DEJARTE FUE MI ERROR

 RICHARD

No lo puedo creer, es Miranda, mi chiquilla… ¡Dios Miranda! ¿Qué decirte?

Sé que ya me vio y también reconoció, lo sé por su inquieta expresión de sorpresa. Cuando cubrimos los pasos que nos separaban, nos quedamos mirando, detallándonos un poco físicamente y descifrando además nuestras emociones…

. – Hola… - Le dije con timidez, pensando que podia rechazerme, y aunque estaba asustado, también estaba feliz de verla después de tanto tiempo. Ella quiso demostrar seguridad, pero yo percibí lo nerviosa que estaba.

. – Hola Richard – Escuchar su voz despues de tanto tiempo fue musica para mis oidos. No sabia si extender mi mano, porque no quería ser impersonal, menos después de haberla actuado tan mal con ella… O saludarla con un beso en la mejilla, tampoco quería que se ofendiera o lo viera como arbitrariedad. Ninguno de los dos se acercó a se alejó.

. -  Que gusto verte – Ella elevó una ceja como si dudara de mis palabras y la entendí, yo haría lo mismo en otras circunstancias, así que no me ofendí, merezco cualquier actitud despectiva de ella contra mi - ¿Cómo estás?

Esa pregunta estaba demás, porque bendito cristo, noto muy bien como está, al menos físicamente, está hermosísima, el tiempo ha sido magnánimo con ella, le sienta muy bien la adultez y el cabello como lo lleva, más corto y ondulado, que evidentemente la hace ver más madura e imponente, su cuerpo se ve más esbelto, está más repuesta tanto que sus caderas y piernas resaltan, así como sus senos. Y esos hermosos ojos esmeralda, Dios… Su respuesta me hizo reaccionar y dejar el escrutinio por un momento… no sin antes observar su inquietud ante mi intensa inspección.

. – Sí, bien gracias, ¿Y Tú? – Ella me miró directo a los ojos y caramba, me hizo temblar su intensa y hermosa mirada.

. – ¡Aquí vamos, resistiendo al tiempo! – ella sonríe y nuevamente reaccioné a ella.

. – Mientras haya salud seguimos ganándole – señala, y si supiera que tal vez eso es lo que menos tengo - ¿Vienes a alguna consulta?

. – No, quiero decir sí… - Mi hermana me quedó mirando extrañada por mi actitud – Vine a acompañar a mi hermana, por cierto, permíteme presentarte – Le digo para desviar la atención de su pregunta – Lana ella es Miranda Ross… - Me dio mucha vergüenza que hasta ahora ella supiera que tenia una hermana, pues en el pasado no me molesté si quiera en hacerla parte de ella…

. – ¿Miranda? – Pregunta mi hermana y lo que dijo después me dejó ponchado – ¿Esa Miranda? – Me mira curiosa y yo quería que me tragara la tierra sobre todo al ver la expresión de extrañeza de Miranda… solo asiento con un “Ummju” que poco audible – ¡Oh, mucho gusto Miranda!

Ella le otorgó una media sonrisa extendiendo su mano.

. – Igualmente, si necesitas alguna orientación con tu consulta te puedo ayudar…

. – Gracias eres muy amable – Le respondió mi hermana después de que apretara su brazo pidiéndole que no aceptara su ofrecimiento. No quiero que sepa mi condición - De hecho, ya estoy a punto de entrar a la consulta, es un placer haberte conocido Miranda.

. – ¡Gracias, espero que te vaya bien! – Mi hermana de la nada y de confianzuda literalmente se lanzó en los brazos de Miranda que se sorprendió sobremanera, quedando paralizada, y debí intervenir

. – Vamos Lana – le digo a mi hermana quien se separa con una sonrisa de alegría que puso a Miranda peor – Me alegró mucho verte Miranda… - Cuando hice gesto de retirarme ella susurró mi nombre, lo que hizo detenerme y mirarla…

. – Richard… - De pronto su semblante era de preocupación…

MIRANDA

Tener a Richard frente a mí, es en cualquier circunstancia difícil, y tan irreal que pienso que

 pestañar y el desaparecerá. Pero no es así, es tan real como yo y los nervios que me dominaron. Aunque quise demostrar temple.

