"Susurros en la Noche" es una novela de romance y misterio que sigue a clara y Alex, dos jóvenes unidos por la trágica desaparición de sus madres, mientras desentrañan oscuros secretos en un antiguo faro que conectan sus destinos.
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Recuerdos Olvidados
La mañana siguiente llegó con un cielo despejado, pero Clara sentía una pesada carga en su corazón. Con el medallón, la vela de cera de abeja y el agua del océano en su poder, solo les quedaba encontrar los objetos personales de sus madres. Sabía que cada uno de ellos guardaba una historia, un recuerdo que podría ser la clave para completar el ritual.
“¿Dónde crees que podríamos encontrar algo que perteneciera a nuestras madres?” preguntó Alex mientras caminaban hacia la casa de Clara.
“Mi madre solía tener un viejo diario. Siempre decía que era su refugio,” recordó Clara. “Quizás esté en su habitación.”
Alex asintió. “Y yo tengo una caja donde guardo cosas que me recuerdan a Elena. Podría haber algo allí.”
Al llegar a casa, Clara se dirigió directamente a su habitación. El aire estaba impregnado de nostalgia. Con cuidado, comenzó a buscar en los estantes y cajones. Finalmente, encontró un pequeño diario de cuero desgastado, cubierto de polvo. Al abrirlo, las páginas estaban llenas de pensamientos y reflexiones de su madre.
“¡Lo encontré!” exclamó Clara, sosteniendo el diario con orgullo. “Esto es perfecto.”
Mientras tanto, Alex revisaba su propia caja. Después de unos minutos, sacó una pulsera de cuentas que había pertenecido a su madre. “Esto es lo que necesito,” dijo, mostrando el objeto con una mezcla de tristeza y determinación.
“Perfecto,” respondió Clara, sintiendo que cada pieza del rompecabezas se estaba uniendo. “Ahora tenemos todo lo que necesitamos.”
“¿Y ahora qué?” preguntó Alex, mirando hacia el horizonte. “¿Estamos listos para el ritual?”
“Sí, pero debemos prepararnos mentalmente. No sabemos qué pasará,” dijo Clara, sintiendo una mezcla de emoción y miedo.
Decidieron reunirse en el faro al anochecer, cuando la luz de la luna iluminara el camino. Mientras el sol se ponía, Clara se sintió cada vez más ansiosa. La idea de abrir un portal y enfrentar lo desconocido era aterradora, pero también liberadora. Era su oportunidad de descubrir la verdad sobre sus madres.
Al llegar al faro, la atmósfera era diferente. La luz de la luna brillaba intensamente, proyectando sombras danzantes en las paredes. Clara y Alex se miraron, sintiendo que estaban a punto de cruzar un umbral.
“¿Estás listo?” preguntó Clara, su voz apenas un susurro.
“Listo,” respondió Alex, su mirada fija en la puerta del faro. “Hagámoslo.”
Entraron en el faro y se dirigieron a la habitación donde habían encontrado el altar. Clara colocó el diario, la pulsera y la vela sobre la mesa, mientras Alex vertía el agua del océano en un pequeño cuenco que habían traído.
“Ahora, debemos encender la vela y recitar las palabras del ritual,” dijo Clara, su voz temblando levemente.
Alex encendió la vela, y la llama parpadeó, iluminando el altar con una luz cálida. Clara tomó una respiración profunda y comenzó a recitar las palabras que habían encontrado en el libro de hechizos.
“Con esta luz, invoco el amor que une a los corazones. Con este agua, conecto los mundos. Con estos recuerdos, abro el camino hacia lo desconocido.”
A medida que recitaba, la atmósfera en el faro comenzó a cambiar. La luz de la vela se intensificó, y un suave murmullo llenó el aire, como si las paredes estuvieran respondiendo a sus palabras. Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda, y una energía palpable comenzó a rodearlos.
“¿Lo sientes?” preguntó Alex, su voz llena de asombro.
