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¿Mujer, Indefensa? |Duología Venganza #1

¿Mujer, Indefensa? |Duología Venganza #1

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Pérdida de memoria / Equilibrio De Poder / Autosuperación / Matrimonio arreglado / Venganza de la Esposa
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Solis

Una mujer despierta luego de estar en coma algunos días.

Sin recuerdos...

Sin saber quien es...

Edad y nombre no es algo que figura en sus recuerdos, ya que parece, los ha perdido todos.

Sin embargo, un hombre aparece delante de ella para recordarle que se llama Alma Rizzo, y que ambos, están casados desde hace cuatro años.
Él le promete ayudarla a recordar todo su pasado para poder encaminar su vida de nuevo.
Algo que a Alma, le parece irreal.
Sobre todo porque cuanto más aprende de si misma, más le aterra descubrir que tal vez no es la mujer que esperaba ser.
Ahora, componer su vida será su misión...
Cosa que no será sencilla cuando se tiene limitado los recuerdos y no sabes si convives con amigos o enemigos.

NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

Alma miraba al pequeño jugar en la mesa con unos bloques de madera.

El pequeño estaba concentrado en formar torres que no se percataba de como la mujer le miraba.

Por momentos, levantaba la mirada hacía ella, le sonreía y regresaba a lo suyo.

—¿Te gustan los bloques? —le preguntó

El pequeño asintió y levantándose, le llevo uno.

—¿Para mi? —de nuevo, asintió —¿Lo pongo donde quiera?

Con la cabeza, le dijo que si.

Alma miró todo los bloques en forma de casas o edificios.

—Dejame ver... —tomó el rectángulo qué le habían dado y lo colocó verticalmente sobre un edificio —Listo, así será el rascacielo más grande de todos.

El pequeño le miró con asombro, sus ojos se agradaron tanto que parecía salirse de sus orbitas. Su boca tembló un poco, la abrió y cerró.

—¿Estás bien?

Konan miro sus manos con pena antes de mirarla de nuevo y abrir la boca pero sin emitir sonido.

La puerta de la oficina se abrió y Alan entró con dos tazas en la mano.

El pequeño sonrió y movió las manos hacia él.

—No, no puedes tomar café. Lo sabes... —el pequeño hizo un puchero lo cual hizo sonreír a la oji negra —Ve con Clara a la cafetería por un dulce, ¿te parece?

El pequeño se levantó de un salto y movió las manos con desenfreno.

El hombre asintió.

—Si quieres... —el pequeño salió de la habitación dando saltitos de alegría —Aquí tienes. —murmuró, dejando la taza de la oji negra sobre la mesa

—Gracias... —susurro —Sonara estúpido decirlo pero... Llevo soñando con tu hijo desde que desperté en el  hospital.

Alan casi se atraganta al escuchar aquello.

—¿Konan?

—Bueno... En mis sueños no podía ver su rostro, pero ahora que lo he visto en persona, estoy segura que es él.

—Bueno, no me sorprendería... Konan y tú son muy buenos amigos.

Alma miro al rubio a los ojos.

—No entiendo...

Lanzando un suspiro, el oji azul sopeso las posibilidades de lo que podía o no decirle. Sin embargo, no podía tapar el sol con un dedo.

—Mi mujer y usted fueron grandes amigas. Y Kou, se volvió como un sobrino para ti.

—Si, Olivia me dijo algo parecido —confesó

—No hablo de ella. —la oji negra le miró con intriga —Habló de mi difunta esposa, Rubí.

—¿Rubí? —pregunto y un dolor en el pecho se poso —¿Estuvo casado antes? —él asintió —Mis pésames.

—Hace medio año de aquello —mencionó en un suspiro cargado de tristeza, aunque parecía querer restarle importancia, en sus ojos, había ese pequeño rastro de dolor aún presente

Alma miro sus manos.

—¿Al menos le di mis pésames a su tiempo? —él asintió —¿Decidió casarse con Olivia para no dejar a Konan sin madre?

—Bueno, no estaba disponible así que tuve que improvisar —Alma le miró con asombro y enojo —Bien, lo siento... —se disculpo mientras levantaba las manos en señal de rendición —No fue gracioso, lo sé, aunque en el pasado, te hubieras burlado.

La oji negra le sostuvo la mirada uno segundos, escaneando su rostro.

—¿Éramos muy cercanos? —insistió mientras tomaba su taza y se sorprendía de ver té en ella.

Alan soltó de nuevo un suspiro.

—Creo que fuiste la que más sufrió con la muerte de Rubí y la que más me odio cuando me case con su hermana.

La peli negra titubeo y sus labios se quemaron con aquel líquido amarillo.

—¿Estás bien? —ella afirmó con la cabeza —Perdón, no se que tan caliente lo tomas, aunque se que es tu té favorito.

