Diana es una mujer que llegó a la gran ciudad cuando apenas era una adolescente, tuvo que trabajar en diversos oficios, hasta que conoció a Lucas, el hombre que la llevaría a conocer el mundo de las Damas de compañía...
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Ilusa
Diana.
Abro los ojos poco a poco, ya que la luz se cuela por la ventana de manera que baña toda la habitación. Me volteo para ver si encuentro a Teodoro, pero él ya no está, me levanto de la cama y voy al baño, busco entre los cajones a ver si encuentro un cepillo de dientes nuevo, menos mal que si lo he hallado. Tomo un poco de pasta para dientes y me cepillo. Luego me doy una ducha, al salir me envuelvo en un albornoz, decido ir hacia la cocina para ver si desayuno y también con la esperanza de encontrar aunque sea una nota; sin embargo, no hay nada, supongo que no debí ni siquiera pensar que algo especial pasaba entre los dos. Coloco música en el televisor, busco un cantante colombiano que aprendí a escuchar cuando compartí departamento con una chica de Colombia, siento que sus letras describen las dolencias del amor, sí, para mi mal me he empezado a enamorar de este hombre que siempre termina siendo un capullo conmigo.
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...Yo tengo una enfermedad de ti...
...Mi voluntad no puede resistir...
...No decido si me quedo si me voy...
...Se que al final tu no eras para mi...
...Pero es que el alma no sabe elegir...
...Perdí la brújula no sé ni a donde voy...
Con la primera estrofa no puedo evitar que las lágrimas se escapen de mis ojos.
...Este amo es un juego...
...Pero yo me lo he tomado muy en serio...
...Y ya no hay remedio...
...Porque yo me he vuelto ciego...
...Y voy prendido de tu pelo a donde vayas corazón...
...A donde vayas,....
De verdad que soy bien ilusa, creer que un tipo como Teodoro podría verme como una mujer con la que podría tener algo más que sexo casual. Para él solo soy una... prostituta cara.
...Yo se que nada voy a conseguir...
...En fin que solo se trata de mí...
...De tu lado se que nada pasara...
...Tu siempre vuelas yo me quedo aquí...
...Las cosas lindas se demoran...
...Yo lo sé, por eso te voy a esperar....
Creo que me perdí a mí misma en esta guerra de poderes, me siento diminuta, lo mejor será hacerme la de la vista gorda, así me evito mayores humillaciones por ambicionar lo que nunca será.
...Este amo es un juego...
...Pero yo me lo he tomado muy en serio...
...Y ya no hay remedio...
...Porque yo me he vuelto ciego...
...Y voy prendido de tu pelo a donde vayas corazón...
...Este amo es un juego...
...Pero yo me lo he tomado muy en serio...
...Y ya no hay remedio...
...Porque yo me he vuelto ciego...
...Y voy prendido de tu pelo a donde vayas corazón...
...A donde vayas...
...A donde vayas....
Creo que mi Andrés me ha dejado peor, lo mejor será que me vaya a la mansión de los padres de Teodoro. Lo bueno es que ya solo nos queda una semana y todo esto ya se termina. Creo que me iré a mi pueblo por una temporada, así evito la tentación de querer verlo.
Como no tenía ropa aquí, busqué entre sus cosas y me coloqué unos pantalones de chándal y una camiseta. Me coloco mis zapatos, cuando llego a la recepción, pido al portero que pida un taxi para mí. Luego de unos minutos llega el taxi y me voy hacia la mansión Montes. Para mi sorpresa el muy... ya se encuentra allí, apenas me ve sale a mi encuentro, solo para fingir que le preocupo, aunque él me está pagando para eso, ¿cierto?
- Nena, me hubieras dicho que venías para acá, te hubiera mandado a buscar con el chofer.
- Tranquilo cielo, que no me ha pasado nada. - le digo, miro a los presentes - Buenas tardes a todos, subiré a descansar un poco.
- Ve tranquila, querida - me dice mi suegra de mentira.
Subo las escaleras e ingreso a la habitación que comparto con el idiota, me quito la ropa y justo en ese momento entra.
- Madre mía... lo siento. - me dice, tratando de no mirarme.
- Nada que no hayas visto, dejad las gilipolladas.
- Diana quiero pedirte disc... - trata de hablarme.
- No tienes que disculpar nada, yo entiendo cuál es mi lugar, sí nos acostamos fue porque yo lo permití, así que ya, - le sonrío tratando de que no me traicionen mis ojos - va, que no pasa nada, somos dos adultos.
- Vale, es bueno que aclaremos todo, la verdad es que me gustaría seguir teniendo relaciones contigo el tiempo que va esto, Diana, eres una mujer hermosa que cualquier hombre desea y yo no soy la excepción.
En estos momentos me estoy imaginando como lo golpeo con una de las lámparas de las mesas de noche.
- No es buena idea Teodoro, esto solo fue un desliz, yo solo soy una dama de compañía, no una prostituta.
- No, no quise ofenderte, sé que no eres una prostituta, pero vamos, me gustas y quisiera poder tenerte un poco más, de verdad que me gustas, ya lo has dicho... - se me acerca con gran agilidad, tomándome por la cintura y la nuca - somos adultos. - me habla muy pegado, cosa que es mal para mi salud mental.
Me besa y ahí estoy yo, dejándome besar por él, terminamos teniendo relaciones una vez más. Me volví a entregar a él. Cuando terminamos se levantó y lo primero que me dice.
- Iré a la farmacia, te compraré la píldora del día después.
Yo solo asiento, su comportamiento me duele, más nada puedo reclamar, soy culpable por haber sido débil ante sus besos y toques.
-
Gracias por tan excelente novela.