autoridad y control; ella, que ha entregado su vida a la tierra, no está dispuesta a ceder fácilmente. Así comienza una guerra silenciosa, pero feroz, donde las diferencias de clase, orgullo y heridas del pasado se entrelazan en un juego de poder, pasión y redención.

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Capitulo 22

Al siguiente día, el cielo amaneció gris, como si la tristeza de Dalia se hubiera esparcido por el firmamento. La brisa traía aún un débil olor a humo, y frente a ella, donde antes se alzaba el antiguo establo, solo quedaban cenizas humeantes y restos carbonizados de madera. El lugar que alguna vez estuvo lleno de vida, de relinchos, risas y trabajo, ahora era un recuerdo oscuro en el paisaje.

Dalia observaba en silencio. Llevaba una camisa de mezclilla que alguna vez fue de la señora Teresa y un pantalón manchado por la tierra y el hollín del día anterior. Tenía los ojos hinchados, no solo por el llanto, sino por la impotencia. Se llevó una mano al pecho y respiró hondo. Le dolía.

Se arrodilló frente a los restos del establo y cerró los ojos.

—Madrina... —murmuró con voz entrecortada —madrina, yo sé que usted está con mis papás allá arriba. Yo sé que me cuidan. Pero no puedo evitar sentir que les fallé... que fallé a esta tierra... a los caballos... a Martín.

Una lágrima cayó sobre las cenizas. Dalia apretó los puños y bajó la cabeza.

—Denme fuerza. No solo para resistir, sino para levantarme. No quiero venganza... quiero justicia. Quiero que Martín y yo podamos salir adelante. Que este lugar vuelva a tener vida.

Unos pasos se acercaron detrás de ella. Era Martín, con el rostro serio, pero los ojos llenos de preocupación. Se arrodilló a su lado y la rodeó con un brazo.

—Estoy contigo, Dalia. No estás sola. No lo has estado nunca. Haremos esto juntos.

Ella apoyó la cabeza en su hombro.

—¿Y si no podemos? ¿Y si esto fue más de lo que podemos soportar?

—Entonces nos caemos juntos, pero también nos levantamos juntos. Mira, hablé con mi papá y los abogados. Las cámaras... las cámaras de la entrada del rancho captaron todo.

Dalia se enderezó un poco.

—¿Todo? ¿Quién fue?

—Joaquin Montalvo. Y no actuó solo. Tenía cómplices. Gente de su confianza. Pero ya tenemos las imágenes. Hay grabaciones claras donde se les ve entrar con gasolina, prender fuego y huir como cobardes.

—¿Y van a pagar?

—Sí —afirmó con firmeza —Los abogados están preparando todo. Con esas pruebas no hay cómo se salven. Vamos a enviarlos a prisión. Y no por un rato. Por muchos años.

Dalia soltó un suspiro tembloroso. Una mezcla de alivio y dolor le recorrió el cuerpo.

—No puedo creerlo. Después de todo lo que nos han hecho... por fin algo de justicia.

Martín asintió. Se levantó y le ofreció la mano. Ella la tomó, y juntos caminaron entre las cenizas, con pasos lentos, pero decididos.

Horas más tarde, en la oficina del rancho, Martín se reunió con su padre, Augusto, y los abogados, quienes acaban de llegar. Sobre la mesa estaban las copias de las grabaciones, fotografías impresas y documentos legales.

—Estamos listos para presentarlo todo —dijo el abogado principal —El video tiene buena resolución. Se identifica claramente a Joaquín Montalvo. Además, uno de los cómplices ya está cooperando. Quiere un trato.

—¿Un trato? —preguntó el señor Augusto con el ceño fruncido.

—Sí. Está dispuesto a testificar a cambio de una reducción en su condena. Nos va a contar cómo don Ernesto lo planeó todo.

Martín golpeó la mesa suavemente con la palma abierta.

—Entonces no podemos esperar. Hay que actuar ya.

El abogado asintió.

—Mañana mismo entregaremos todo al Ministerio Público. Esta vez no podrán esconderse detrás de su dinero.

Dalia, que escuchaba desde la puerta, entró con paso firme.

—¿Y si intenta huir?

—Ya notificamos a las autoridades migratorias. Si intentan salir del país, los van a detener --aseguró el abogado.

Ella miró a Martín, y él le devolvió la mirada con un pequeño gesto de calma.

—Gracias. A todos. Por ayudarnos a defender lo que es nuestro.

Él señor Augusto se levantó.

—Esto no es solo por ustedes, es todos. Ese hombre ha hecho daño durante años. Ya era hora de que alguien lo enfrentara.

Mientras en la casa se hablaba de justicia, en la hacienda El Zunco los caballos estaban siendo atendidos por los trabajadores que se ofrecieron a ayudar voluntariamente. Uno de ellos, Julián, acariciaba al viejo Potro Rayo, que aún temblaba de vez en cuando al recordar las llamas.

