¿Que es lo que lleva a un hombre a cometer el pecado de la infidelidad?.
Darío Álvarez narrará su historia y con sus propias palabras nos explicará que lo llevo a tomar la decisión que cambiaría su vida para siempre.
Esta novela será narrada desde el país de Argentina. Mendoza, donde yo vivo. Así que todas las fotos son de mi querida provincia. Los invito a disfrutar de la hermosura que regala mi tierra.
NovelToon tiene autorización de yanina para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Sólo en mis días fértiles.
Solo 3 meses después dimos el "SI" frente al altar y lo que yo creí que sería el inicio de una increíble historia de amor, poco a poco se volvió una tortura constante.
Cecilia desde la primera noche me dejó bien en claro que ella no deseaba estar conmigo íntimamente.
Alegó que necesitaba tiempo para adaptarse a la idea de que ahora yo era su esposo.
Y la entendí, la complací diciéndole que no tenía de que preocuparse, que fuéramos de a poco.
Desde la primera noche el sillón de nuestra habitación se convirtió en mi cama diaria.
La llenaba de detalles todos los días.
Desayuno en la cama cada mañana, flores por la tarde para adornar su estudio, chocolates para levantarle el ánimo, cenas a la luz de las velas.
Intente de todo, pero por más esfuerzo que hiciera a ella no parecía interesarle nada.
La solía observar con su mirada perdida. Puesta en cualquier cosa menos en mí.
Así paso nuestro primer año de casados, no habíamos avanzado absolutamente nada, es más creo que retrocedimos.
Para celebrar nuestro primer aniversario la invité a un viaje de crucero por 5 días. Tenía todas mis esperanzas puestas en ese viaje.
Me inventé mil maneras de acercarme, pero solo obtenía su frío rechazó.
De regreso Cecilia paso unos días en casa de sus padres y un día al volver a casa accedió a darme lo que tanto había añorado.
Esa noche después de un año entero, Cecilia fue mi mujer por todas las de la ley.
Aunque la note poco dispuesta y hasta arisca a mi toque yo era el hombre más feliz sobre la tierra, por fin me había ganado el corazón de mi bella esposa.
Pero la felicidad suele durar poco.
Cecilia me dijo que era hora de tener un bebé y que sólo en sus días fértiles podríamos dormir juntos.
Al principio me negué, pero tan vez un niño mejoraría nuestra vida.
Solo dos meses después Cecilia me dio la gran noticia de que seríamos padres.
Estúpidamente, creí que ese pequeño nos daría la felicidad que nos faltaba, que nos uniría y seríamos una bonita familia feliz.
Que cobarde somos al dejar tan pesada carga sobre la espalda de una criatura tan pequeña he indefensa.
Otra vez retrocedimos y estábamos como al principio. No importaba cuanto me reforzará Cecilia volvió a crear un muro impenetrable.
No me permitía consentirla ni amarla como yo quería.
Le preparaba comida saludable, pero deliciosa que nunca probó, no me dejaba compartir esos bellos momentos en el doctor mucho menos acariciarle el vientre para decirle bonitas palabras a mi pequeño.
Creo que el malestar más grande que sufrió fue mi presencia.
Cada que me veía salía corriendo al baño. Eso me destrozaba.
Me llenaba de rabia, no podía entender a mi mujer y porque me odiaba tanto.
Preparé un hermoso cuarto para el bebé, lo decore hasta el más mínimo detalle.
Le compré lleno de ilusión sus primeras ropitas imaginándomelo entre mis brazos.
Y por fin el tan esperado día llegó.