De la noche a la mañana pasé de ser un asesino a un joven de la época antigua que desde su niñez ha sido maltratado.
Ahora soy Keyler hijo de un archiduque, mejor dicho, para él soy un bastardo, lo único que me alienta es que estoy en una novela donde se encuentra mi villana favorita.
- Bien hermosura, cambiaré tu destino junto con el mío.
NovelToon tiene autorización de ☆◇Tami◇☆ para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
ESTO NO ES LO MÍO.
¿Por qué me habla informalmente? no somos amigos.
- Si no fuéramos amigos, no me hubiera dejado pasar.
- Lo anunciaron como el hijo del archiduque, pensé que era Joaquín.
- A el si lo llama por su nombre.
- Por supuesto, el es mi amigo.
- Bueno, pronto el destino se encargará de ponerme en el lugar que merezco en su corazón.
- A qué ha venido a verme?
- Solo quise tener una charla contigo, pero ahora veo que vine en un mal momento.
- ¿Por qué lo dice?
- Ha estado llorando.
- Así son mis ojos, no estuve llorando.
- No debes llorar, tienes que ser alguien fuerte emocionalmente.
- Yo soy fuerte.
- Si así lo dices villanita.
- A quién le ha dicho villana?
- A nadie.
- Mentiroso!
- Tienes algo que puedas darme? Estoy hambriento.
- No ha desayunado?
- No.
- Bueno, mandaré a pedir algo para usted.
Esther le pidió a los sirvientes que traigan una merienda para que Keyler disfrute, ya que es hermano de su amigo no podía dejarlo así como sin nada, además que tenía que ser buena anfitriona al ser la heredera del marqueseado de sus padres.
- Disfrute.
Keyler empezó a probar lo que le habían traído, el habia dejado dicho a Rubén de que se iba a demorar y que podía esperar en el carruaje, lo de la merienda fue porque de verdad tenía hambre, ese cuerpo ahora necesitaba de su atención.
- Si esta rico pero no es de mi gusto.
Mintió Keyler, si le gustaba la comida pero sabía que si terminaba rápido no se quedaría por mucho tiempo ahí y quería hablar más con Esther.
- Es muy mal educado al decirme eso después de haberlo recibido en mansión.
- Haré algo que si me guste.
- Cocinará?
-Si, haré lo único que se hacer.
- No vaya a quemar mi cocina.
Esther lo llevó a la cocina para que Keyler se prepare algo, no entendía porque tenía que cumplir los caprichos de el.
- Si necesita algo, pidaselo a alguien.
- Se irá?
- No esperara a que lo ayude verdad? Soy buena en todo menos en la lucha ni en la cocina que son mis peores enemigos.
- No le gusta luchar?
- Eso no es de una dama.
- Tampoco le gusta cocinar?
- Se me quema todo, una vez lo intenté y casi quemo la mansión de mis padres.
- Entonces solo sea mi ayudante.
- Mandare a alguien para que lo ayude, yo no lo haré.
- Que lástima, por lo menos debe aprender para que le cocine a la persona que ama.
- Eso le gustan a los hombres?
- Si.
- Bueno, puedo intentarlo, qué hará?
- Papas fritas.
- Eso nada más?
- Yo tampoco sé cocinar, lo único que se hacer es eso.
- Y cómo voy a aprender si usted no sabe cocinar?
- Sabes pelar papa?
- No.
- Entonces comienza por ahí jajaj.
- Cómo se hace esto?._ *sujetando la papá y un cuchillo*
- Primero lava la papa.
- mnn pero me voy a ensuciar.
- Cómo aprenderás si no tienes la intención de hacerlo?
Esther toda dudosa comenzó a lavar la papa, nunca en su vida hizo algo así, todo se lo daban a la mano.
- Ya está listo.
- Ahora pelalo.
- Quiere que me corte??
- Tranquila, yo te enseñaré.
- No me gusta hacer esto!!._ Se quejó Esther mientras tenía el cuchillo apuntando a Keyler demasiado cerca.
- Cuidado con eso, un poco más y te quedas sin mi._ quitándole el cuchillo.
Keyler empezó a enseñarle a Esther como se pelaba la papa, incluso junto su mano con la de ella para guiarla cuidadosamente.
- Esto es tan cansado.
- No llevas ni una papa pelada y ya te cansaste?
- Esto no es lo mío..
- Pero puedes aprender, yo tampoco sabía y esto era lo único que me hacía para comer cuando estaba solo.
- No tenía a alguien que le prepare la comida?
- No.
- Y lo que más le gusta son las papas fritas?
- Si.
Esther sintió pena por Keyler, se preguntaba porque el no tenía a nadie quien le cocine ya que era el hijo de un archiduque y debía gozar todas las riquezas de su padre.
Ahora sí la felicidad para Jimena y Bruno