“Sí,” respondió Clara, sintiendo que el tiempo y el espacio se distorsionaban a su alrededor. “Estamos cerca.”
Con cada palabra que pronunciaban, la luz del faro parecía cobrar vida, proyectando sombras que danzaban alrededor de ellos. De repente, un fuerte viento sopló a través de la habitación, haciendo que las velas temblaran y las páginas del diario se agitaran.
“¡Clara!” gritó Alex, intentando mantener el equilibrio. “¡Sigue!”
Clara continuó recitando, su voz resonando con fuerza. “Con el poder de los recuerdos, llamo a las almas que han partido. Regresen a nosotros, guiados por la luz.”
En ese momento, un destello de luz brilló en el centro del altar, y una figura etérea comenzó a materializarse. Clara sintió su corazón latir con fuerza. “¿Es… es ella?”
La figura tomó forma, y Clara pudo distinguir los rasgos familiares de su madre. “Mamá…” susurró, sintiendo lágrimas caer por sus mejillas.
“Clara…” la voz de su madre resonó en el aire, suave y llena de amor. “He estado esperando este momento.”
Alex, paralizado por la aparición de su madre, también sintió la emoción apoderarse de él. “Elena…” murmuró, reconociendo la figura que se formaba a su lado.
El ambiente se llenó de una luz cálida y reconfortante, y las dos figuras comenzaron a acercarse. “Hijos, han sido valientes,” dijo la madre de Clara, su voz resonando como un eco del pasado. “Pero deben saber que el camino que han tomado es peligroso.”
“¿Qué sucedió?” preguntó Clara, su voz entrecortada. “¿Por qué desaparecieron?”
“Nos arriesgamos a buscar verdades que no debían ser reveladas,” explicó su madre. “El ritual que intentamos abrir unió nuestros destinos, pero también desató fuerzas que no podíamos controlar.”
“¿Podemos traeros de vuelta?” preguntó Alex, su voz llena de esperanza.
“No podemos quedarnos, pero hay algo que debemos enseñaros,” dijo Elena, su mirada intensa. “El amor es poderoso, pero también lo es el sacrificio. Deben estar preparados para enfrentar las consecuencias de sus acciones.”
Clara sintió que el tiempo se detuvo. “¿Qué debemos hacer?”
“Terminen el ritual, pero no lo hagan sin entender lo que implica,” advirtió la madre de Clara. “El portal puede cerrarse, pero también puede abrirse de nuevo. La elección es vuestra.”
Las figuras comenzaron a desvanecerse, y Clara sintió una oleada de desesperación. “¡No! ¡No os vayáis!”
“Siempre estaremos con vosotros, en cada decisión que toméis,” dijo su madre, su voz desvaneciéndose en el aire. “Recuerden, el amor siempre encontrará el camino.”
Con un último destello de luz, las figuras desaparecieron, dejando a Clara y Alex en un silencio abrumador. Ambos se miraron, sintiendo el peso de la revelación.
“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Alex, su voz temblando.
“Debemos cerrar el portal,” respondió Clara, su determinación renovada. “No podemos arriesgar más.”
Con el corazón pesado pero decidido, comenzaron a recitar las palabras inversas del ritual, sintiendo cómo la energía en el aire comenzaba a disiparse. La luz del faro se atenuó, y el viento cesó, dejando un silencio profundo.
Al finalizar, ambos se sintieron exhaustos pero aliviados. “Lo hicimos,” dijo Alex, su voz llena de asombro.
“Sí, pero a un costo,” respondió Clara, sintiendo la ausencia de sus madres. “Debemos seguir adelante y honrar su memoria.”
Con la luz de la luna brillando sobre ellos, Clara y Alex abandonaron el faro, llevando consigo el peso de la verdad y el amor que los unía. Habían enfrentado lo desconocido y, aunque habían perdido, también habían ganado una comprensión más profunda de sus propias historias.
Continuará...