Hay amores inolvidables, amores para toda la vida y amores imposibles. Está es la historia de Lina una chica musulmana con un gran amor capaz de afrontar cualquier dificultad, sobre todo leal a su amado Amir. Un amor prohibido por el padre de Amir, ya que Lina no seguía las costumbres del islam. Ibrahim jamás permitirá que una mujer de cuna inferior e infiel a la religión entrara a su familia, aunque esa era la excusa ya que él la deseaba con locura. Lina y Amir aprenderán que el tiempo y la distancia no es capaz de terminar su gran amor, descubrirán que pueden volver a luchar para encontrar el paraíso en su unión.
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En urgencias
Capítulo 18
Lina llegaba a su casa, Maryam y Nadia empacaban para la mudanza, su padre había comprado una casa más grande al parecer la textilera estaba produciendo mucho dinero, el pequeño Ismael jugaba con sus juguetes era tan tierno, la primera palabra que pronunció fue el nombre de Lina. Al verla llegar caminó hasta a ella para que lo abrazara.
—Lina ¿qué le pasó a tu cabello?—
—Lo corté madre no debo estar en mi servicio en el hospital con el cabello largo.—el pequeño Ismael jugaba con su cabello
—Se ve muy linda.—decía Nadia
—Gracias, bueno ahora llevaré al pequeño Ismael arriba a jugar un poco.—dejó a ambas continuar
—por cierto señora, ¿Zahan va a llevar a la novia a la nueva casa para conocerla o si vendrá hoy?—preguntó Nadia
—Aún no lo sé, espero que se decida a llevarla a la nueva casa. Porque aquí es un verdadero desastre.—
Ambas continuaron empacando, mientras Lina pasaba tiempo con el pequeño. Realmente disfrutaba mucho jugar con el, más tarde mientras le leía una historia el pequeño Ismael se quedó profundamente dormido, verlo dormir le generaba tanta paz.
Lina pronto se graduaría y mientras estudiaba una especialidad trabajaría en urgencias, mientras acomodaba sus cosas para el siguiente día veía colgado el traje que usaría para su graduación. Realmente lo había logrado, mientras se observaba en el espejo no podía mirar a la antigua Lina, es como si esa versión de ella jamás hubiera existido.
Días después Lina se graduaba siendo la mejor estudiante de su generación, todos los invitados a su titulación estaban felices por ella. Kate la abrazaba con mucho cariño, ella se había convertido en su mejor amiga.
—Doctora Fayed me siento tan orgulloso.—decía Saalim mientras le entregaba una ramo de rosas blancas
—Gracias papá, todo esto es gracias a ustedes mi familia, y a mi mejor amiga Kate.—
Saalim se sentía orgulloso de su hija, había logrado hacer de sus hijos unos profesionistas. Zahan era un gran contador mientras Lina era un médico. También esperaba tener una vida larga para ver al pequeño Ismael convertirse en lo que él soñara.
Mientras tanto Ekrem estaba de vacaciones en Londres, había visitado a sus abuelos que vivían en aquel país. Su abuelo había invertido en una textilera mientras visitaba Londres, al final se quedó a vivir ahí.
—Merhaba (Hola) abuelos.—
—Pero qué guapo está nuestro nieto.—decía su abuela Ceren
—Es todo un Demirci, hasta que haces tiempo para visitar a tus abuelos.—decía su abuelo Yusuf
—Pensé en tomarme unos días libres de todo el trabajo que tengo, además quiero disfrutar de la belleza de los alrededores de Londres.—
—Voy a traer té para compartir, pero anda Cihan siéntete como en casa eres parte de esta familia.—
Cihan no solo era su mano derecha de Ekrem, también su mejor amigo.
