**Saga Vannecelli**
Sandra es una joven encantadora y divertida, apasionada por las carreras ilegales de motocicletas. Es hija adoptiva de Santiago Vannecelli, sublíder de la mafia italiana, y de la empresaria María Romero. Desde los 15 años, Sandra se enamoró de su primo Thyler Vannecelli, y juntos hicieron una promesa: informar a su familia sobre su relación cuando ella cumpriera 17 años. Sin embargo, el gran día llegó y nada salió como esperaban. A partir de ese momento, la vida de Sandra se convierte en un caos, repleto de traiciones, lujuria, odio y amor.
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Capítulo 18 mi confesión
Renzo Vannecelli
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-Observo a Caeli salir de la universidad y me acerco a ella. Al verme, me abraza y me dice-Hola, Renzo. ¿Qué haces aquí?
-Le respondo- Hola, Caeli. Necesito hablar contigo. ¿Podemos ir a tomar algo?
-Con una expresión seria, me dice-Por tu rostro, parece que es un asunto importante.
-Asiento con la cabeza en señal de afirmación, y ambos nos dirigimos hacia el bar. Después de unos minutos, ya estamos pidiendo un vaso de vodka. Ella arquea una ceja y dice- Bueno, ya estamos aquí. Ahora, cuéntame, ¿qué está sucediendo? ¿No me digas que te has metido en problemas otra vez?
-Coloco mi mano en el cuello y le respondo- Caeli, seré directo. Me estoy enamorando de Sandra y te pido que me ayudes a que ella se enamore de mí.
-Ella arquea la ceja y sonríe con cierta duda, diciendo-¿Sandra?”
-Suspiro y le aclaro- Sí, Sandra, tu hermana.
- Ella abre los ojos desmesuradamente y, con evidente enojo, me dice- ¿Qué estás diciendo? ¡Ella es tu prima! ¿Cómo pudiste fijarte en ella?.
- Le respondo- Caeli, cálmate, escúchame. Comencé a sentir atracción por ella, y con el tiempo, esos sentimientos se han intensificado. Y debes saber que no somos primos de sangre. -La tomo de la mano y añado- Quiero algo serio con ella. He hecho todo lo posible para conquistarla, pero ella solo me evita. Ya no sé qué hacer. Por favor, necesito tu apoyo.
-Ella tomó un sorbo de su bebida y comentó- Si ella te evita, puede ser porque probablemente no esté interesada en ti. Si ese es el caso, no puedo hacer nada al respecto, Renzo. Además, ¿has considerado lo que sucedería si nuestros padres se enteraran de esta situación?
- Yo le respondo - Sé que tengo la capacidad de enamorar a Sandra; he despertado algo especial en ella, pero ella se muestra renuente a aceptarlo, ya que nos criamos como primos. He considerado las opiniones de mis padres, pero estoy dispuesto a enfrentar sus objeciones por ella. No tengo intención de ocultar nuestros sentimientos a la familia; si ellos no logran aceptarlo, no me importará. Prima, te ruego que me apoyes en esta situación.
-Ella permanece en silencio mientras coloca sus manos sobre la mesa y apoya su rostro, cubierto parcialmente por su cabello. Después de varios segundos, finalmente dice-
Te ayudaré y hablaré con ella, pero si ella no desea estar contigo, deberás aceptarlo y alejarte de ella, ¿queda claro?-La abrazo y le doy besos en la cara mientras ella se ríe y me empuja suavemente para que me aleje, diciéndome- ¡Ya, Renzo, no seas pesado! Debo irme.
-Después de que se levantó, yo hice lo mismo y la acompañé a la mansión de mis tíos. Al llegar, escuché que Caeli preguntaba por Sandra, pero la empleada le respondió que no se encontraba. Escuché un comentario de Caeli en el que decía que pasaba mucho tiempo fuera de casa, lo cual me resulta extraño, ya que no tiene amigos, excepto los hermanos Degli. ¿Podría ser que tuviera algo con alguno de ellos? No puede ser, y si ese es el caso, me vería en la necesidad de intervenir.Me retiro de la mansión y tomo mi teléfono. Al revisar la hora, son las 9:00 p.m. ¿Dónde estará? Llamo a Gian y, después de unos minutos, él responde.-
—Gian, ¿dónde te encuentras? Necesito un favor.📞
—Hola, hermano. Estoy bien, gracias por preguntar.📞
—*Ruedo los ojos* —¿Hoy estamos sensibles o qué?📞
—¿Qué necesitas, Renzo? Estoy ocupado.📞
—*Escucho un quejido* —Necesito que me ayudes a localizar a Sandra.📞
—¿Qué sucede con ella?📞
—Deja de hacer tantas preguntas y ayúdame, por favor.📞
—Está bien. Ya te enviaré la ubicación. 📞
-Al finalizar la llamada, me subo al auto y comienzo a conducir. A los cinco minutos, me envía la ubicación. Al detenerme para revisarla, me doy cuenta de que en la bodega de Emiliano, arqueo la ceja, sorprendido por la situación. No puedo evitar cuestionarme qué está haciendo ella en ese lugar, y mi mente comienza a divagar en hipótesis. Acelerando, me dirijo rápidamente hacia allí. Los minutos pasan y finalmente llego; como es habitual, hay bastante gente en el lugar. Al bajarme del auto, noto que el vehículo de Gian se estaciona a mi lado. Él se baja, me mira y me dice-¿Crees que no iba a venir al saber que Sandra está aquí?
