Angelice Alcott, una mujer de elegancia impecable y bondad inquebrantable, ve su matrimonio desmoronarse tras dos años de frialdad y distancia. La llegada de Judith , el primer amor de Joseph Hawthorne, y la noticia de que espera a su hijo, desatan una tormenta de desprecios y manipulaciones. Judith, consumida por celos y ambición, busca hundir a Angelice, incluso inculpándola falsamente.
La tragedia se intensifica cuando Joseph destruye la fortuna de los Alcott, llevando a su padre al infarto, pero tambien a su madre a una muerta accidental. En medio del dolor, Angelice halla refugio en un amigo recién llegado, pero Joseph, cegado por los celos, la somete a una noche de violencia que resulta en un embarazo no deseado y un aborto forzado, lo que la sume en una desesperación que la lleva al suicidio. Sin embargo, su intento falla y aparece Damian Lancaster, un magnate con una enemistad feroz hacia los Hawthorne. Y sólo algo los une 𓊈EL DESEO DE LA VENGANZA𓊉
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Capítulo 15
...La noche había descendido sobre la majestuosa mansión, sumergiendo cada uno de sus rincones en un silencio profundo y casi palpable. Angelice se encontraba sentada en el sofá, donde la suave luz cálida de una lámpara creaba un ambiente acogedor que contrastaba con la oscuridad exterior. Entre sus manos, sostenía con mucha delicadeza una figura de porcelana que había capturado su atención. Era una exquisita bailarina, adornada con intrincados detalles dorados que reflejaban la luz de manera sutil. Este delicado objeto era un regalo de Joseph, quien había hecho varios intentos por demostrarle su amor a lo largo del tiempo....
...Mientras pasaba un paño suave sobre la superficie de la bailarina, sus pensamientos comenzaron a vagar. La figura le evocaba recuerdos de momentos compartidos, risas y promesas susurradas, pero también la traía de regreso a la realidad que la rodeaba. La mezcla de nostalgia y melancolía llenaba su mente, así como la calidez del entorno a su alrededor, creando un contraste entre lo que fue y lo que es, entre los sueños pasados y la vida presente que parecía agridulce....
...La puerta principal se abrió de golpe, interrumpiendo el silencio reinante, y Judith hizo su entrada con pasos decididos y seguros. Su mirada se centró en las escaleras que llevaban al piso superior, pero al percatarse de la presencia de Angelice en el salón, una sonrisa traviesa y astuta se dibujó en su rostro....
...Judith se acercó con pasos pausados, el sonido de sus tacones reverberando en el pulido suelo de mármol. Por su parte, Angelice, sin apartar la mirada de su tarea, continuó frotando la muñeca de cerámica, desestimando completamente la presencia de la otra mujer a su lado. Fue entonces cuando Judith, con un tono cargado de desdén y malicia, le lanzó una frase cortante—De verdad que no conoces la vergüenza. —Luego, con un aire de superioridad y desprecio, continuó—Yo que tú, me hubiera marchado hace mucho tiempo....
...Angelice no reaccionó de inmediato; su mirada permanecía concentrada en el objeto que sostenía entre sus manos. Tras un breve instante de reflexión, y con una serenidad que chocaba con la tensión palpable en el ambiente, pronunció suavemente —¿Tú, que eres la amante, te atreverías a enseñarme a mí lo que es la vergüenza?...
...Judith dejó escapar una risa cargada de sarcasmo, inclinándose un poco hacia su interlocutora con un gesto provocador. —La que realmente no es deseada es la amante —afirmó, acompañando su declaración con una sonrisa que rezumaba veneno— Dime, ¿cuándo fue la última vez que tú y Joseph tuvieron intimidad? Desde que nos acostamos, él no ha vuelto a acercarse a ti, ¿Cierto?...
...Mientras pronunciaba estas palabras, Judith se llevó una mano al vientre, mostrando una expresión de triunfo en su rostro. Parecía disfrutar metódicamente de cada frase, como si fueran golpes cuidadosamente asestados. —Ahora yo estoy esperando un hijo de él. ¿Y tú, qué es lo que le puedes ofrecer?...
...Angelice continuó con su tarea de limpiar la delicada muñeca de porcelana, sin dejarse influenciar por las constantes provocaciones que venían de Judith. Sin embargo, la indiferencia que mostraba Angelice solo sirvió para avivar aún más la ira contenida de Judith. Esta, visiblemente molesta, se puso de pie y se acercó hacia ella con pasos pausados, pero decididos. De repente, en un movimiento brusco y lleno de desdén, le arrebató el objeto de porcelana de las manos a Angelice....
...Al notar lo que había sucedido, Angelice se levantó con rapidez, su mirada fiera y decidida fija en Judith....
...—Devuélvemelo—exigió, infundiendo en sus palabras una determinación que no permitía lugar a la duda sobre su reclamo....
...Judith sostuvo el cisne frente a ella, y al mirarlo, una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro. —¿De verdad esto es tan importante para ti? —preguntó, dejando entrever un tono de burla en su voz—Muy bien, te lo devolveré… pero solo si te arrodillas ante mí. ¿Qué opinas? Tal vez podría pensar en devolvértelo en perfecto estado....
