La Niñera

No es hasta que comienzo a escuchar unos golpes a los ojos que abro los ojos, pero algo tan sencillo como eso me hace doler la cabeza.

Mientras trato de centrarme de donde provienen los golpes mi cuerpo comienza a doler como el diablo, mi cabeza da vueltas y lo único que puedo hacer es salir de la bañera, cada movimiento es doloroso, Solo el respirar duele.

Comienzo a avanzar para coger mi bata. Ya que los golpes provienen de afuera de mi habitación, mi vista se nubla solo alcanzo a llegar al tocador y todo se desvanece de inmediato.

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Nadie me trataba de esa manera y se iba sin que yo respondiera, me hicieron cancelar una reunión bastante importante por la estupidez de esta niña.

Los golpes en la puerta no son suficientes y ella no es capaz de responder, después de unos cuantos minutos escucho un fuerte golpe, la decencia y la paciencia se me acaban, entrando a la fuerza en la habitación de Clara.

Observo al interior y no veo rastro de ella, entro un poco más y en la entrada de baño veo una mano que sobresale, mientras más me acerca me doy cuenta de que fue lo que causó el ruido, hay bastantes cosas en el suelo, y al lado de esas cosas Clara está.

Me quedo como un idiota mirándola, está completamente desnuda, su pues es blanca como la mismísima porcelana, aunque ahora no se ve tan linda por la cantidad de golpes que tiene. Al parecer lo que le dijo César era verdad ella defendió a mis hijos sin importar los golpes que recibía.

Tomo un poco de aire para poder acercarme a ella, con mucho cuidado le doy la vuelta y le quitó el cabello de la cara, nunca había estado tan cerca de ella, su piel es suave como la de un bebé, su cara a pesar de lo hinchada que esta es hermosa.

- Señor está todo bien. - César entra asustado, debió de escuchar el estruendo de la puerta. Al ver que tengo a Clara en mis brazos y ella está completamente desnuda sus ojos brillan con deseo.

- Alista la camioneta, nos vamos para el hospital. - él no dice ni una sola palabra solo la sigue mirando. - César solo le voy a decir una cosa a esta mujer nadie la debe de tocar y mucho menos mirar de esa manera, si me entero de que usted la toca sabrá de lo que soy capaz.

Mis palabras lo devuelven a la realidad, porque cuando desvía su mirada a la mía, ya no hay deseo sino un miedo profundo.

- Si señor, como usted diga.

- Gracias, ahora por favor aliste la camioneta que nos vamos al hospital.

César sale de la habitación y yo con mucho cuidado alzó a Clara y la pongo en la cama. Sé que no la puede llevar desnuda al hospital así que rebusco en sus cajones y le pongo la ropa más abrigada que tiene.

Años de haber estado casado y nunca había vestido a una mujer, siempre soy el hombre que las desviste. Mientras la llevo en brazos me encuentro con Gloria.

- ¿La señorita está bien?.

- No lo está, la llevo al hospital encárgate de los gemelos mientras volvemos.

- Si señor.

Es muy extraño ver a Gloria sonreír me, o eso fue lo que vi mientras me alejaba de ella, porque es tan difícil creer que yo puedo ser un hombre bueno.

En ningún momento me alejo de Clara, ni siquiera cuando entra el médico la comienza a examinar, le hacen bastantes exámenes e imágenes y lo que me dicen es que ella está un poco delicada, de no haberla a tendido a tiempo no estaría contando esta historia.

Según los resultados ella tiene dos costillas fracturadas, hematomas en todo el cuerpo y un pequeño golpe en la cabeza el cual pudo ocasionarle el desmayo.

- La puedo llevar a casa.

- Si puede señor, pero ella tiene que estar en constante monitoreo, no puede quedar sola por ningún motivo, y tendría que llevarla con el suero y aplicarle el medicamento.

- Solo deme las órdenes de todo y por favor haga el traslado de inmediato.

El doctor asiente y lo único que puedo hacer es suspirar, los hospitales me enferman, me traen malos recuerdos, las personas que más amaba murieron en uno.

- A donde la llevan. - cuando llegamos a la casa veo a los enfermeros llevar a Clara a su habitación.

- El señor nos dijo que siguiéramos este camino.

- El señor se equivocó, por favor la van a subir a mi habitación allí la tendré vigilada. - todos los empleados me miran como un bicho raro. - Algo más, porque no se ponen a trabajar.

- En donde la dejamos señor.

- En la cama por favor, muchas mujeres han estado en mi cama, pero ninguna en un estado tan lamentable.

El cansancio de todo el día me agoto tanto que lo único que hago es quitarme la ropa y acostarme en mi cama, ella no va a tener ningún problema la cama es bastante grande como para un batallón.

Son muy pocas horas las que duermo, Gloria me despierta para mi desayuno y se sobresalta al ver a Clara en mi cama.

- Señor como se encuentra ella.

- No ha despertado, pero todo está bien, te voy a pedir el favor que la cuides a ella también, dentro de poco va a venir una enfermera para ponerle el medicamento y también más suero, no la vas a dejar sola, y si es por los niños súbelos y que se estén acá.

- Y las clases de los niños.

- Voy a cancelar todo, por ahora lo que importa es la recuperación de ella. Regreso en horas de la tarde y si ella se despierta me avisas.

- Si señor está bien.

Sé que puedo contar con Gloria para cualquier cosa,, pero también tengo que estar al pendiente así que enciendo las cámaras que tengo en la habitación.

Los niños se divierten con todas las actividades que le hace Gloria, la comida se la llevan y la enfermera llegó a atender a Clara. Todo iba perfecto hasta que llegó César.

- Hola Gloria, cómo sigue ella.

- Igual, no ha despertado.

- Siento que todo esto también es mi culpa si no la hubiera dejado sola.

- Le pudo haber ocurrido a cualquiera.

- Lo que no entiendo es porque el señor la mando a su habitación, porque no la dejo en la de ella.

- Quizás la culpa, por haberla tratado mal, antes de que ella se le enfrentará.

- Nunca nadie le había hablado así, ella parece un ángel, pero tiene un demonio bien guardado.

Culpa, puede ser o si...