Un mundo donde los humanos son la raza más débil y hostigada por las demás... Hasta que el primer dios de su raza aparece llenando los corazones de esperanza.
¿Podrá nuestro protagonista ayudar a la humanidad? ¿Descubrirán la verdad?
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Capitulo 21
Aquella presencia era en extremo peligroso, poco a poco va calmando su aura visible que tiñe el lugar de un color rojizo.
— ¡No quiero saber quién es el culpable! ¡Quiero saber si ustedes están listos para esta responsabilidad! ¡Esto no es un juego!—.
Última parece no poder hablar.
Clarisa tiene miedo, su cuerpo tiembla.
Su aura está causando efectos negativos en nuestro cuerpo.
Solo yo y Canon parece que somos capaces de soportarlo parcialmente.
— Por favor Dios, le pido retenga su ira para poder controlar mi propio cuerpo—. Expresa Canon con respeto.
—... De acuerdo, me contendré está vez... Comenzaré diciendo esto, no planeo reprenderlos a ustedes, hicieron lo que pudieron, sin embargo, no es suficiente—.
Es lo que tanto temía, está ocurriendo ahora, es una suerte que no dirija su ira hacia nosotros.
— Por eso hice mis preparativos, no permitiré que esto vuelva a ocurrir, primero formaremos una alianza con la raza feral—.
— M-Mi señor... C-Con todo respeto, ellos son parte de la unión—.
— Lo sé Última, no me importa, necesitamos aliados y ellos aceptaron el trato, no dirán públicamente que están de nuestro lado aún, ni romperán lazos con los elfos, pero pueden confiar en ellos—.
— Entiendo, confiaremos en los ferales si así lo pide—.
— Ellos no utilizan humanos esclavos, son creyentes de la libertad en manada, por lo que los humanos que trabajan para ellos también eligen a sus parejas o incluso en que trabajar, no hay señales de maltrato ni descontento—.
— Los ferales son dignos de confianza, no desmerecen a otras razas eso es suficiente para que las personas confíen en ellos—.
Es tal como saberlo, ya que ellos son una de las especies más débiles, si los humanos se alzan ellos serían el centro las miradas, usarían a ferales como esclavos.
Si queremos terminar con esto es mejor aliarnos a matarnos entre nosotros.
— Es bueno saberlo ya que vendrán aquí, están de camino—.
— Significa que debemos construir más casas y ampliar el lugar—.
— Esos detalles los dejaré en sus manos, preparen un lugar acorde para que otro Dios llegue aquí, el Dios feral es mi aliado ahora—.
— Son grandiosas noticias, no solo una raza, sino su Dios nos da su bendición, estamos agradecidos de su trabajo mi Dios—. Expresa Canon.
Eso era lo importante que quería hacer, mientras nosotros construíamos y cuidábamos este lugar él se preocupó por aumentar nuestras conexiones.
Ahora habrá tres Dioses pisando este lugar, llamarlo tierra sagrada sería poco.
— Dado el hecho de que nuestra población crecerá, uno de los objetivos que será necesario es la escuela, una gran escuela, ya que está destruida pueden hacer una de mayor tamaño—.
— Eso haré mi Dios—. Contesta ella.
Respondo por ella, no parece estar calmada.
— Con esto dicho me marcho—.
—¡Si!—. Solo yo y Canon respondimos a su despedida.
Una vez la presencia de ambos Dioses desaparecen la sala comienza a respirarse un aire de alivio.
— Lo siento mucho, todo esto ocurrió por mi descuido—.
— Basta Canon, nadie de aquí tiene la culpa, ese viejo es el culpable, esos elfos que entraron a la ciudad tienen toda la culpa—.
Última por fin dice palabras, lo normal sería detenerla por su falta de formalidad; sin embargo, lo permitiré está vez.
— Agradezco que nuestro Dios sienta tanto amor por nuestra raza, necesitamos de su presencia, creí que tener a tantas personas capaces mi presencia sería innecesaria... Y me equivoqué, debí patrullar junto con mi equipo y me dediqué a disfrutar de la ciudad—.
— Xion era imposible de vencer solos—.
— Lo sé Clarissa, es muy cierto, creo que de estar patrullando, el resultado mostraría menos heridos puede que incluso sin heridos, por eso creo que la culpa de todo el desastre es mío—.
— Yo hice lo mismo, estaba comiendo y disfrutando de las nuevas recetas que incluso me olvidé de proteger la ciudad en un día tan importante—.
— Clarissa ¿Eso es cierto?—.
— Lo siento Primera, no lo quería decir, creo que Dios sabía que era mi culpa, era mi deber patrullar las calles mientras ustedes estaban fuera... Me volví una floja y no me di cuenta, perdón a todos, no fue intencional—. Clarissa derrama lágrimas frente a todos.
Una de las cosas que entiendo es que entre nosotros hay pocos adultos, muchos de nuestras líneas son jóvenes, algunos incluso niños como en el caso de Morrigan.
Es cierto que a futuro será algo prometedor, pero ahora mismo la irresponsabilidad de Clarissa se deja ver.
Mientras los demás hacían su trabajo ella estaba...
— Debo castigarte Clarissa, lo sabes—.
— Si... Tomaré mi castigo—.
— Momento Primera no es justo que—
— ¡Silencio! ¡No voy a tolerar estás irresponsabilidades! ¡Canon tú hiciste un buen trabajo, tú, por otro lado, sabías que eras culpable! Por eso cruzaron los elfos por qué tu equipo estaba sirviendo a su superior café y dulces, por qué la que debía tener la responsabilidad decidió jugar a la niña rica—.
Canon parece tener algo que decir; sin embargo, al observarme decide apartar la mirada.
— ¡Clarissa tenías un deber! ¡Y fallaste! ¡Quiero que encierren a Clarissa, en dos días comenzará su juicio!—.
— Mierda—. Murmura uno de ellos.
Morrigan y Última la toman de los brazos, Última deja ver su descontento apretándole de más.
...
Al ver a mi madre puedo ver que está fuera de peligro, aunque se nota que fue golpeada repetidas veces.
Sus vendas tapan parte de los cortes pero no los golpes, me alegro que este descansando en una cama.
— Me alegro de que estés bien mamá—.
— Mi Ciel, estoy bien no me pasó nada—. Me consuela acariciando mi pelo.
Me recuerda a mi madre, ella era igual cuando era pequeño...
No, no debo pensar en esas cosas aquí, ahora soy Ciel.
— Mamá ¡Mamá!—. Exclama Maeva al ver a madre en una cama vendada.
Ambas se abrazan y comienza un drama de telenovela que decido ignorar.
No es que no me importe, el problema es que si me importa, no debo tener tanta cercanía con ellos si quiero completar mi objetivo, si supieran que yo el supuesto Dios y atrapan a mi familia ¿Qué haría?
Evitar que me descubran es una cosa seria.
— Han...—.
Cuando mi madre mira al amigo de la familia a mi espalda me volteo a ver, parece diferente a lo habitual.
Tiene un aire de... Pocos amigos.
— Ya entiendo... ¿Quieres un abrazo Han?—.
— Eres muy amable Tae, yo no—
— Me gusta abrazar a mis hijos, dejame abrazarte ¿Si?—.
—... De acuerdo—.
¿Qué está pasando? ¿Por qué tanta cercanía?
¿Está coqueteando con mi madre? Te vas a morir Han... Solo es una broma.
— Eres parte de la familia Han, quedate en nuestra casa—.
Sorpresivamente, Han parece estar sentimental este día por qué comienza a llorar.
— Delicado—. Murmuro.
— Torpe—. Murmura mi hermana