Calvin Cole, un valiente bombero de Chicago, vive intensamente su misión de salvar vidas, pero guarda un secreto sobre su orientación sexual y un amor silencioso por un compañero.
Un día, tras una jornada agitada en el cuerpo de bomberos, Calvin es invitado por su colega Frank a su casa, donde surge un encuentro amoroso. Frank ya sabía que Calvin era gay, al igual que él. Tras este encuentro, recuerdos del pasado vuelven a la superficie.
Dereck Clark, un médico prometedor, enfrenta desilusiones amorosas, y sus dudas sobre el amor crecen con cada relación que mantiene.
Pero el destino decide unir a dos corazones heridos: Calvin y Dereck se encuentran en una situación inesperada donde verdades ocultas saldrán a la luz.
Ciertas circunstancias los llevan a cuestionar sus decisiones pasadas. En esta trama apasionante, Calvin y Dereck descubrirán que el amor y la felicidad pueden renacer de las chispas de una pasión que trasciende el tiempo.
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Capítulo 9
Dereck permaneció un rato más en su consultorio, reflexionando sobre qué hacer y cómo las cosas habían llegado a ese punto. Antes, no tenía idea del motivo por el cual las personas lo miraban de manera extraña, entonces, era fácil circular por los pasillos. No obstante, ahora, consciente de que la mayoría de las personas que trabajaban allí habían visto aquel video vergonzoso, la situación se tornó humillante.
A pesar de no tener certeza de cómo enfrentaría a todos, Dereck sentía la necesidad de buscar a la persona responsable del problema y confrontar a George por lo que hizo. Además, deseaba comprender los motivos detrás de la situación, pues estaba convencido de que nunca había ofendido o maltratado a George anteriormente.
Dereck informó que no podría atender más pacientes en ese momento y solicitó que los remitieran a otro médico, considerando que el asunto no podía ser pospuesto. Respiró hondo y dejó su consultorio, recorriendo los pasillos del hospital. A pesar de las miradas persistentes, él intentó ignorar las atenciones indeseadas y se concentró en su objetivo.
Después de un tiempo de búsqueda, logró localizar a George, aunque él no estuviera solo, tenía la necesidad de abordarlo y Dereck habló de manera seria:
—George, necesitamos conversar —dijo, percibiendo que George dirigía su mirada hacia la persona a su lado.
—Estoy ocupado ahora, doctor. Como puede ver, estoy en mi horario de trabajo. Tal vez…
—Esto no puede esperar. Tú no te preocupaste por estar en horario de trabajo para hacer lo que hiciste. —Dereck interrumpió, adoptando un tono de voz poco usual.
La persona que estaba al lado de George percibió que las cosas no estaban bien y ofreció cobertura, sugiriendo que George podría resolver el asunto con Dereck. En un gesto comprensivo, ella se alejó, dejando a los dos a solas.
—¡Ven conmigo! —Dereck habló, conduciendo a George en dirección a las escaleras de emergencia.
Una vez dentro de ese espacio más reservado, el médico fue directo al punto, sin rodeos.
—¿Será que puedes explicarme qué piensas que estás haciendo, o mejor, qué me hiciste? —cuestionó Dereck, su voz subiendo un poco.
George apretaba la mandíbula y evitaba encararlo. Por algunos instantes, parecía luchar para encontrar una respuesta, aumentando la tensión entre ellos. Finalmente, después de una breve vacilación, él consiguió pronunciar algunas palabras.
—No sé cómo eso sucedió, alguien puede haber visto en mi celular y esparcido, yo…
—¿Realmente crees que soy ingenuo? Yo sé que hiciste una apuesta para probar que soy gay —afirmó Dereck, con la voz cargada de frustración.
—Yo solo… no pensé que… —George no conseguía encontrar las palabras.
—¿Pensaste qué, George? ¿Que sería gracioso exponerme de ese modo? ¿No consideraste que eso podría perjudicarme aquí dentro? Tú te acercaste a mí fingiendo interés, grabaste un video íntimo mío y expusiste a mis colegas de trabajo. Dime, ¿valió la pena? ¿Tienes tanta necesidad de aparecer así, o eres apenas un enfermo?
