La Profecía Escarlata: El Despertar De La Magia

NARRADOR

El rey George, enfurecido por las palabras de su hija, se alejó yendo hacia la parte trasera de la casa, saliendo afuera, donde se encontró con los caballeros que afilaban sus espadas y cuchillos y también preparaban flechas y tensaban arcos para la casería que empezaría esa misma tarde.

La princesa Adaria quedó clavada en la posición en la que su padre la había dejado mirando hacia la pared por unos momentos hasta que una criada se acercó a ella. 

—Princesa Adaria— llamó la dulce voz de la joven. 

—¿Sí?— Adaria volteó dándole la espalda a sus hermanos.

—Una carreta llegó, dijo que viene de su parte— 

—Gracias— la criada hizo una reverencia y se alejó. 

—¿Carreta?— Félix no entendía. 

—¿No la oíste? Le compró manzanas a nuestra madre, idiota— Tirón le dio un golpe en la nuca. 

Rodé mis ojos y levanté un poco mi vestido mientras caminaba hacia la entrada donde sus guardias detenían al hombre con la carreta. Ambos me miraron y se inclinaron en reverencia. Igual que el joven en la carreta, levanté mi mano y les indiqué que lo dejaran entrar

—Llévalo por allí hacia la cocina—. Él asintió con la cabeza y llevó al caballo que tiraba de la enorme carreta repleta de manzanas rojas y verdes

Adaria seguida por sus tres hermanos formando una pared detrás de ella, caminaron hacia la parte trasera donde el joven había dejado la carreta bajo la supervisión de los tres hijos de Lord Black, Maximus, Asher y Jack. Los tres tenían un pie apoyado en la carreta y estaban comiendo una manzana. 

Adaria se detuvo frente a ellos y los escrutó con su mirada a cada uno. Los hombres que a verla seria mirándolos se sintieron un poco incómodos. La princesa tomó parte de su larga falda, levantándola para subir las escaleras de piedra que llevaban a la puerta de la cocina, entrando en ella

—¿Qué le sucede?— Asher preguntó frunciendo la nariz

—Qué  egoísta, mira, ¿cuántas manzanas compro? De seguro dejó a la ciudad sin ellas, ¿y para qué? Dudo mucho que tu madre se coma todas —Maximus pateó la rueda de la carretera, disgustado con el comportamiento de la princesa. 

—Terminarán en el sótano echándose a perder—. Jack, al igual que sus hermanos, estaban enojados

Los hermanos de Adaria se mordieron la lengua para no discutir con sus amigos por el comportamiento de su hermana, despidieron seguirla dentro de la cocina, seguidos por los tres jóvenes Black. 

Adaria golpe la puerta y avanzo hasta el medio de la cocina con la atención de todos miró por encima de sus hombros para ver a seis hombres apoyados contra la pared del fondo mirando su accionar con intriga posicionó sus manos entrelazadas frente a ella y con una sonrisa muy leve, pero calmada comenzó a hablar

—Quería disculparme con ustedes por mi mal accionar, ser la princesa no me da el derecho de irrumpir en su lugar de trabajo como lo hice hace unos momentos. La desesperación por llegar a mi madre me enceguecio por completo olvidando mis modales, espero acepten mis más sinceras disculpas. Miraron a todos en la cocina, y los allí presentes la observaban como si le hubiera crecido otra cabeza

—Princesa, no debe disculparse, está bien— un hombre habló para romper el hielo

—No, no lo está, no estuvo bien — 

—Princesa, aceptamos sus disculpas y les damos la bienvenida a usted y sus hermanos —. La mujer más anciana de la habitación le reverencia, haciendo que todos lo hicieran. 

—Gracias, con vergüenza me gustaría pedirles un favor— jugué con mis dedos nerviosos

—¿En qué podemos ayudar la princesa?—Otra mujer detrás de Adaria llamó su atención

—Tartas de manzana— dijo emocionada, miró por encima de su hombro y Remiro estaba cruzado de brazos, mirándola con una sonrisa. En el rostro de Máximus se reflejaba confusión, miró a Remiro, quien solo lo vio con la misma sonrisa tonta. 

—¿Tartas de manzanas, mi Leidy?—la anciana le preguntó

— Si, mi madre ama las tartas de manzanas yo aún las quemo, pero supongo que ustedes saben hacerlas, necesitaría que conviertan toda la carreta de manzanas en tartas no solo comeremos aquí, sino que lo compartiremos con los ciudadanos y si es posible con los pueblos aledaños— Adaria dejó a todos sorprendidos 

—Las manzanas son muy deliciosas para no comerlas imaginen lo deliciosas que quedarían en tartas mi hermana quiere darles la oportunidad a todos de probarlas de manera que todos puedan hacerlo tengan o no dientes— Félix hablo está vez acentuando el TODOS mientras miraba en dirección de los hijos de Black 

Los tres jóvenes Black salieron de la cocina enfurecidos, pero fueron detenidos por la princesa. 

—Oigan, ustedes, podré ser pequeña y ustedes podrían creer que soy malcriada por ser la única mujer entre tantos hombres, pero eso solo me enseñó una cosa y es a pensar en los demás antes de en mí misma y puede que a veces me equivoqué con la elección de acciones, pero sé cómo remendar mis arreglos ¿y ustedes?, saben cómo no ser EGOÍSTAS— 

Adaria pasó junto a los Black chocando su hombro contra el brazo de Asher. Al pasar, los hermanos se encontraron de frente con los príncipes. 

—Por los años de amistad solo te daré una advertencia: vuelve a faltarle el respeto a mi hermana y no respondo — Tirón estaba furioso

—No olvides con quién estás hablando —Maximus gruño. 

—Tú no olvides que estás frente al futuro rey de todo y eso incluye tu manada, cachorro—La última palabra salió casi con asco, ambos hombres estaban a punto de irse a los golpes cuando un grito los puso alertas a todos mientras iban a ver qué diablos estaba sucediendo.  

Todos corrieron hacia la parte del frente de una de las torres de vigilancia, pero no vieron a nadie a los alrededores todos se miraron unos a otros pensando Asher menciono el nombre de Adaria y los seis corrieron hacia la habitación de la reina para encontralas juntas.