...Angelice, decidida, dio un paso hacia adelante, manteniendo su mirada fija en Judith, como si su presencia pudiera desarmarla. —Joseph solo te tiene aquí por el bebé. No te tomes tantas atribuciones, —respondió con firmeza, dejando clara su postura....
...Con un ágil movimiento, Angelice cerró su mano en un fuerte agarre sobre la muñeca de Judith y, en un rápido tirón, recuperó la muñeca que había dejado caer. Sin previo aviso, la soltó con brusquedad, lo que provocó que Judith se desplomara sobre el sofá. Su expresión facial era un claro reflejo de sorpresa y enfado, una mezcla de incredulidad y rabia que atravesó su rostro. En cuanto logró recomponerse, se levantó de un salto, y sin pensar en las consecuencias, le propinó una fuerte bofetada. —¿Te atreves a tratarme de esta manera, zorra? —gritó con furia....
...Angelice observó a Judith con una calma aparente, pero en su mirada había una intensidad que resultaba imposible pasar por alto. Con voz serena, le dijo: —Si no hubiera tomado la decisión de irme al extranjero, ¿realmente crees que él estaría a tu lado? Solo tienes que mirarte en un espejo para darte cuenta. Somos prácticamente idénticas. Él solo está contigo porque le recuerdas a mí. No te engañes pensando que eres tan importante para él....
...Angelice, manteniendo la calma a pesar de la situación, reaccionó, y le devolvió la bofetada con una fuerza notable. Luego, con una mirada desafiante, le preguntó —Si es así, ¿Por qué no se decide a divorciarse de mí, si realmente te ama tanto? Anímale a que me de el divorcio, y así podrán estar juntos sin problemas... Parece que, en realidad, no eres tan esencial para él como piensas....
...La puerta se abrió una vez más, y ambas mujeres se volvieron hacia el sonido. Judith, con una expresión pícara en su rostro, tomó la mano de Angelice y, en un gesto exagerado y dramático, se dejó caer al suelo. Con una mano apoyada en su vientre, comenzó a implorar con fervor —Angelice, por favor… no quise intervenir en tu relación. No tienes motivo para querer hacerle daño a mi bebé. Él es completamente inocente. Te prometo que tan pronto como nazca, me iré con él y no volveré a molestarte en absoluto....
...Angelice observó a Judith con incredulidad, completamente asombrada por la manipulación tan descarada que estaba presenciando. En ese instante, Joseph irrumpió en la sala y, al ver la escena, se acercó rápidamente a Judith, visiblemente alarmado por lo que estaba ocurriendo. Judith lo miró con un aire de desamparo, y una pequeña lágrima surcando su mejilla, mientras pronunciaba su nombre con un tono suave, casi suplicante—Jos… —susurró, proyectando una inocencia que parecía auténtica....
...Ante esta situación, Joseph se volvió hacia Angelice, con una expresión distorsionada por la rabia. —¡¿Qué le hiciste?! Su tono dejaba entrever su preocupación por Judith y su desaprobación hacia la presunta culpa de Angelice....
...Sin embargo, Judith no tardó en intervenir en la conversación, asumiendo un papel que mezclaba el victimismo con una aparente comprensión. Con un tono conciliador, pero también defensivo, hablo...
...—Angelice no lo hizo a propósito. Está molesta, y lo entiendo....
...Con ello intentaba suavizar la tensión, redirigiendo la atención a las emociones de Angelice y tratando de calmar la ira de Joseph....
...Joseph extendió su mano y ayudó a Judith a levantarse del suelo, observando a Angelice con una mirada intensa y llena de determinación. —Sé que no te agrada Judith —dijo con firmeza—, pero eso no justifica que intentes hacerle daño a mi hijo. ¿No puedes simplemente dejarla tranquila y no involucrarte en su vida?...
...Angelice lo miró, con los ojos abiertos de par en par, sorprendida por lo que había oído. —¿De verdad? ¿Con que ojos me viste tocarla? ¿Enserio crees que soy tan mala persona como para desear la muerte de un bebé? —respondió, denotando en su voz incredulidad y una mezcla de ofensa....
...Judith, con una sonrisa que ocultaba sus verdaderas intenciones, se acercó a Angelice y tomó su mano con un delicadeza inusual, apretándola con fuerza. —Lamento mucho lo que ha ocurrido. No quiero que tú y Joseph continúen discutiendo. Hoy mismo dejaré la casa —dijo, con un tono que parecía sincero, aunque su expresión sugería algo diferente....
...Sin embargo, antes de que pudiera proseguir con sus palabras, retrocedió abruptamente, como si Angelice la hubiese golpeado en el abdomen. Su mano se colocó sobre su vientre, mientras comenzaba a quejarse de forma exagerada, como si realmente le doliera. Este acto no tardó en provocar la ira de Joseph, quien, consumido por la rabia, se acercó a Angelice con una actitud agresiva y le propinó una fuerte cachetada, lo que la hizo caer al suelo de manera abrupta....