Belva Arlettra Frison, una mujer joven y exitosa, con una carrera brillante y rodeada de riquezas. Eso es lo que todos creen, sin saber que en realidad es alguien cruel, que odia las formalidades, con una confianza enorme en sí misma, testaruda y con una paciencia tan delgada como un papel. Sin embargo, muere de una manera terrible: asesinada por negarse a dar una información que solo ella conocía.
Pero…
De pronto, al abrir los ojos, se encuentra en un lugar desconocido y con cosas extrañas pasando en su propio cuerpo. Se sorprende aún más al descubrir que ahora ocupa el cuerpo de una mujer casada. Y lo más impactante… ¿adivinen quién es su esposo?
Él… él es un mafioso.
En lugar de temerle, Belva —que ahora habita a una mujer con un nombre casi igual al suyo— se siente desafiada a descubrir los secretos escondidos por la dueña original del cuerpo.
“¿Por qué mientras más avanzo, más cosas sorprendentes aparecen?” —Belva.
“¿Después de todo lo que pasó… quieres huir?” —dice Kenzo con frialdad.
“Eres mía.” —su voz posesiva.
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Capítulo 9
Kenzo y Andre llegaron a la mansión al amanecer. La luz de la mansión era tenue, pero eso no significaba que no hubiera gente merodeando. Los guardaespaldas que custodiaban la mansión todavía estaban de guardia para protegerla en caso de que ocurriera un ataque repentino.
Los sirvientes ya se habían ido al pabellón trasero de la mansión, su lugar no estaba integrado con la mansión para mantener más privacidad.
"Amo". El guardaespaldas que vigilaba se inclinó respetuosamente cuando Kenzo pasó junto a ellos.
"Descansa, mañana tienes el día libre". Después de decirle eso a Andre, Kenzo entró directamente a la mansión.
Andre, que se quedó atrás, todavía no podía creerlo. "¿Qué, libre?".
"Sí, amo Andre, no se equivoca, mañana tiene el día libre".
Al escuchar la respuesta del guardaespaldas nocturno, Andre saltó de alegría.
"Aw..." siseó, olvidando su herida debido a la felicidad.
"Por fin, libre". La sonrisa de Andre floreció. Con alegría se dirigió a su habitación sin importarle que otros lo vieran sonreír por el camino.
"¿Cuándo volveré a tener un día libre? Considéralo como un reemplazo por hoy".
.....
Kenzo acababa de entrar en la mansión tenue. En lugar de ir directamente a su habitación, eligió dirigirse a la cocina para buscar una bebida. Pero apenas puso un pie en el umbral, escuchó a alguien cantar.
"na..na..na..na"
" du du du .."
"Hem", murmuró inhalando el Indomie que acababa de preparar.
"Wow, así que así sabe la sensación del Indomie". Belva exclamó admirada.
"¿Por qué no lo probé antes si sabía que esta fideos eran deliciosos?".
Belva recordó que antes cuidaba mucho su dieta. No cuidar, sino que su familia la tenía organizada de tal manera. Antes, aunque vivía lujosamente, no era libre, siempre había prohibiciones que no podía hacer.
Pero ahora, ¿quién la prohibiría? Apenas Belva imaginaba algo agradable, su tazón de fideos fue arrebatado a la fuerza.
"¿Qué...?" Apenas Belva iba a gritar de rabia porque alguien la molestaba, pero al ver a Kenzo frente a ella con una mirada fría, sus palabras volvieron a ser tragadas.
"¿Qué quieres decir? Devuélvemelo". Su mano quiso arrebatarle los fideos que había preparado con tanto esfuerzo, pero con calma Kenzo los tiró al suelo.
Los ojos de Belva parecían querer salirse al ver su primer logro desperdiciado tan fácilmente.
"Tú..." Señaló Belva como si sus emociones estuvieran a punto de explotar.
"No es bueno comer fideos por la noche". Dijo Kenzo sin sentirse culpable en absoluto.
"¡Eres un completo imbécil!".
"Sí".
Belva no sabía cómo enfadarse más. "Maldito Kenzo". Pensó para sí misma, sin aceptarlo.
"No me importa, cocina de nuevo mi comida". Gritó enfadada.
