EL ALMA DEL PUEBLO

Orange se quedó mirando el mensaje de Geovanni durante varios segundos, su corazón latiendo con fuerza. No podía creer lo que estaba leyendo. ¿Geovanni se estaba arrepintiendo? ¿Quería volver a estar con él? Una sonrisa tímida se dibujó en su rostro, pero rápidamente fue reemplazada por una expresión de preocupación.

Había sido una decisión difícil irse, pero ahora se sentía aliviado de haberlo hecho. Había conseguido un nuevo trabajo y estaba empezando a adaptarse a su nueva vida. ¿Volver con Geovanni significaría empezar de cero? ¿Estaba listo para enfrentar los mismos desafíos que los habían llevado a separarse?

Después de pensarlo mucho, decidió responderle a Geovanni.

Orange: Geovanni, me sorprendió mucho tu mensaje. La verdad es que también te extraño mucho. Pero las cosas han cambiado mucho desde que me fui. Tengo un nuevo trabajo y estoy empezando a construir una nueva vida aquí. No sé si sería justo para ninguno de los dos volver a intentarlo.

Al enviar el mensaje, Orange sintió una mezcla de alivio y tristeza. Aliviado porque había sido honesto con Geovanni, pero triste porque sabía que estaba cerrando una puerta.

Geovanni esperó ansiosamente la respuesta de Orange. Cuando la leyó, sintió un nudo en la garganta. Sabía que había sido un tonto al dejar que Orange se fuera. Pero también entendía su punto de vista.

Geovanni: Entiendo perfectamente lo que sientes, Orange. No quiero presionarte de ninguna manera. Solo quería que supieras que siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que decidas.

A pesar de la tristeza que sentía, Geovanni decidió enfocarse en sí mismo. Comenzó a salir más con sus amigos, a practicar nuevos deportes y a explorar nuevos hobbies. Quería demostrarse a sí mismo que podía ser feliz sin Orange.

Un día, mientras caminaba por el parque, vestido con una camiseta blanca que resaltaba sus ojos azules y unos jeans desgastados que le quedaban a la perfección, se encontró con Orange de casualidad. Llevaba una camiseta gris, unos pantalones cortos de mezclilla y unas zapatillas deportivas, un atuendo cómodo y casual que resaltaba su figura atlética.

"Orange," dijo Geovanni, sorprendido.

"Geovanni," respondió Orange, su voz suave.

Se quedaron mirándose fijamente, recordando todos los momentos que habían compartido. El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa. El canto de los pájaros llenaba el aire y una suave brisa acariciaba sus rostros.

"Hace mucho que no te veía," dijo Geovanni, su voz ronca.

"Lo sé," respondió Orange, sintiendo una oleada de emociones.

Se sentaron en un banco y comenzaron a hablar. Se pusieron al día de sus vidas, de sus trabajos, de sus sueños. A medida que hablaban, se dieron cuenta de que los sentimientos que tenían el uno por el otro seguían siendo los mismos.

Mientras el sol se ocultaba por completo, dejando paso a un cielo estrellado, Orange y Geovanni se dieron cuenta de que no podían vivir el uno sin el otro. Se abrazaron con fuerza, sintiendo el calor de sus cuerpos entrelazados.

"Nunca debí dejarte ir," susurró Geovanni.

"Lo sé," respondió Orange, sonriendo.

Se quedaron así por un largo rato, disfrutando de la compañía del otro. Pero su momento de intimidad fue interrumpido por una voz conocida.

"Geovanni, Orange, ¿qué están haciendo aquí?"

Era Misael, quien los había estado observando desde lejos. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a sus dos mejores amigos besándose. Una mezcla de sorpresa y decepción se reflejó en su rostro.

Misael siempre había admirado a Geovanni y lo consideraba su mejor amigo. Sin embargo, nunca había podido confesarle sus sentimientos. Al ver a Geovanni tan feliz con otro hombre, sintió un nudo en el estómago.

"Misael", dijo Geovanni, sintiéndose incómodo. "No es lo que parece".

"Claro que lo es", respondió Misael con amargura. "¿Cómo puedes hacerme esto? Siempre te he considerado un hermano".

Orange se puso de pie y se acercó a Misael. "Misael, no es tu culpa que Geovanni y yo estemos juntos. Somos felices así".

Misael se cruzó de brazos. "No lo entiendo. ¿Cómo pueden dos hombres estar juntos? Es... es anormal".

Geovanni y Orange se miraron entre sí, sorprendidos por la reacción de Misael. Sabían que tenía que ser difícil para él aceptar su relación, pero no esperaban que fuera tan duro.

"Misael, el amor no tiene género", dijo Geovanni con calma. "Y nuestra relación es tan válida como cualquier otra".

Misael se quedó en silencio, pensando en lo que Geovanni había dicho. Sabía que tenía razón, pero no podía evitar sentir una profunda tristeza.

"Necesito tiempo para pensar en todo esto", dijo finalmente, antes de darse la vuelta y alejarse.

Geovanni y Orange se quedaron mirando fijamente el lugar donde Misael había estado parado. Sabían que su amistad con Misael nunca sería la misma.

Mientras caminaban juntos hacia casa, tomados de la mano, Geovanni y Orange se dieron cuenta de que su amor supera todas las pruebas. Y aunque sabían que el camino no siempre sería fácil, estaban seguros de que juntos podían enfrentar cualquier desafío.