-Ambos nos dirigimos hacia el interior de la bodega, sorteando a las personas que nos rodean, cuando de repente vemos a Sandra peleando con un hombre. Ella le está propinando una golpiza, mientras los espectadores gritan a su alrededor. Mi corazón late con fuerza debido a la angustia. ¿Qué está haciendo? Observo cómo Gian grita, exclamando- ¡Esa es mi prima, partirle la madre! - Yo giro los ojos y lo golpeo suavemente con el codo. Él me mira y pregunta: ¿Qué? Sandra es excepcional; ¿quién imaginaría que esa niña tan dulce sería una competidora feroz?
-Él saca su teléfono y comienza a grabar, mientras yo permanezco expectante. Finalmente, ella derrota a su oponente. Al bajar del ring, la sigo, agarro su mano y le digo- ¿Qué estás haciendo, Sandra? ¿Acaso estás loca?
- Ella me mira con sorpresa y me responde- ¿Qué haces tú aquí?
- Mientras intentaba responder, Emiliano se acercó con una amplia sonrisa y, sorprendido, comentó- Es un honor que Renzo y Gian estén aquí. Hace tiempo que no venía. ¿Vienen esta noche a apostar o usted, Renzo, a luchar? Me parece que conoces a Sandra.
- Ella se zafó de mi agarre. Lo miré con desagrado y le dije- No vengo a apostar ni a luchar; vengo a buscar a Sandra. ¿Cómo permites que ella luche? ¿No sabes que es menor de edad?
-Él me responde- Sí, lo sé, pero ella está por su cuenta. ¿Cuál es su interés?
-Me acerco a él y le digo- Ella es una Vannecelli, además, -siento cómo me toma de la mano y me aprieta - ella no volverá a pelear aquí. ¿Está claro?
-Ella me jala hacia ella y dice- No puedes venir a dar órdenes. ¿Quién te crees que eres?
-Yo le respondo- ¿Acaso no entiendes que estás en peligro aquí? Aunque sepas defenderte, eso no significa que no estés en riesgo. No voy a permitirlo. Ahora, vayamos.
-La tomo de la mano para marcharnos, pero ella se suelta y me dice- No pienso irme a ningún lado. Ahora, vete. -A continuación, dirige su mirada hacia Gian y le dice- Tú también deberías irte, Gian.
-Gian le responde- ¿Por qué? Si no he dicho nada. Además, por lo que vi, parece que sabes luchar; yo apostaría por ti. -Mientras se acerca, añade- Vaya prima, parece que lo tenías bien escondido. Aunque lo dice Renzo, es cierto que este lugar es peligroso.
-Me acerco y le digo a Gian- No necesito mucha ayuda. -
-Cargo a Sandra en mis hombros mientras ella forcejea. Al salir de la bodega, la coloco en el auto y me subo junto a ella. Arranco el vehículo y me alejo de ese lugar, mientras escucho sus reclamaciones.Le expresé con frustración- ¿Por qué debes ponerte en riesgo? ¿Cuál es tu necesidad? Si es para obtener dinero, puedo ayudarte.
-Ella respondió- No se trata solo de dinero. Maldita sea, no pude reclamar mi premio, ¡debemos regresar! Además, es una forma de distraer mi mente; me gusta hacerlo. No había necesidad de que me sacaras de esa manera. ¿Qué pensarán ellos de mí ahora?
-En ese momento, me alejé de la orilla y frené de golpe, diciendo-No me importa un carajo lo que ellos piensen. No regresaremos; si es por dinero, yo me encargaré de proporcionártelo. No quiero que regreses a ese lugar. Sandra, te ruego que cuides de ti misma; por favor, no vuelvas.
-La veo suspirar. - Está bien, dime, ¿quién te informó que estabas en ese lugar?'
-Le respondo- Me ayudó Gian.
-Ella mira hacia la ventana y me dice- Me lo imaginaba. ¿Sabes que lo dejaste atrás?
-Con calma le respondí- Él conoce el camino de regreso; además, estará bien, ya que le gusta apostar.
-Ella replicó- ¿A dónde iremos?
Iremos a un lugar donde podamos conversar tranquilamente, -respondí.-