Zach y Dylan llevan una relación bonita y perfecta. En años de Relación, nunca se les ha visto discutiendo y mucho menos separados.
Pero cuando Zach queda embarazado, muchas cosas comienzan a pasar y cambiar todo.
El amor que se tienen, podrá ser fuerte, tanto que lograrán superar todos los obstáculos que la vida les tiene preparados.
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08
Solo él, yo y nuestro hermoso bebé.
No existía sensación en el mundo que igualara aquella que sentía en esos momentos. Justo ahora tenía una razón más para vivir: mi hijo, el hijo de Dylan, nuestro hijo.
[Dylan]
Catalogar mi estado de ánimo como feliz es erróneo. Simplemente no existe adjetivo capaz de explicar la inmensa dicha que irradia por mis poros. ¡Voy a ser papá! ¡Hay un hermoso bebé en camino! Un hijo mío, de Zach, ¡nuestro! Finalmente, luego de varios intentos fallidos, nuestro amor rindió fruto. Justo cuando nos habíamos rendido con el tema.
Cuándo conocí a Zach no planeé enamorarme de él, mucho menos imaginé que terminaríamos formalizando una relación al grado de comprometernos e irnos a vivir juntos. Sí. Éramos felices, tanto que nuestra relación podría definirse como perfecta: rara vez discutíamos, y cuando lo hacíamos, siempre buscábamos una solución juntos.
Nunca hubo ninguna situación externa que alterara esa armonía, al menos hasta que hablamos la posibilidad de formar una familia. A decir verdad, todo comenzó como una insinuación de mi parte, expresando la envidia que tenía a Kris y Kai por ser los primeros en nuestro círculo de amistades en formar una familia.
En más de una ocasión evidencié el ferviente anhelo de experimentar semejante dicha, porque cielos, cómo amaba los niños. Zach no era ciego, tampoco tonto, me conocía demasiado bien como para no darse cuenta, por lo que tras meditarlo un poco, accedió a cumplir mi deseo sin objeción alguna.
Dejamos de cuidarnos, eliminando los preservativos y anticonceptivos que solíamos usar antes, durante o después de sostener relaciones sexuales. Fueron prácticamente seis meses de intento, pero prueba tras prueba el resultado era el mismo: negativo. No importaba cuántas veces hiciéramos el amor, Zach no lograba quedar encinta.
Al principio experimenté decepción, ansiedad porque de verdad quería un bebé, sin embargo, la salud y estabilidad emocional de Zach eran más importantes. Prueba tras prueba su actitud fue decayendo, evolucionando de frustración a impotencia: lo veía tenso, ansioso, irritado, triste.
Entendí que debía frenar aquello en cuanto noté que el tema estaba convirtiéndose en una obsesión para él. Buscaba tener sexo constantemente solo con el fin de lograr su cometido. Tomaba medicamentos para aumentar su fertilidad e incluso acudió con un especialista, pero ni eso resultó.
Solo entonces noté lo egoísta que fui. Jamás me detuve a pensar en si aquello era lo que Zach quería, si era su deseo o únicamente lo hacía para darme el gusto. Fuera cual fuera la razón, no deseaba agobiarle más. Me costó muchísimo trabajo desviar su atención a términos más sanos para él, no obstante, luego de casi 5 meses lo conseguí.
Pese a que intenté enmendar el trago amargo, el daño estaba hecho. Lo sabía porque aunque mi novio jamás volvió a tocar el tema, su desilusión era palpable. Intentamos bajo todos los medios enterrar esa etapa y seguir adelante, disfrutándonos mutuamente.
Actualmente, casi dos años después no puedo creer que de verdad esté pasando. Cuando Zach puso en mis manos aquellos zapatitos no entendí de inmediato, fue hasta leer aquel hermoso mensaje que capté la magnitud del significado. Escucharlo de sus labios bastó para enviarme hasta el séptimo cielo y traerme de vuelta.
Esa noche terminé con un ataque de euforia tremendo. Grité, salté, corrí con Zach en brazos celebrando la buena nueva, para finalmente ponerme a llorar como idiota. Nunca, pese a los síntomas, consideré la posibilidad de un embarazo y es que daba por hecho que Zach estaba cuidándose.
Como sea, agradezco que no fuera así, porque ahora, gracias a ello soy el hombre más feliz del planeta y del universo entero. Mi más grande sueño estaba haciéndose realidad, dentro de poco una hermosa criaturita vendría a éste mundo para inundar en alegría y color nuestro hogar, haciendo de él un entorno aún más perfecto.
Muchas gracias autor@, tu historia está genial 🫂