Mi Castigo

No podía dejar que mis frustraciones me destruyan más, era momento de utilizar mi arma secreta para salir a flote, tenía el corazón en pedazos, creí que Enzo mi esposo me amaba, saber que todo lo que pasamos era falso mataron mis ganas de vivir.

La belleza que mis padres me heredaron tenía que servir de algo. Con toda la furia tomé mi vestido de novia y lo tiré al basurero, tome mis cosas y elegí el vestido más sexy que me había comprado en Londres, aquellas veces donde no comprendía mucho de la vida.

Estaba decidida a provocar a Enzo y a todo aquel que se interponga en mi camino, estaba claro que el amor no era para mí, ese sentimiento solo me estaba destruyendo y si quería sacarle ventaja a la venganza de mi esposo, debía matar todo sentimiento que sentía por él.

Me dolía en el alma ver a Enzo ahora como enemigo y no como alguien que solo daba felicidad, sequé mis lágrimas mientras me ponía labial en los labios, prometiéndome no volver a enamorarme, porque el amor solo me acababa por dentro.

El sonido ruidoso de mis zapatos llamó la atención de mi esposo, le fue difícil no admirar mi belleza, sabía perfectamente que me deseaba con los ojos, pero como no había ningún sentimiento de él hacia mí tenía que buscar placer en otro lado.

—¿Dónde crees que vas así?— preguntó sorprendido.

—Al trabajo— con ironía contesté mientras seguía bajando la escalera.

—No te permito que salgas así vestida.

—¿Y que harás al respecto?

—¡Ve a cambiarte!—ordenó enojado.

No le hice caso, seguí mi camino, él aligeró su paso y vino tras de mí, me tomó del brazo y me detuvo, estábamos cara a cara.

—Si vas a destruirme al menos deja que me vista bien, es lo único que por ahora puedo hacer por mí, porque el dolor de mi corazón no lo puedo vestir ni maquilar— mis palabras salieron del alma.

Enzo quedo en silencio, no esquivaba su mirada a ningún lado, solo miraba mis ojos." Si tan solo nos hubiésemos conocido en otras circunstancias, nuestras vidas serían diferentes" pensó y me soltó del brazo.

—Sube al auto, iremos juntos— expuso.

Aprisionados en medio de varios autos por los cortes en la avenida estaban irritando a Enzo.

—Si te metes detrás de ese auto, saldremos más rápido de aquí— le dije apuntando el coche delante de nosotros.

—Te prohíbo que me digas lo que tengo que hacer— fue su repuesta.

—Lo siento.

—Si te llevo hoy a la empresa, es para que le hagas firmar a tu padre algunos documentos.

—¿Por qué quieres destruir la empresa de mi padre?, él no hizo nada, destrúyeme a mi, con ellos no te metas por favor.

—Tus padres son los culpables de tus actos, debiste haberte quedado en la cárcel, así solo me hubiese encargado de vos. Pero ahora involucraste también a tus padres, es culpa tuya, no mía.

En medio del caos que se estaba desatando dentro del auto, más el caos en las calles un auto aceleró y nos llevó por delante, no traía puesta el cinturón de seguridad, mi cuerpo se deslizó hacia adelante, me golpeé la cabeza, sentí como la sangre se cubría parte de mi rostro, con la poca noción que tenía pude ver a Enzo, que se sacaba el cinturón de seguridad y bajaba del auto a toda prisa, quería morir de verdad en esos instantes, pero alguien me tomó en sus brazos y me subió en una camilla.

—¡Aurora!... no se te ocurra cerrar los ojos— escuchaba una voz.

Instante después cerré los ojos por completo.

—¡Aurora!..—Enzo gritaba moviendo mi cuerpo.

—Tranquilo, ella estará bien— le decía un médico más o menos de su edad.

—¿Está seguro que se pondrá bien?

—Se ve una joven fuerte y sería lamentable que alguien tan joven y bonita deje este mundo.

—Lo de mujer fuerte le creo, pero no se confunda con algo más, es mi esposa.

—Lo siento mucho, no quise faltarle el respeto. Es alguien muy afortunado.

Cuando llegamos al Hospital, me llevaron de urgencias a quirófano, porque vieron sangre entre mis piernas.

—¿Estaba embarazada?— una doctora le preguntó a mi esposo.

Enzo jamás pensó en esa posibilidad, su venganza había ocupado parte de espacio en su cabeza. No supo que contestar, se tomó de la cabeza tratando de volver en sí.

—¿Estás bien hijo?— su madre le preguntó tocándole su hombro, para luego darle un abrazo.

—Si mamá, estoy bien, pero Aurora está grave.

—¿Pero que fue lo que pasó?

—Estábamos discutiendo y de repente un auto se vino tras de nosotros, más los cortes que había, todo era un desastre y Aurora no tenía el cinturón de seguridad.

—A esa mujer le puede pasar lo que sea, pero el que me preocupa sos vos Enzo. No soportaría que te pase algo.

—Mamá, estoy bien no te preocupes.

—Por fin podre ver la cara de la mujer que me quito a uno de mis hijos y decirle muchas cosas, quiero que me escuche antes de que se muera.

—¿Mamá?

—Será mejor que se muera.

—¡Mama!..Hay la posibilidad de que Aurora haya sufrido un aborto.

—¿Qué?...

—Los médicos me preguntaron si estaba embarazada.

—¿Cuántas veces te revolcaste con esa asesina?

—Muchas.

—¿Y no se te ocurrió cuidarte?

Enzo discutía con su madre en los pasillos, mientras mi cuerpo sufría su peor pesadilla, jamás imagine que dentro de mi llevaba un corazón pequeño con mucha vida, pero ese accidente me lo había quitado.

Los médicos introdujeron varios instrumentos en mi vagina, para sacudir mis paredes y terminar con todo tejido que había entre mi vientre, de saber que estaba embarazada me hubiese cuidado más, pero no lo sabía.

—¿Dónde está mi hija?—Mi madre le preguntó a Enzo.

—La metieron al quirófano de urgencias.

—¿Qué fue lo que le pasó?. ¿Por qué no cuidaste de mi princesa?—mi madre le golpeaba en el pecho.

Mi padre con toda su angustia intento calmarla, hasta que se desmayó.