—Tranquilo, viejo. Ya estás a salvo. La señorita Dalia y el señor Martín no te van a dejar solo. Nunca lo han hecho.

Los animales eran parte de la familia, y todos lo sabían. Había una energía especial entre los trabajadores, un aire de solidaridad que no se veía desde hacía tiempo. Aquel incendio, aunque trágico, había unido aún más a quienes creían en el rancho, en la tierra, en la justicia.

Esa noche, Dalia se sentó frente al altar que tenía en su cuarto. Encendió una vela y volvió a rezar, no con tristeza, sino con convicción.

—No me van a doblar. No después de todo lo que hemos luchado. Ayúdenme a ser fuerte, a guiar a los que me siguen, a no caer en la oscuridad del odio. Que lo que venga sea luz. Que cada paso que demos, sea firme.

Al día siguiente, la noticia del arresto de Joaquín Montalvo se esparció por todo el pueblo. Lo detuvieron en su casa, con los cargos presentados por el Ministerio Público. Las pruebas eran irrefutables. Las cámaras, los testimonios, los mensajes interceptados.

Dalia y Martín estaban presentes cuando la policía lo esposó. Él intentó hablar, justificarse, pero ellos no le dieron ni una palabra.

—¿Creías que podías destruirlo todo y salir impune? —le dijo Martín —Esta vez, no.

—Ustedes no saben con quién se están metiendo —gruñó Joaquín —Esto no termina aquí.

—Ya terminó —intervino Dalia —Y te aseguro que no vas a volver a pisar nuestras tierras.

El pueblo celebró en silencio. No con algarabía, sino con dignidad. Sabían que aún quedaba mucho por hacer, pero esa victoria era una señal. Una señal de que sí se podía. Que el miedo no iba a reinar para siempre.

Esa tarde, Dalia y Martín regresaron al terreno del establo. Junto a ellos estaban los trabajadores, sus amigos, y algunos vecinos que se ofrecieron para comenzar con la limpieza. Había palas, carretillas, y un aire nuevo en el ambiente.

—Hoy empieza la reconstrucción —anunció Martín.

—Y no solo del establo —agregó Dalia —También de nuestra esperanza.

Todos aplaudieron, y sin más palabras, se pusieron manos a la obra. Entre el polvo y las cenizas, nacía algo nuevo. Algo fuerte. Algo que ni el fuego pudo destruir: el valor de una comunidad unida.

Así, con cada golpe de martillo, con cada tabla colocada, con cada sonrisa compartida, Dalia sintió que su madrina la miraba desde algún lugar. Y supo, sin duda alguna, que no le había fallado. Que estaba cumpliendo con su legado.

Y que lo mejor aún estaba por venir.

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𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋
Que niño más romántico 🥰
Alhelí
María LC gracias por compartir ese talento de escribir que tienes
quedo al pendiente de tu próxima aventura
Alhelí
me fascino la historia donde el amor triunfa por ensima del odio y la union de dos familias que dejaron su pasado atras para unirse en ese amor
Alhelí
maravillosa historia llena de amor familiar😍😍
Alhelí
hermosa novela 😍😍
Alhelí
Emotiva la ceremonia de bodas, y los papas de Emiliano no asistieron a la boda
Alhelí
sorprendente la entrada de Emilio, hermosa propuesta de matrimonio 😍😍
Alhelí
Emilio amas muchísimo a Mariana pero las advertencias no estan de mas
Alhelí
el amor debe ser limpio no deberia llevar la carga de los problemas de los antepasados
deldel
Dice Martín que hay vacíos en su vida que no los tiene claros y el papá de Martín le dice a Dalia que hay secretos que no se han develado para proteger a alguien.
Ojalá que no haya sido Martín de pequeño quien haya provocado el incendio y ese sea uno d los secretos y que por eso Martín tenga sus vacíos sin entender !!
deldel
Solo necesita mínimo pedir las cosas por favor, o contratar a alguien para que lo atienda, por que finalmente él es el dueño su abuela se la heredó.
Alhelí
Espero que sus padres no se oponga Mariana y Emilio pueden vivir su amor sin llevar el peso del pasado
Alhelí
Quién será ese Salvador será algún Montalvo
Alhelí
El tiempo pasa y los hijos crecen duele cuando se van lejos de nosotros pero hay que entender que ellos tienen que formar su propio camino
Alhelí
la hacienda está llena de paz y amor y la familia creciendo
Maria Angelica Guillaume
Siempre pienso, porque las novizorras los dejan plantados en el altar, porque no avisarles antes para no dejarlos en ridiculo?
Yuly Ponce
Una historia hermosa que me llegó al alma 💕 felicidades autora 👏👏👏👏👏👏👏❤️
Luci Moya
excelente novela muchas felicidades
Lety
Que fácil es mentir 🤦🤦
Lety
Se enamoro de él siendo una niña 🥰🥰🥰que emoción
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