—Ekrem, sin afán de hacerte sentir obligado. ¿Haz pensado en ya casarte?—
—Mi prometida de toda la vida se fugó con el hombre que cuidaba sus caballos, mi padre enfureció con su socio y mejor amigo, la solución del señor Boran era que me casara con su hija más joven. Obvio no acepté, ya que yo le llevaba diez años de diferencia, entonces padre accedió que yo eligiera con quien casarme. Pero no he tenido tiempo de conocer a alguien, y la única joven que conocí tal parece no existe. No pudimos encontrarla.—
—En verdad, las únicas personas que no se pueden rastrear son las que están en situación vulnerable. Que fueron victimas de algún tipo de violencia, y que pidieron asilo algún país.—
—Lo único que pudimos investigar de esa joven es que nació en Afganistán, después que creció en Medina, Arabia saudí y de ahí que viajó a Egipto. Pero se perdió junto a su familia.—decía Cihan
—¿En dónde la conociste?—
—En Madrid mientras huía de alguien, no he podido dejar de pensar en ella. El terror en su mirada se quedó grabada en mi mente, pero es muy bonita. Me gustaría volver a verla, para saber que está bien.—respondió Ekrem
—Si tú mejor investigador no la ha encontrado, solo puedes esperar un favor del destino. Vamos disfrutemos del té.—el abuelo tenía razón, eso le daba una esperanza a su nieto.
Días después Ekrem y Cihan estaban en un parque a las afueras de Londres haciendo deporte extremo en bicicleta, cuando un ardilla hizo que Ekrem perdiera el control chocando contra un árbol. A pesar de estar usando el equipo de seguridad, fue inevitable que saliera herido. De inmediato Cihan lo llevó a un hospital ya que necesitaría suturas.
—Doctora Kate acaban de traer a un muchacho que se cayó de su bicicleta, tal parece necesita puntadas.—decía la encargada de triage
—Que pase al cubículo 4, en un momento lo atiendo.—en eso se acercó Lina
—¿te puedo ayudar en algo?—
—Estoy revisando los estudios de Eli, pero llegó un paciente que necesita suturas. Ya sabes deportistas.—
—Si gustas me encargo de ello los estudios de mi paciente se van a tardar, además no debe ser grave.—
—Si me sería de mucha ayuda está en el cubículo 4, gracias Lina.—
Lina caminó hasta ahí al llegar, Ekrem no podía creerlo. Era aquella joven que tanto había buscado.
—Buen día soy la doctora Fayed, procederé a revisarlo.—
Ekrem no dejaba de observarla y sonreír, tal parecía ella no lo recordaba. En su gafete pudo leer su nombre Alina Fayed, supuso que por eso no lo había encontrado y que habían investigado a otra persona.
—Le suturaré la herida en su pierna y brazo. Pediré que le administren una medicamento para el dolor.—
—No te acuerdas de mí verdad.—Lina lo observó detenidamente
—Si, tú eres el hombre que me ayudó aquel día en Madrid. Ese día estaba muerta de miedo y confundida, tal parece el mundo es pequeño.—
—¿estás bien?—
—Si, yo si. Pero tú no al parecer, déjame atenderte de acuerdo y conversamos.—
Ekrem estaba feliz conversando con Lina mientras ella lo suturaba, el estar cerca de ella le hacía olvidarse incluso del dolor que sentía.
—Me dijiste que te llamabas Lina Fayed, y resulta que te llamas Alina.—
—No, si me llamo Lina. Recursos humanos se equivocó en mi gafete. Como estoy en urgencias siempre estoy ocupada, no he tenido tiempo de cambiarlo.—
—Desde que te conocí, solo quería volver a verte para saber que estabas bien.—
—Eres muy atento, en verdad muchas gracias por haberme ayudado. Nunca lo voy a olvidar, es más cuando te recuperes podemos ir a comer. ¿Te gustaría?—
—Si, me encantaría.—
—Bien, ya terminé de suturar. No tienes otras lesiones así que solo hay que vigilar que sane adecuadamente. Estos puntos se absorben, si no lo hacen regresas para retirarlos, te daré de alta y escribiré todos los cuidados que debes tener.—
Ekrem estaba muy feliz, Lina no solo era bonita, era médico y una persona muy dulce. Lo mismo que sintió al conocerla, lo volvió a sentir una vez más, él solo quería estar cerca de ella ya que su presencia le hacía sentir muy bien.