"Hey...tú..."
"¡Kenzo maldito!!, ¡¡imbécil, no te vayas!!".
Los gritos de Belva fueron ignorados por Kenzo, que siguió caminando hacia su habitación. Belva, que no lo aceptó, persiguió a Kenzo con cara de enfado.
"Maldito, ¿nunca has sentido mi puñetazo, verdad? Te lo mostraré". Al llegar frente a la habitación de Kenzo, pateó la puerta de Kenzo con rabia.
Miró a su alrededor en silencio. "¿Quieres esconderte?...oh, por supuesto que no puedes".
Belva siguió entrando, resultó que la habitación de Kenzo era más grande que la suya, pero el ambiente en esta habitación era realmente aterrador como la persona.
"¿Dónde está?". Belva estaba confundida, no encontró a Kenzo por ninguna parte, cuando antes sintió que había corrido persiguiendo a Kenzo, pero ¿por qué perdió su rastro?
"¿Será que no está en la habitación?". Tan absorta en su mundo, Belva no se dio cuenta de que Kenzo ya estaba detrás de ella usando solo una toalla, sin olvidar su cabello que todavía goteaba agua, haciéndolo lucir sexy.
"¿Tu memoria ha vuelto y quieres seducirme?". El aliento cálido de Kenzo rozó el esbelto cuello de Belva, haciéndola estremecerse. Con la máxima velocidad se dio la vuelta. Su mirada se encontró de inmediato con Kenzo, haciendo que Belva tragara saliva. Al saber que Kenzo solo usaba una toalla para cubrir sus bienes más preciados, Belva gritó espontáneamente.
"¡¡Pervertido!!, ¡¡maldito bastardo!!. Imbécil". Sin darse cuenta, golpeó el pecho de Kenzo con toda su fuerza. Kenzo, que no esperaba ese ataque, no pudo esquivarlo.
bugh..
Uhuk..
Uhuk..
"eh..eh, ¿qué te pasa?". Belva abrazó a Kenzo por reflejo para que no se cayera. Honestamente, Belva no esperaba que su puñetazo mortal hiciera que Kenzo vomitara sangre.
"No lo hice a propósito. Kenzo no te mueras todavía. Lo siento, lo siento, no era mi intención. Aunque el que se equivoca sigues siendo tú por sorprenderme". En una situación como esta, Belva todavía podía culpar a Kenzo por esto.
Belva, con el corazón apesadumbrado, llevó a Kenzo a la cama. Mientras que el propio Kenzo permaneció en silencio como si no hubiera pasado nada. Sabía que no era solo el golpe de Belva, sino la herida en su pecho. Esa era la herida del ataque de antes. Era bastante grave, pero Kenzo todavía podía soportarlo, pero cuando el golpe de Belva golpeó el punto exacto de su pecho herido, lo hizo vomitar sangre de inmediato.
"¡Hey, ¿me oyes?!". Gritó Belva, que había sido ignorada todo el tiempo.
"¡Calla!".
El pecho de Belva se inflaba y desinflaba conteniendo la ira. "Si no estuvieras muriéndote, ya te habría golpeado de nuevo". Dijo Belva y se fue de allí.
Kenzo, que fue abandonado así, miró con disgusto. "Desalmada". Si Andre estuviera aquí, seguramente se sorprendería al ver a su amo disgustado. Rara vez aparece una expresión como esta.
Kenzo pensó que Belva se había ido dejándolo solo, pero quién diría que regresaría trayendo agua mineral y una caja de medicinas.
"¿Por qué volviste?...no me tientes. Porque eso me hace perder el tiempo".
Belva casi tropezó al escuchar la confianza en sí mismo de Kenzo.
"Dios mío, qué seguro de sí mismo es usted, amo". Dijo Belva sin poder creerlo. "¿Quién te está tentando? Solo me estoy asegurando de que no mueras solo por mi puñetazo mortal". Dijo con frialdad y luego se sentó junto a Kenzo.
"No finjas, seguro que ahora estás buscando una oportunidad para tocarme". Kenzo movió su cuerpo para alejarse de Belva.
"¿Qué?". Belva preguntó porque no podía creer lo que acababa de oír. ¿Buscar una oportunidad?...en serio.
