El señor Sekussu no kami (dios del sexo), es virgen. Es un anfitrión del club Sheisin y su primera clienta es Gala Reiko, una mujer mayor y muy rica, que viene al club despechada por la traición de su novio.
Él empieza ese día como acompañante, los llamados hosto, por pura desesperación. Ishikawa Nao, es el verdadero nombre del señor Sekussu y en su primera noche la señora Reiko lo escoge y lo besa, pero él la trata mal. Ella se va después de romperle la boca y llora en su casa por el desprecio.
Despues de esa noche Nao empieza a encontrarse con Reiko Gala en sueños cada noche sin faltar una y se convierte en su amante. Con el tiempo se enamora. Ella sueña lo mismo pero no ve la cara del hombre. Así pasan dos años hasta que se encuentran de nuevo y Nao, cansado de esperar, decide que ya es hora de ir a por ella.
¿Quieres saber porqué se encuentran en la dimensión de los sueños tras una puerta dorada?.
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Te extraño, mujer
Capítulo 9
De nuevo ese sueño que lo deleita y lo atormenta a partes iguales. La hermosa mujer se desliza en la cama a su lado y lo besa. Él le corresponde y la atrae hacia su cuerpo que ya conoce tan bien. Al principio, fueron conociéndose de a poco, con cierta vergüenza y también con la alegría que produce lo nuevo. Con el tiempo, después de estos años, Noa siente todo el cuerpo de ella como un territorio conocido y amado.
Sí, amado. Porque él se enamoró de la piel de esa mujer, de su color, su olor, sus lunares, sus suaves curvas, sus altas cumbres y sus depresiones. Ama su mirada y su boca. Acaricia con veneración su pelo. Y casi cada noche, mientras están juntos, ella le corresponde.
Al menos hasta que despierta. Y durante un rato sigue teniendo en sus dedos el tacto de la señora Reiko. Aún no se atreve a llamarla por su nombre pues si ella no le diera permiso le parecería irrespetuoso.
Con los brazos cruzados sobre la cara y sin levantarse aún, se le oye suspirando. Hace más de dos años que no la ve. Desde aquella maldita noche en que la empujó. Compra las revistas en las que ella aparece y la sigue por Internet, queriendo saberlo todo sobre ella. Quizá algún día…
Nao ha cambiado mucho en ese tiempo. En todos los aspectos. Ahora vive en un apartamento caro del centro. Se ha convertido en un hombre más atractivo en todos los sentidos. Nao de día, Sekkusu no kami de noche. Aunque sigue siendo un dios del sexo virgen. Solo tiene sexo en sueños con la señora Reiko y es a la única que entregará su cuerpo un día.
Las mujeres del club suspiran de deseo por él. Nao es alto, más que la media. Eso lo dota de una elegancia natural. Es espigado, ancho de hombros y sus brazos están torneados de manera hermosa. Su musculatura firme se marca a través de la ropa y es un placer tan solo mirarle. No sólo le miran las mujeres. También los hombres del Sheisin babean por el hermoso anfitrión.
—Sekku, ¿no vas a darme una oportunidad? —le preguntó nerviosamente Mikasa. Escogió ese nombre del popular anime Shingeki no Kyojin. Nao escogió su alias sin tener en cuenta lo que era usual entre los hostos. Sus compañeros, la mayoría, tenían nombres hermosos sacados de personajes famosos como Misa de Death Note o Yuki de The Melancholy of Haruhi Suzumiya. Igualmente a Nao le seguía gustando ser un dios aunque no tuviera sexo.
—Mikasa, me guardo para alguien especial, ya lo sabes —le sonrió de tal forma que el chico sintió una erección. Sekkusu no era solo guapo. Tenía un impresionante sex appeal, que no respondía solamente a un aspecto suyo. Es que era perfecto en todo.
El pelo negro suave y liso enmarcaba su cara de piel tostada y sin imperfecciones. No tenía vello facial y casi poseía la belleza de un rostro femenino. Los ojos alargados igual que las cejas miraban con profundidad y no dejaban indiferente al receptor de su atención, fuera quien fuera.
—Sekku, guardar tu cuerpo para una sola persona no solo es un desperdicio. También es un pecado —Mikasa no quería ceder y posó su mano sobre el antebrazo de su crush, acariciándole suavemente. Sekkusu no se molestó, pues estaba acostumbrado a que lo tocaran con frecuencia, pero tampoco reaccionó.
—Un pecado sería traicionar a mi amada, ¿no crees?. —Y con dulzura tomó sus dedos para apartarle.