Dereck no acostumbraba a estar tan nervioso como estaba en ese momento, pero delante de lo que estaba sintiendo, no veía otra forma de desahogar toda la frustración y decepción que lo asolaban en aquel momento.
—Me estás ofendiendo —reclamó George.
—¿Ofendiéndote tú? ¿Y en cuanto a lo que tú hiciste? ¿De verdad crees que el ofendido aquí tiene que ser tú? Tú no tuviste coraje suficiente para dejar tu rostro expuesto, solo el mío. Eso solo confirma cuán cobarde eres.
Dereck dio un paso más adelante, mientras George retrocedió.
—Ahora yo quería saber, ¿qué va a cambiar en tu vida o en la vida de las personas de este hospital si ellos saben o no sobre mi orientación sexual? ¿Ser gay me hace menos competente en lo que hago? —cuestionó, intentando entender qué se pasaba por su cabeza.
—¿Quieres saber de verdad? Yo siempre te hallé arrogante, con una pose superior, como si fueras perfecto en todo. Yo quería que las personas vieran que tú no eres tan perfecto así, que tú también cometes errores, y así tú ibas a descender de ese pedestal —George respondió con arrogancia.
Dereck sonrió con incredulidad delante de lo que oyó. Él se frotó la frente, continuando la conversación.
—¿De qué errores estás hablando? ¿Ser gay? ¿Ese es el error? Y en cuanto a tu excusa de que soy arrogante, eso no cuela. ¿Cuándo me viste ser arrogante con alguien aquí? Nunca maltraté a nadie, siempre saludé y hablé con todos. Apenas no soy bueno en socializar, soy discreto y siempre me quedo en la mía. Ese es mi modo, y no arrogancia.
—Tú siempre supiste que varias chicas se derriten por ti, pero nunca les dijiste nada para que desistieran de ti. ¿Por qué no les dijiste a ellas que eras gay? Además de otras personas que tienen el derecho de saber y escoger si quieren trabajar a tu lado.
Dereck, oyendo aquellos absurdos, comenzó a comprender a dónde él quería llegar.
—Creo que el problema aquí es el prejuicio y la homofobia tuya y de otras personas, y no mi arrogancia. En cuanto a mi orientación sexual, no concierne a nadie más allá de mí. Si alguno de ustedes me hubiera preguntado abiertamente, yo habría respondido, incluso sabiendo que existen personas como tú. Ahora, pensar que yo debería salir avisando a todos si me gusta o no una mujer, eso no tiene sentido.
Dereck respondió y respiró hondo, consciente de que se estaba exaltando demasiado. Incluso que su voluntad fuera darle un puñetazo en la cara a George, él necesitaba controlarse.
—Tu actitud de mierda no se va a quedar así. Tú trata de borrar aquel video. Sepas que voy a tomar todas las providencias pertinentes para hacerte pagar por lo que hiciste.
Hasta oír esa frase, George permaneció más quieto, apenas oyendo lo que Dereck tenía que decir, reconociendo, en el fondo, que él tenía el derecho de desahogarse. No obstante, después de oír aquello, George replicó.
—Piensa bien en lo que vas a hacer, doctor. Yo no soy tonto, yo sabía que eso podría salirse de control, entonces ¿de verdad crees que no pensé en protegerme de alguna forma? ¿Por qué no vas a hablar con el director primero? Creo que vas a hallar interesante la conversación que ustedes van a tener. Tú eres el único que aparece haciendo algo en aquel video, ¿sabes cuántas historias podrían surgir? La parte más flaca y frágil aquí soy yo.
Dereck tuvo un mal presentimiento al oír lo que él dijo. Antes de que pudiera cuestionar lo que él quería decir, recibió una llamada y vio que era el director del hospital. Al percibir la media sonrisa en el rostro de George, supo que no era nada bueno.