De nuevo, Alma miro su taza y dejándolo en la mesa miro a Alan.

—¿Te casaste con su hermana?

—Konan necesitaba una madre y Olivia se llevaba bien con él.

—¿Qué dijo él al respecto? Digo... Eh... Me entiendes.

Alan sonrió.

—Hablaba... Konan, hablaba. —confesó, dejando sin aliento a su invitada —Luego del accidente... Dejó de hacerlo.

—Su-supongo... —tartamudeo ella —Que le afecto la muerte de su madre.

—No sabes hasta que punto... —admitió con un gruñido —Estuvo en el mismo auto que su madre... Y la vio morir sin poder hacer nada.

Los ojos de Alma se cubrían de agua, y su garganta le ardía de una manera que no podía explicar. Al ver que a Alan también se le empañaban los ojos, le hacían desear abrazarlo de una manera sofocante.

Parpadeando, el rubio se aclaro la garganta antes de continuar.

—Konan dejó de hablar y no emitía ningún sonido... Así fue por 2 meses, hasta que le enseñaste que podían comunicarse con la lengua de señas.

—¿Yo? —jadeo

—Le enseñaste a Rubí y a Konan lengua de señas, uno de los tantos idiomas que sabes... Y no te rendiste con él. Le hablabas así y al tercer mes de la muerte de su madre, empezó a hablar en lengua de señas. Al quinto mes, me decía papá. Pero eso ha sido todo...

Con alivio, Alma miró su té, le agradaba conocer que tenía un lado bueno fuera de la fría piedra que era en el trabajo.

—Es el comienzo. —alentó la peli negra —¿Me permitirías frecuentarlo?

—Es lo que Rubí hubiera querido.

—Gracias... —balbuceo y aclarandose la garganta miró su reloj —¡Maldición! —se levantó de un salto —Quede en reunirme con alguien y voy tarde. Muchas gracias por todo... Por... Contarme un poco de mi pasado.

Alan asintió.

—Cuando quieras.

—Me retiro, despideme de Konan. —tomando su bolso, la peli negra se dirigió a la puerta

—Alma. —le detuvo el oji azul y cuando ella le miró por encima del hombro, este le sonrió —Espero que si recuperas tus recuerdos, tengas en cuenta lo que hablamos hoy.

—Gracias... —le devolvió la sonrisa antes de salir

—Y no me odies de nuevo por lo que he hecho hasta ahora. —le murmuró a una puerta cerrada

.

.

.

Alma se detuvo a mitad del pasillo al ver a Konan caminar con una caja hacia ella. Cuando la vio, corrió lo que quedaba de distancia.

Abriendo la caja se la mostró.

—¿Donas de chocolate? —él asintió y se las entrego —¿Para mi? —de nuevo afirmación con la cabeza junto a un corazón —¿Te gustan las donas de chocolate? —él negó y la apunto —¿A mi me gustan?

El pequeño asintió.

—Gracias por el dato, me tengo que ir pero te prometo que las comeré todas... —el pequeño bajo la cabeza, apenado —Eh... Mirame. —agachandose, le miró directamente a los ojos —Te volveré a visitar, ¿te parece? —el pequeño asintió —¿Te cuento un secreto? —de nuevo, le asintió aquel pelirrojo —No recuerdo nada... Mi mente está en blanco y necesito un ayudante para recuperar mis memorias, ¿me ayudarías?

Konan dio saltitos de alegría y asintiendo movió una mano con rapidez.

—Tranquilo, empezaremos con las lenguas de señas, porque no las recuerdo. ¿Te parece?

Él le asintió y moviendo las manos le sonrió.

—¿Qué significa?

El pequeño se acercó a ella y le abrazo con fuerza del cuello antes de sentir su aliento en la oreja y balbucearle debilmente para luego alejarse de ella con una sonrisa de oreja a oreja

Alma le miro con asombro, había balbuceado vagamente una pequeña monisilaba.

—¿Ma?

Él asintió y volvió a mover las manos.

—Bueno, lo consideraré como mi primera tarea.

Konan asintió.

Alma le revolvió el cabello con mimo.

—Ve con tu padre, nos veremos otro día.

Alejándose de él, la oji negra salió del edificio con una amplia sonrisa y el corazón gozoso.

—Mierda... —siseo, al mirar de nuevo su reloj

Tenía que correr si quería llegar a la cita con Anastasia. Solo esperaba que aún estuviera ahí, ya que se le había hecho muy tarde.

Intento marcarle pero fue inútil, no le llegaban las llamadas.

Así que decidió probar suerte, presentandose con la esperanza de verla ahí.

1
Maria Cristina Roldan Rodam
ahí hay algo raro no habrán intentado matarla
Yasmira Español
Malo
Yasmira Español
Normal
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
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