—¿Quién es ella?, dime. —El lindo jovencito insistía aún. Si no podía tenerlo al menos quería saber por quién lo rechazaba. Era lo justo.
Sekkusu no dijo nada y le acarició la cabeza. Si fuera gay, Mikasa sería un serio pretendiente, pensó. Era muy bello y además infinitamente dulce. Sabía que no había tenido una vida fácil, sobre todo por su orientación sexual. Eso lo hacía un chico fuerte y al tiempo empático y muy humano. Desde que entró al club, mucho después de Nao, se habían hecho amigos. Incluso eran vecinos de apartamento. Casi siempre andaban juntos ellos dos y Kai. Aun así, Nao nunca confesó quién era la dueña de su corazón. Ni hablaba sobre sus noches de sexo con ella. Era algo íntimo y no quería compartirlo.
Hoy tenían una noche agitada. Era sábado y se juntaban no una ni dos, sino varias de las clientas más asiduas que tenían los chicos. Sekku era el más solicitado con diferencia al punto que a veces no se presentaba ante nuevas consumidoras, pues no daba abasto.
Una clienta pidió una botella de champán de 2.000 euros para celebrar su cumpleaños y le hicieron el tradicional “champagne call”. Todos los hostos del club rodearon la mesa entusiasmados para cantar una canción a la generosa mujer, que se sentía en el cielo debido a la atención que recibía de tan bellos ejemplares. Entre la algarabía, Sekku, Kai y Mikasa brindaban con ella y sus amigas, intentando convencerlas de solicitar la "torre de champán", ya que era una ocasión tan especial y lo merecían. Eso supondría abrir entre 7 y 20 botellas. Tanaka tendría un orgasmo si llegara a pasar. Pero las mujeres rechazaron la propuesta. Era demasiado dinero para ellas.
Los chicos no lo tomaron a mal, pero había que intentarlo. Si les cayese la comisión por eso, podrían ir de viaje los tres, algo que llevaban planeando un tiempo. La semana de la moda en París, se acercaba y querían vivir en primera fila la emoción de los desfiles de Vuitton, Valentino y Loewe. Los favoritos de cada uno de ellos. Quedaban dos meses para el evento y tendrían que esforzarse un poco más.
De los tres, el que más ganaba era Sekku y eso a pesar de llevarse sólo el 30%. Pero es que su éxito en el club no tenía precedentes, incluso había superado las expectativas de Tanaka. En esos años creció y maduró también en aspectos mundanos y personales. Aprendió todo sobre las mujeres. Cómo viven, qué piensan, qué quieren, qué las hace felices y les interesa. Al tiempo que estudiaba todo sobre ellas, él mismo se pulía y se enriquecía a muchos niveles.
Empezó a respetarlas cuando se adentró en su complicado mundo, con muchos más matices que el masculino y observándolas se dio cuenta de cuán maravillosas eran todas. Encontró, que en cada mujer que conocía, estaba la esencia de lo bello y lo especial. No había una sola que no contara con un hermoso tesoro fuera en conocimientos, pensamientos, espíritu o emociones.
Conoció a mujeres prácticas, espirituales, cultas, listas, bellas, fuertes, temperamentales, intensas, sumisas, dulces, antipáticas, etc. Y todas, le enseñaron algo. De todas aprendió. Así es como empezó a amar mucho más a Gala Reiko. Ella tenía todo lo que tenían esas mujeres y más aún pero reunido en una sola. Era la mejor de todas.
Al principio, se lamentó por su ignorancia cuando la conoció y su tamaña estupidez. La había alejado de él porque tuvo miedo. Miedo a lo desconocido. La empezó a seguir en las redes y en todas las publicaciones que encontró sobre ella. Se arrepintió profundamente de su ineptitud y su inmadurez y ahora sabía que el hecho de que ella se fijara en alguien como él, era un regalo.
Esa mujer provocó en Nao un estallido en lo profundo, un quiebre, pero tan idiota, no lo reconoció. Sólo después, aprendiendo de las demás mujeres y preguntando a sus compañeros, aquellos que la conocieron, sobre la señora Reiko, fue que entendió. Ahora estaba preparado para ella y solo era cuestión de tiempo volver a encontrarse. Aunque la echaba tanto de menos… A veces dolía su ausencia.
Antes él no supo apreciarla por su poca cultura y su falta de mundo. Le faltaba sofisticación, elegancia y conocimiento. Después de aquella noche fatídica, no quiso estar con otras mujeres. Esperaba que un día Gala Reiko volviera al club y a su vida.
"Te extraño, mujer", pensó. Deseó que este pensamiento llegara hasta su amada, como un conjuro que la trajera de vuelta.