En un barrio marginado de la ciudad, Valentina, una chica de 17 años con una vida marcada por la pobreza y la lucha, sueña con un futuro mejor. Su vida cambia drásticamente cuando conoce a Alejandro, un ingeniero de 47 años que, a pesar de su éxito profesional, lleva una vida solitaria y atormentada por el pasado. La atracción entre ellos es innegable, y aunque saben que su amor es imposible, se sumergen en una relación secreta llena de pasión y ternura. ¿como terminara esta historia?
NovelToon tiene autorización de Camila Vegas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 9: Sombras del Pasado
El ambiente festivo del parque se volvió tenso en un instante cuando la mujer se detuvo frente a Valentina y Alejandro. Su presencia era como un rayo que había interrumpido la calidez del momento. La risa se desvaneció, y una sombra se cernió sobre la celebración.
“Hola, Alejandro,” dijo la mujer, su voz suave pero llena de una carga emocional innegable. “No pensé que te vería aquí.”
Alejandro se quedó paralizado, su expresión cambió de sorpresa a una mezcla de confusión y temor. Valentina, sintiendo que el aire se volvía más denso, dio un paso atrás, tratando de entender la situación.
“¿Qué haces aquí?” preguntó Alejandro, su tono entre la incredulidad y la incomodidad.
La mujer, de unos 40 años, con un aire de elegancia que contrastaba con la informalidad del evento, miró a Valentina antes de responder. “Escuché sobre el evento y pensé que sería un buen momento para… para hablar.”
Valentina sintió un nudo en el estómago. La tensión entre ellos era palpable, y sabía que la revelación del pasado de Alejandro estaba a punto de estallar. Se mantenía al lado de él, uniendo sus fuerzas, pero no podía ignorar la historia que lo seguía.
“¿Hablar? ¿De qué?” Alejandro intentó mantener la compostura, pero la vulnerabilidad en su voz era evidente.
La mujer tomó un respiro profundo. “No he dejado de pensar en lo que pasó entre nosotros. Me di cuenta de que no cerré esa puerta. Y quiero disculparme por cómo me fui. Fue una decisión impulsiva, pero el dolor de perderte fue demasiado,” explicó.
Valentina miró a Alejandro, notando cómo su expresión se tornaba más seria, y cómo su mandíbula se tensaba. “No es momento para esto,” dijo él, su voz firme, aunque temblorosa.
La mujer se volvió hacia Valentina, como si finalmente notara su presencia. “¿Y tú quién eres?” preguntó con curiosidad y un toque de resentimiento.
“Soy Valentina,” respondió, tratando de mantener la calma. “Estamos trabajando juntos en el proyecto de la fábrica.”
“Así que eres la nueva musa,” dijo la mujer, su tono afilado. “Interesante. Espero que sepas en lo que te estás metiendo.”
Valentina sintió que la tensión aumentaba. “No estoy aquí para competir contigo ni con tu pasado. Alejandro y yo estamos tratando de hacer algo positivo por nuestra comunidad,” respondió, intentando defender su lugar.
“¿Positivo? ¿Y qué pasará cuando se dé cuenta de que aún está atrapado en los recuerdos de lo que fue?” La mujer se volvió hacia Alejandro, su mirada intensa. “Estás condenándote a ti mismo a un ciclo del que no puedes escapar.”
Alejandro dio un paso adelante. “No estoy atrapado en nada. Estoy tratando de avanzar, y Valentina es parte de ese avance,” afirmó, con más firmeza de lo que había mostrado antes. “No necesito que regreses a recordarme mi pasado.”
“Pero eso es justo lo que estoy haciendo, ¿no?” dijo la mujer, con una mezcla de tristeza y determinación. “No quiero que me perdones. Solo quiero que sepas que estoy aquí, y que quiero hacer las cosas bien.”
El ambiente en el parque era denso. La música había disminuido y las conversaciones se habían apagado a medida que los vecinos se giraban para observar la escena. Valentina sintió la mirada de la comunidad sobre ellos, y comprendió que estaban en un momento crucial.
“Alejandro,” comenzó, con un tono más suave. “Esto es tu oportunidad para enfrentar tu pasado. Pero también es tu elección. No tienes que dejar que esto te defina.”
“Valentina tiene razón,” dijo la mujer, sintiendo que su tono se ablandaba. “Alejandro, no estoy aquí para hacerte daño. Simplemente quiero que sepas que lo lamento y que entiendo que esto no es fácil.”
Alejandro, visiblemente afectado, miró a Valentina, buscando su apoyo. “No sé qué pensar. Esta situación es… complicada. Pero quiero que sepas que estoy construyendo algo nuevo. No puedo volver atrás.”
Valentina tomó su mano, sintiendo cómo la tensión entre ellos comenzaba a disolverse. “No estás solo en esto. Estamos aquí para apoyarte, tanto yo como la comunidad. Pero necesitamos que te enfrentes a esto de frente.”
“Quizás no debí aparecer,” dijo la mujer, retrocediendo un paso, sintiendo el peso de sus propias palabras. “Pero a veces es necesario abrir viejas heridas para sanar. Solo espero que encuentres la paz que mereces.”
Alejandro la miró, y Valentina vio cómo la lucha interna se reflejaba en sus ojos. “No puedo hacer esto ahora. Quiero centrarme en el futuro, en este proyecto y en la comunidad que me necesita.”
La mujer asintió lentamente, reconociendo la decisión de Alejandro. “Lo entiendo. Solo recuerda que siempre habrá oportunidades para cerrar ciclos. Espero que encuentres lo que buscas.”
Con esas palabras, la mujer dio la vuelta y se alejó, dejando a Alejandro y Valentina de pie en el parque, rodeados de murmullos y miradas curiosas. Valentina sintió una mezcla de alivio y tristeza. Habían enfrentado a un espectro del pasado, pero a un costo emocional.
“Lo siento,” murmuró Alejandro, mirando al suelo, como si aún se sintiera atrapado entre dos mundos. “No quería que esto sucediera.”
“No es tu culpa,” respondió Valentina, su tono lleno de comprensión. “El pasado siempre regresará de alguna forma. Lo importante es cómo lo enfrentamos. Estamos aquí para apoyarte, y eso no ha cambiado.”
A medida que las luces del parque parpadeaban suavemente y la música volvía a sonar, Valentina tomó un momento para observar a su alrededor. La comunidad seguía allí, unida y apoyándose mutuamente. A pesar de las sombras del pasado, había una luz en su presente.
“Vamos a continuar con el evento,” sugirió Valentina, intentando cambiar el enfoque. “La comunidad necesita esto. Y tú también lo haces.”
Alejandro asintió, aunque su mirada seguía distante. “Sí, tienes razón. Necesito concentrarme en lo que tenemos ahora.”
Mientras se adentraban nuevamente en el bullicio del evento, Valentina se sintió esperanzada. Habían enfrentado un momento difícil, pero a pesar de las sombras del pasado, sabían que estaban construyendo algo nuevo y valioso.
Valentina se preguntó cuán profundo era el impacto de esa conversación en Alejandro, pero también sabía que el verdadero viaje apenas comenzaba. Su conexión se había fortalecido, pero los desafíos que debían enfrentar juntos no hacían más que intensificarse. El futuro estaba lleno de incertidumbres, y Valentina estaba decidida a estar a su lado en cada paso del camino.