Kaylin Meyer es una mujer caprichosa, consentida y torpe, que lo tiene todo por ser la única hija de la influyente familia Meyer.
Siempre ha conseguido lo que desea, excepto en el amor. Su primer amor la dejó por una mujer más hermosa y madura, quien ahora es su cuñada. Y cuando por segunda vez entregó su corazón, sus sentimientos se marchitaron antes de florecer al descubrir que Alexander, el guardaespaldas de la familia Arbeto, ya tenía pareja.
Pero, ¿qué sucederá cuando el destino los vuelva a reunir y terminen atrapados en una noche de pasión en Dubái? ¿Se darán una oportunidad o volverán a separarse? ¡Descubre su historia!
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Capítulo 9
"¡Mi teléfono celular!" gritó Alex. Kaylin aún sostenía su teléfono aunque la llamada había terminado.
Kaylin, sacudida de su ensoñación, rápidamente devolvió el teléfono y se alejó de Alex sin decir una palabra. Por alguna razón, su corazón sentía dolor y frustración sabiendo que Alex probablemente estaba casado y llevaba una vida feliz. Era lo contrario para ella, ya que le resultaba difícil encontrar una pareja después de romper con aquel hombre.
"Rex..." llamó Kaylin a su sobrino, mientras buscaba al niño sin prestar atención a la presencia de Alex. "¿Has visto a Rex?", preguntó a un sirviente en el comedor.
"El joven señor se fue con la señora", respondió el sirviente.
"Sí", sonrió Kaylin con felicidad. Finalmente, podría ir a encontrarse con Mario sin preocuparse de que Rex arruinara su cita otra vez. Caminó con confianza fuera de la Mansión. Sin embargo, sus pasos se detuvieron cuando sintió a alguien siguiéndola desde atrás. "¿Por qué me sigues?" preguntó enfadada, dándose cuenta de que era Alexander.
Alex no respondió de inmediato. Tomó una respiración profunda para calmar sus emociones crecientes hacia la joven dama.
"Es mi deber protegerte, así que dondequiera que vayas..."
"Sí... sí, olvidé que ahora eres mi guardaespaldas personal." Kaylin, no deseando discutir, caminó de regreso hacia el coche que su chofer había preparado.
Alex observó la espalda de Kaylin mientras ella se subía al auto, suspirando profundamente. A partir de ahora, necesitaría mucha paciencia para lidiar con Kaylin Meyer todos los días.
"Oh, y tú espera en el coche", dijo Kaylin, ya que Alex ya se había sentado en el asiento delantero junto al conductor.
"¿Por qué, señorita?" Alex miró a Kaylin a través del espejo retrovisor.
"¿Necesitas una razón? Solo haz lo que digo y no hagas demasiadas preguntas". Porque era imposible para Kaylin decir la verdadera razón, que era que iba a tener una cita con un hombre. No sería divertido acercarse a otro hombre frente a su exnovio. Aunque solo habían salido brevemente y tenido algunas citas, aún se sentía avergonzada.
"No es posible".
"¿Por qué no?" frunció el ceño Kaylin.
"Es mi deber protegerte y estar a tu lado dondequiera que vayas".
"Pero puedes protegerme desde fuera, así es como solían hacerlo mis guardaespaldas anteriores".
"Mi sistema de trabajo es diferente y no se puede comparar", mintió Alex. En realidad, podría haberla protegido desde dentro del coche, pero como Alex sabía que Kaylin iba a tener una cita con un hombre según la información recibida del Sr. Kenan, no quería perder la oportunidad de hacerla sentir incómoda. Quería ver hasta dónde se atrevería Kaylin a acercarse a otro hombre frente a él.
"Está bien entonces, haz lo que quieras".
Kaylin no quería discutir más. Optó por responder a un mensaje de texto enviado por Mario en lugar de responder a Alex. No importaba si Alex estaba con ella cuando conociera a Mario. De hecho, Kaylin se sentiría feliz y quería ver si el hombre sentiría celos de ella, aunque solo fueran un poco.
Pero desafortunadamente, la situación era diferente ahora. Alex probablemente ya estaba casado. Así que no tenía sentido que él la acompañara en la cita. Solo se sentiría incómoda y confundida sobre cómo actuar.
*¡Ah***!**
Kaylin gritó de frustración, haciendo que Alex y el conductor se volvieran rápidamente.
"Señorita, ¿estás bien?" preguntó el conductor.
Kaylin no respondió. Simplemente respiró profundamente y exhaló lentamente, intentando calmarse para que su estado de ánimo mejorara antes de encontrarse con Mario. No sería posible ir en su primera cita con el ceño fruncido y lleno de frustración.
