Amor de Marisa por Ian. El cual es discapacitado y deberá pasar su vida en una silla de ruedas. Marisa es una joven de 22 años, que proviene de una familia humilde y trabaja como Asistente Personal de Ian Andrew.
Ian es el CEO de una Planta Fundidora, probablemente la mas grande y productiva del país.
Ian está recluido de por vida a una silla de ruedas como consecuencia de las secuelas que le dejó un accidente automovilístico en el que murieron sus Padres y su Hermana mayor.
Cuando se leyó el Testamento de su Padre, quedó perfectamente estipulado que Leticia Zambrano quedaría como Tutora legal de Ian y que ella debería ir a vivir a la Mansión Andrew y hacerse cargo ella y solo ella de administrar los bienes de Ian hasta que cumpliera los 21 años. Y en ese lapso de tiempo, de los 8 años que tenía Ian al morir su familia , hasta que Ian cumpliera los 21, Leticia Zambrano sería La CEO de la Fundidora, ya que Leticia era una persona integra y honesta. Hasta que aparece Marisa Salvatierra.
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LA ENTREVISTA
Hola Marisa. Gracias por venir.
Aquí estoy Srita. Leticia.
Ningún Srita. Aquí llámame simplemente Leticia.
De acuerdo Leticia.
Marisa te preguntarás por qué motivo te he citado aquí en mi oficina, la razón es que voy a necesitar de tu ayuda.
¿Qué clase de ayuda Leticia?
Mira, yo entré a trabajar a la Fundidora siendo muy joven, más joven que tu. Ascendí de una manera muy rápida gracias a mi trabajo, constancia y disciplina.
El Ingeniero Andrew un día llegó y vio que yo era Ingeniero Metalúrgica y estaba cursando la Maestría en Finanzas y me promovió al área Financiera cuando yo laboraba en Control de Calidad. De modo que pronto fui nombrada Asistente Personal del Ingeniero Andrew, por supuesto que acepté gustosa. Te cuento todo esto para que trates de ver alguna similitud de tu caso con el mío.
Donde el asunto cambia es cuando sucede el accidente automovilístico en el que murieron los Padres de Ian, ahí mi vida dio un giro de 180° y resultaron cosas y situaciones que jamás en mi vida pensé que me pasarían, vamos, ni en mis mejores sueños.
Yo ya para ese entonces me había independizado de mi familia, y en mi caso fue lo mejor que pude haber hecho, te juro Marisa que no me arrepiento de mi decisión.
Después de la muerte de los Sres. Andrew vino la lectura del Testamento y el Ingeniero Andrew me nombraba tutora legal de su hijo Ian. Quedó como hijo único, ya que su hermana también falleció en el accidente. El Testamento además estipulaba que mientras Ian no cumpliera la mayoría de edad, yo quedaría como Presidenta de la Fundidora, y al ser yo la tutora legal de Ian, yo tendría que irme a vivir a la Mansión Andrew.
En ese momento yo entré en shock. No sabía que decir, Ian tenía tíos y abuelos con los que yo suponía podría vivir mejor y que lo podrían educar mejor que yo.
Al ver mis dudas el abogado de la Fundidora, el Licenciado Manuel Portillo, me pidió hablar en privado con él fuera de la Fundidora. Yo acepté la invitación y fuimos a tomar un café. Ahí me expuso que el motivo de la decisión de nombrarme Tutora legal de Ian era porque sus cuñados siempre habían sentido celos de él y que él ya sabía que Ian no les importaba absolutamente nada. Lo que querían era la fortuna del Ingeniero Andrew y que irremediablemente iban a despojar a Ian de su patrimonio para dejarlo auténticamente en la calle.
El más interesado era el Suegro del Ingeniero Andrew. Era un tipo que siempre estaba borracho. El Padre de Ian siempre ayudó a su familia, pero por el mismo alcoholismo del señor el dinero nunca les lucía. Además, su suegro siempre culpaba al Ingeniero Andrew de todas sus desgracias y cuando iba a visitar a su familia, siempre terminaban con fuertes y acaloradas discusiones que finalmente no conducían a nada.
Marisa la interrumpió. Perdón Leticia, pero no había más familiares para que se quedara con ellos Ian?.
No los había Marisa, o mejor dicho, si los había, los hermanos del Ingeniero, pero cojeaban del mismo pie que el Suegro del Ingeniero Andrew, no me refiero al alcoholismo del señor, sino que aprovechando que Ian era menor de edad, lo veían como presa fácil para despojarlo de todo.
Como verás Marisa, me tocó bailar con la más fea. Fueron constantes demandas de impugnación de Testamento, había días y semanas que me la pasaba más en tribunales que en mi trabajo.
Además de andar al pendiente de Ian, ya que duró más de un año entre Hospitales y cirugías y que no lograron liberarlo de la silla de ruedas.
Le dije al Licenciado Portillo que por favor me dejara pensarlo, como yo ya no vivía con mi familia pues ya no tenía que consultarlo con nadie. El Licenciado Portillo pidió al Notario una prórroga de 24 horas para que yo pudiera tomar una decisión.
Pero no tenía nada que pensar. Ahí mismo acepté y me fui a vivir a la Mansión Andrew.
Te lo vuelvo a repetir, fue la mejor decisión que tomé. Encontré la felicidad trabajando aquí, educando y amando a Ian, porque a Ian lo quiero y lo amo. Es el hijo que nunca pude tener. Y él también me quiere.
__________________________________________________. Fin de la primera parte.