El mujeriego mas grande del planeta, se encuentra en verdaderos apuros cuando encuentra una sorpresa en la puerta de su casa!
Podrá con este desafío, estara dispuesto a sacrificar lo que más le gusta?
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Llego el rescate!
Veo la hora en mi reloj, no puedo creer que solo han pasado 8 horas, siento que ha pasado toda una vida.
Suena el timbre y no voy más rápido porque no tengo alas.
Abro la puerta y al ver a Antonella me lanzó encima de ella y la abrazo con toda la fuerza que tengo.
Escucho sus quejas y al soltarla veo que me mira mal, y la verdad ya sé que parezco un loco desquiciado, pero no sabe el alivio que siento en estos momentos.
- a ver me puede indicar cuál es la emergencia, para que me haya quitado mi última noche libre? - me dice con sus brazos cruzados y molesta.
Es la única que le permito que me hable de este modo, además si le digo algo capaz que da media vuelta y me deja tirado.
La agarro de la mano y la jalo hasta la sala... Veo de reojo que ella mira espantada todo el desastre que hay... Cosas de bebé tiradas por todos lados, talco en todo el piso (qué conste el talco fue terco y no se quiso abrir por las buenas), luego mira la mesa biberones, leche desperdigada, ropa de bebé y muchas cosas más.
Como no entiende que está pasando, me detiene y me pregunta que ha pasado y de quien es todo esto.
La dejo ahí parada a la entrada de la sala y me dirijo a la cesta donde mi pequeño paquete duerme, la cargo con mucho cuidado y se la muestro.
¡Ella se tapa la boca antes de gritar del asombro! Y se va acercando poco a poco. La toma en sus brazos y la acuna... La bebé sigue durmiendo plácidamente.
Se sienta con ella en brazos y luego de un rato de asimilar que tiene una bebé en brazos me habla.
- tienes una hija y nunca se le ocurrió mencionarlo? - me dice algo disgustada.
- no... No...No... ¿Nada que ver! - le digo moviendo las manos en negación - como crees que ese paquete es mío?
- pues se parece a usted, así que déjeme que dude un poco - me dice volviendo a mirarme.
- pues no es así, jamás he cometido errores de esa manera, siempre me cuido - le digo sentándome a su costado.
- entonces empieza a contarme desde el inicio - me dice.
Le cuento todo como paso desde el primer ruido que sentí afuera y todo lo que he pasado en el transcurso de este día.
Ella se queda callada y de ahí empieza a reír de tal manera que hasta se ahoga, su risa es tan fuerte que logra despertar al paquete llorón, por lo que la cargo y trato de calmarla.
- ya paquete, la gritona no te quiso asustar, ella es buena y sabe más que yo - le digo sobando sus espaldita. Entre hipidos y lagrimitas se calma otra vez.
- disculpame bebé, no fue mi intención asustarte - le dice mirándola con cariño.
- ahora señor, dígame que va a hacer? - me interroga.
- para eso te llamé, no tengo idea - le digo con cara de miedo.
- pues lo primero sería llamar a las autoridades y reportar este hecho, así ellos ya se hacen cargo y usted se libra de todo esto y vuelve a su vida - me dice de lo más tranquila.
- pues hagamos eso, yo debo volver a NY hoy mismo, tenemos muchos pendientes urgentes - le digo mientras dejo a la bebé en la cesta.
- hay una cosa más, sabes cambiar un pañal? No creo que sea bueno que la vean con el pañal actual - le digo.
- no la has cambiado en todo este tiempo? - me recrimina.
- si la cambie, acaso no me escuchaste todo lo que te conté? Solo que supongo la cinta adhesiva no debería estar - le devuelvo la pregunta.
Aguantando otra vez la risa, agarra al paquete y se la lleva para cambiarla, al rato vuelven.
Buenas tardes, pués de media hora tocan el timbre y vemos que llega 2 policías y una señora.
- buenas tardes, señores soy el oficial Carmelo, mi compañera la oficial Pérez y la asistenta social Berenice - nos dice el primer oficial.
Los dejamos pasar y tomamos asiento, menos mal primero ordenamos todo el desastre que era la casa, ya que lo que vendría a continuación no se lo espera nadie.