Todo Por Amor A Tí

En la mansión Méndez, las cosas seguían tensas; el aire podía cortarse con tijera.

—Toma asiento, hijo. Hay que calmarse un poco.

—Explícame todo. ¿Cómo es eso de que te tenía amenazado?

Alexis se dispuso a contarles todo a sus padres. No quería mentir, así que les explicó todo de principio a fin.

—Eres una sinvergüenza. ¿Vienes aquí a decirnos que mi hijo te engañó, que jugó contigo y con tu hermana? Cuando la única víctima aquí es Mía. Tiene razón mi esposo. Si hubiésemos sabido todo esto antes, yo misma me encargaría de ayudar a esa muchacha a irse lejos de ustedes dos.

—¿Cuánto quiere?

—¿Cómo?

—Está sorda. ¿Cuánto quiere, para irse y dejar a nuestra familia en paz?

—Yo no quiero dinero, quiero que Alexis se haga responsable de mí y de su hijo.

—¿Y según tú, cómo debería hacer eso?

—Casándote conmigo, Alexis. Yo sola no tengo la culpa de toda esta situación.

—Jajaja, no me hagas reír, Sofía. Desde un principio te dije que esto iba a ser pasajero, yo no me pienso casar contigo.

—Tú no me puedes hacer esto, yo te amo y...

—¿Y piensas que eso a mí me importa?

—Señorita Sofía, está muy equivocada si piensa que vamos a permitir que usted se case con mi hijo.

—Pues si no lo hace, saldré por todos los medios a decir la clase de familia que son ustedes.

—Hágalo, no le tenemos miedo, nosotros no actuamos bajo amenazas.

—No sé en qué pensaba cuando acudí a ustedes. Ahora veo por qué Alexis es así, pero van a tener noticias de mí.

Sofía se levantó y salió de la mansión hecha una furia. No entendía qué tenía de diferente Mía de ella.

**Sofía**: Cuando éramos niñas, nuestros padres siempre nos comparaban. Siempre me pedían que fuera un poco más como Mía: más centrada, más responsable, más estudiosa, más, más, más.

Siempre fue perfecta y el orgullo de mis padres. Mientras que yo era la oveja negra de la familia. Cuando ocurrió el accidente en el que murieron ambos, yo recién había empezado a estudiar en la universidad. No me afectó tanto su muerte, ya que nunca fui muy apego a ellos, pero me preocupaba qué iba a hacer, cómo iba a continuar estudiando. Y es ahí donde mi hermana volvió a hacer el papel de salvadora; se sacrificó por las dos, trabajaba y estudiaba al mismo tiempo para cubrir los gastos de las carreras de ambas. Traté de acercarme a ella y conocerla un poco más. Ya no sentía esa extraña sensación de competencia.

Seguimos haciendo nuestra vida normal hasta que lo conocí. Alexis era el chico más hermoso y llamativo de toda la universidad. Siempre quise acercarme a él, pero nuevamente mi hermana tenía que aparecer y arruinarlo todo. Se hicieron amigos y al tiempo empezaron a salir. Quedé devastada. No lograba entender qué le veían a ella si yo era igual o más bonita. No entendía por qué ella siempre obtenía todo lo que yo quería.

Así pasaron los años, hasta que me dio la noticia de que se iban a casar. No lograba entender cómo es que ella siempre conseguía todo lo que yo soñé. Me empecé a juntar con algunas chicas que les gustaba salir de fiesta todos los fines de semana, y una noche, en un bar, lo vi. Él estaba acompañado de su grupo de amigos, pero yo solo tenía ojos para él. Esa noche me dispuse a seducirlo. Bailé lo más sensual que pude hasta que atraje su atención. Vi cómo se levantó de su asiento y caminó hacia mí. No perdí el tiempo y me pegué a él, le bailé toda la noche, rocé mi trasero con su entrepierna en todo momento. Pude sentir lo excitado que estaba, así que cuando me dijo de llevarme a mi departamento, acepté. No iba a desaprovechar esa oportunidad.

Llegamos al edificio y, como vi que no iba a tomar la iniciativa, me abalancé sobre él, atrapé sus labios y los devoré. Tenían sabor a ron mezclado con menta, pero para mí fue el sabor más exquisito que pude probar. El beso fue subiendo de intensidad y lo invité a pasar. Estuvimos toda la noche comiéndonos el uno al otro. Fue mi primera vez, pero él pareció no notarlo. Al día siguiente, cuando desperté, me miró como esperando ver mi reacción, pero yo estaba feliz. Por fin tenía al hombre que quería entre mis brazos y no pensaba dejarlo escapar. Seguimos teniendo relaciones todo ese día hasta que se fue.

Lo visitaba en su oficina, me compraba lencería erótica e iba a su oficina a estrenarla. Me encantaba ver su cara cada vez que me sacaba los abrigos largos que ayudaban a cubrir lo que había debajo. Sabía lo que provocaba en él, pero como siempre el fantasma de mi hermana estaba presente. Muchas veces me confundía con ella, mientras me hacía el amor, la nombraba y eso me enfurecía, me bajaba la autoestima. Como siempre, me sentía inferior a ella. Era algo de nunca acabar. Toda mi vida compitiendo con Mía. Ya no quería competir más, esta vez quería ganar, así que me dejé de cuidar y no tardé mucho en quedar embarazada. Estaba feliz, sabía que con este bebé tendría mi futuro con Alexis asegurado. Pero lo que nunca me esperé fue lo que vino después de eso...