Me agarró desprevenida encontrármelo así tan repentinamente, creí estar preparada por cuanto era consiente que esto iba a suceder en cualquier momento, pero nada te prepara para volver a ver al hombre que una vez amaste, que te abandonó y de paso es el padre de tu hijo… Caramba, claro que ninguna preparación evita que te pongas nerviosa y más con esas miradas fijas e intensas que me desnudan completamente, ¡Que impertinente!

También lo detallé como él lo hizo conmigo, claro sin ser tan evidente y descarada como él… y que puedo decir, seré sincera, aunque lo veo más delgado, está igual de guapo, si, sigue siendo muy atractivo, por supuesto, también se ve mucho mayor, con canas que iluminan sobre todo sus cienes, pero que no le quitan lo agraciado, sino que se lo resalta… bueno, es suficiente Miranda, deja ya de mirar, no sea que aparezca una esposa celosa por allí y te arrastre por media clínica por estar  buceando a su hombre… ¡Nada tienes que estarle mirando a él!

Al principio cuando lo vi, pensé que era su esposa quien lo acompañaba, y no sé porque razón me invadió una horrible inquietud, que luego se incrementó con la euforia de su hermana al saludarme como si supiera quien soy o me conociera de toda la vida, y con el hecho, que debo decirle que tiene un hijo. ¿Cómo lo haré? Que Dios me ilumine, porque no lo sé…

Y pensar que creí estar preparada para este momento, que irónico, pero una cosa es pensar y otra muy diferente actuar… sin embargo, tendré la determinación, y lo haré porque así se lo prometí a mi hijo.

. – Richard… - Cuando él volteó a mirarme, casi me bloqueó nuevamente, y entiendo es el temor de lo que implica la conversación que le voy a ofrecer – ¡No quisiera causarte algún inconveniente, pero me gustaría hablar contigo, por favor!

Vi el desconcierto en su cara y pensé que tal vez se negaría o le podría traer problemas hablar conmigo…

 . – Por supuesto Miranda, a mi también me gustaría que pudiéramos conversar…

. – Bien, entonces si no hay inconveniente, estaré en el consultorio 504, por aquí cerca – Le señalo en la dirección contraria a la que él iba.

 . – Okey, allí estaré Miranda, ahora debo irme…

. – Si, claro, ve… que todo salga bien – le digo haciendo un movimiento con mi cabeza.

. – Gracias, te veo en un rato – Me sonríe y se encamina hacia donde se había quedado su hermana esperándolo. Y yo hago lo propio, me dirijo a mi consultorio a preparar el repertorio que debo decirle, pidiéndole a Dios mucha sabiduría, pues de esto depende el bienestar emocional de nuestro hijo…

Mientras esperaba, aproveché de saludar a mi muchacho, claro sin comentarle nada aun, lo haré cuando este segura de la receptividad de la noticia por parte de Richard, no quiero que mi hijo se haga ilusiones y su padre actúe de otra manera diferente a la que él espera.

Una hora después, tocaron a mi puerta y supe que era él. me levanté y fui a abrirle, y allí estaba otra vez frente a mi…

. – Adelante por favor – le indique dándole espacio para que entrara, esta vez venia solo y me pareció bien, esto era una cuestión entre él y yo – Siéntate – lo invité cuando noté que se quedaba parado observando todo… pero antes que siga detallando el espacio, me siento y lo obligo a mirarme a mi en vez de los diplomas y dibujos de mi hijo que es lo que adornan mis paredes… - Richard

. – Miranda – hablamos al mismo tiempo, uff que incomodo… - Por favor permíteme Miranda – Me pide casi que en una súplica – Miranda, yo quiero pedirte…

Cuando caí en cuenta de lo que pretendía hacer, lo interrumpí

. – No, por favor Richard, no te invite aquí para eso, ya lo que fue, fue y no me importa ya – Le dije con firmeza y el me quedó mirando tanto extrañado como afligido – Te pedí venir aquí porque hay algo muy importante que debes saber…

. – Miranda, pero… - Al ver mi molestia cuando noté que iba a insistir, asintió aceptando mi petición – Okey, te escucho…

. – Richard en aquella ocasión cuando te fuiste – Él bajó la mirada, pero aun así pude ver la aflicción en sus ojos – Umh, no tuve oportunidad de decirte… – De pronto me costó mucho encontrar las palabras más ajustadas a la situación, pero  Ay, no quise darle más rodeo al tema, ni seguir regresando al pasado, tomé un porta retrato y se lo extendí, y solté sin anestesia – !Tenemos un hijo…!