En las áridas tierras de Wadi Al-Rimal, donde el honor vale más que la vida y las mujeres son piezas de un destino pactado, Nasser Al-Sabah llega con una misión: investigar un campamento aislado y proteger a su nación de una guerra.
Lo que no esperaba era encontrar allí a Sámira Al-Jabari, una joven de apenas veinte años, condenada a convertirse en la segunda esposa de un hombre mucho mayor. Entre ellos surge una conexión tan intensa como prohibida, un amor que desafía las reglas del desierto y las cadenas de la tradición.
Mientras la arena cubre secretos y el peligro acecha en cada rincón, Nasser y Sámira deberán elegir entre la obediencia y la libertad, entre la renuncia y un amor capaz de desafiar al destino.
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El viaje de Sámira
Y los quince días habían pasado y jeque Azizzi regreso de su viaje.
Farid miro a su esposa, es hora de llevar a Sámira con el médico, debo llevar el rebaño al otro lado asi que deberás ocuparte.
— ¿Quieres que vaya a Al-Qasr con ella?, pregunto Laila.
— Eso he dicho, exclamó Farid. Laila asintió, Al-Qasr estaba bastante lejos, tendrían que ir en camellos.
Luego Farid miro hacia afuera, la pequeña Fatima le había llevado queso al forastero, ya que se los había comprado.
– Hablare con Al-Sabah, tengo entendido que irá en estos días. Suele ofrecerse a llevar a diferentes personas, incluso Ahmed ha vuelto con el de allí.
— ¿ Crees que sea prudente?, pregunto ella.
— Por supuesto, ha demostrado ser un hombre honorable dijo Farid.
Más tarde Farid se dirigió a la tienda,
de Nasser, lo invito a tomar asiento en uno de los cómodos sofás qué había comprado y le convido una bebida frutal fría.
— Venía porque sé que usted suele ir a Al-Qasr, mi esposa y mi hija deben ir al médico.
— Espero con el favor de Dios no sea nada grave.
— No lo es, un control de rutina. En realidad venía para pedirle si puede llevarlas.— Nasser se sorprendió.– Verá Nasser, mi Ahmed está de viaje y como bien sabe hay una alerta por una fuerte tormenta, debo llevar el rebaño a las cuevas de Nour junto a un grupo de hombres, también llevaremos a los niños.
Nasser asintió.— Entiendo perfectamente y puede contar conmigo para lo que necesite, es un orgullo para mí la confianza que deposita en mí, pese a que hace muy poco nos conocemos.
— Ha demostrado ser un hombre de honor, trabaja y colabora con la comunidad.
— Puede confiar plenamente en que llevare y traeré a su familia dijo Nasser con solemnidad.
Farid asintió, no solo le estaba pidiendo en favor, con este gesto Farid no solo le está confiando a sus mujeres, estaba depositando su honor en manos de Nasser era un voto silencioso de confianza.
Sámira escuchaba a su madre, no podía ser otra vez debería escapar, aprovecharía que Ahmed no estaba y su padre se iría varios días.
Dos días después Sámira se deslizó de la cama, tomo lo que había guardado y salió de la tienda, esta vez se iría a Rhaydan y ahi vería como llegar a Jaddara o Burhan.
Iba caminando por el campamento, como si se dirigiera al oasis por agua, Nasser se encontraba en su tienda tomando una infusión, cuando creyo ver pasar a alguien, salio de la tienda estaba convencido de que no había nadie cuando escuchó balar la cabra, habían dejado muy pocos animales, comenzó a caminar cuando vio la pequeña cabra.
— Te has escapado de tu corral pequeña exclamó Nasser acercándose.
Sámira se cubrió con un manto que había en la parte trasera de la camioneta de Nasser se había escondido ahí cuando la cabra balo, se imaginaba que el muy tonto estaría vigilando.
— ¿Tú eres la pequeña que abandono la loca esa en Nour?, pregunto Nasser.
Sámira apretó los dientes, loca su madre. — Nasser sonrió.— Yo te expliqué que estabas mejor sin ella.
Sámira apretó los puños.— Aquí entre tú y yo, te diré que hueles mejor que la loca esa. Una furia que jamás había sentido se apoderó de ella. Iba a decirle un par de cosas cuando lo escucho otra vez— No te vayas lejos pequeña te veo a mi regreso.
Sámira decidió dejarlo pasar solo porque si él se iba ella podía seguir su camino.
Sámira escucho el sonido de la puerta y segundos después la camioneta se ponía en movimiento...