Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 15
Ya no lo soportaba más y me arme de valor, estaba por decirle que no pensaba seguir sometiéndome a sus órdenes, pero antes que yo dijera algo miro como entra al baño.
Me senté en la orilla de la cama, aunque me sentía débil y mareada hizo mi esfuerzo por ponerme de pie, no quería volver a ser cargada por él; me levanté con cuidado me sentí un poco mareada, como pude me dirigí al baño al entrar lo miro a punto de salir en ese momento le digo.
— ¡Esclavista! me voy a bañar como lo has ordenado, te puedes salir y darme mi privacidad.
Después de decirle eso entro al baño y volteo a verlo esperando que saliera; lo miraba parado en la entrada, sonreía de una manera extraña, lo escucho que me dice con un cinismo.
— ¡Mi bella esclava! ¿De qué te preocupas? que parte de tu cuerpo no he visto o tocado, quiero cuidarte y asegurarme que no te pase nada; pero si tú lo quieres puedo ayudarte a jabonarte o compartir el baño contigo.
No podía creer su descaro, este hombre está loco y es un pervertido; deseo tanto alejarme de él, de no volver a verlo, de poder tener mi propia vida, donde pueda tomar mis propias decisiones, pero tal parecía que eso nunca lo iba a tener, porque mientras él siguiera vivo, yo siempre iba a estar sometida a sus caprichos.
Como deseaba golpearlo, quitarle esa sonrisa tan descarada, como lo odio, trato de controlar mi voz sonar tranquila le digo.
— ¡Esclavista! Si no es mucho pedir ¿podrías darme un poco de privacidad? Solo quiero bañarme tranquila, tener un poco de espacio para mí.
Mira su sonrisa tan altanera, como odiaba eso; sin decirme nada miro que sale y cierra la puerta, eso me tranquilizo un poco ya me imaginaba que me tomaría y me metería a bañar por la fuerza.
Empiezo a quitarme toda mi ropa para meterme a bañar, al tocar el agua de la tina la sentí tan bien, su temperatura estaba justo como me gustaba caliente, me meto en ella y disfrute de ese baño, quedándome un buen rato dentro del agua, realmente me hacía falta este baño.
Después de un largo rato salgo de la tina, me sentía a gusto, el baño fue tan relajante, estaba por tomar la bata de baño cuando miro que abren la puerta y él entra.
Al verlo no supe que hacer por unos segundos me quede quieta viéndolo, él me miraba fijamente, miro como traga saliva, estaba quieto sin dejar de verme con esa mirada llena de deseo.
Sentí una vergüenza que me viera así, inconscientemente grite, quise apresurarme a tomar la bata, al dar mis pasos apresurados no me fija como pisaba o tal vez fue mi inseguridad, tropecé con algo asiéndome caer, estaba tan nerviosa entre mi deseo de tomar la bata de baño o meter las manos para no golpearme, no logre meter las manos solo sentí cuando mi cabeza se golpeaba en el suelo.
Ni el golpe me dolió tanto como la vergüenza que sentía de estar desnuda frente a él, me quede en el suelo no quería voltear a verlo, trataba de taparme con mis manos, sentía que no debía moverme porque eso me dejaría totalmente expuesta, la bata estaba cerca de mí, pero no me atrevía a mover ninguna de mis manos que tapaban mi pecho desnudo.
Tenía mi mirada en el suelo no me atrevía a verlo, no sé cuánto tiempo paso cuando sentí que me puso la bata de baño en mi espalda tapándome, después me levanto en sus brazos y me llevo a la cama, me dejo con mucho cuidado sentada en la orilla de la cama.
Con algo de inseguridad volteé a verlo, su rostro estaba tenso, algo buscaba miro como va al baño y regresa con una toalla de mano, la dobla con mucho cuidado la pone en mi frente, no me di cuenta de que esta herida hasta que sentir un ardor, quise quitarme por el dolor que sentí; lo escucho que me dice.
— No te muevas, te golpeaste muy fuerte y estas sangrando; tú en verdad no te cuidas nada, estas empezando a preocuparme más de lo necesario ¿qué voy a hacer contigo? ¿Cómo sigues viva? siendo tan descuidada.
Lo fulmino con la mirada, si lo que paso fue su culpa y ni siquiera parece tener un poco de remordimiento, es tan descarado, que solo me hace enojar.
Es tan arrogante; molesta le digo.
— ¡Esclavista! Tu no debiste haber entrado.
Por tu culpa me caí y me lastime, eres un pervertido mira que espiarme mientras me baño, solo tenías que esperar a que saliera; si no es mucho pedir puedes salirte para dejar que me cambie.
Esperaba que me contestara algo, pero solo lo mire traer la caja de primeros auxilios, me quita la toalla de mano y empieza a curarme; cerré mis ojos esperando dolor y brusquedad, pero fue tan cuidadoso, tierno al curarme la herida que apenas si sentí cuando me curo.
Cuando termino lo escucho que me dice con una tranquila como si no hubiera escuchado lo que le dije.
— ¡Esclava! Aquí te dejo esta bata para que te cambies, te daré unos minutos a solas, aunque la verdad no le encuentro sentido, sabes muy bien que tu cuerpo me pertenece.
Pronto no solo volveré a verlo, tambien pienso tocarte con mis manos, con mis labios y are de todo lo que se me ocurra, te llenare de placer, hare que tu me busques por las noches.
Que pensamientos me han llegado a la mente, realmente deseo tenerte y poder hacer ese bebé contigo, creo que será el trabajo que más pienso disfrutar en mi vida, pero no podre hasta que te recuperes.
¿Qué demonios está pensando este tipo? Realmente lo detesto; siempre ordenando, imponiendo su voluntad, a hora hasta tenía que ponerme lo que él quería, escuchar sus pensamientos pervertidos, esto era ridículo y tan humillante.