Una semana antes de su boda, Amelia, de 25 años, descubrió que su prometido la engañaba con su mejor amiga Lisa… y que ella está embarazada, sintiéndose asqueada, decepcionada y traicionada, Amelia se negó a derramar una sola lágrima porque no les daría el gusto de verla rota, así que en silencio, trazó un plan: avergonzarlo públicamente el día de la boda y poner fin a una relación construida sobre mentiras y lo que comenzó como una humillación planeada se convirtió en el primer paso hacia una nueva vida, donde Amelia ya no será la víctima, sino la autora de su propio destino.
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Capítulo XXI: Tres pasos hacia el abismo y dos hacia la libertad
Tomás oía la confesión de su cliente y el hombre era tan cínico y descarado que sentía ganas de golpear su cabeza contra la pared, pero, por el contrario, debía permanecer allí fingiendo que lo que escuchaba era la cosa más normal del mundo.
—Vicente no puede hablar de esa manera, o ¿Qué cree que va a pensar el juez?
Vicente soltó una carcajada restándole importancia al comentario de Tomás, porque ese nefasto hombre criado en el lujo y siendo miembro de una familia con tratos un poco turbios con funcionarios públicos, no le daba la importancia necesaria a su problema legal.
—Depende del juez, además de que mi papá conoce a varios, así que por eso no se preocupe abogado.
Tomás tragó saliva, porque no era bueno para su carrera ganar este caso gracias a los favores del padre de Vicente, estaba sudando frío debido a esta entrevista cuando sonó la llamada número seis en menos de una hora de Lisa.
—¿Abogado no piensa contestar? —preguntó Vicente con un toque de impaciencia.
Tomás observó su teléfono con impotencia, porque le había explicado muchas veces a Lisa lo complicado que era su trabajo y que no debía llamarlo a menos que se tratara de una emergencia.
—No … es necesario solo se trata de una amiga.
La mirada de Tomás de forma inconsciente se desvió hacia la foto de su escritorio en la cual estaban él y Amelia en una pose artística con una actitud amorosa y ese gesto no pasó desapercibido para Vicente.
—¿Una amiga? —preguntó Vicente con un tono de burla—Abogado por su actitud estoy seguro que se trata de una “amiga muy especial”.
—¡Por supuesto que no! —exclamó Tomás.
Vicente soltó una fuerte carcajada porque le parecía muy graciosa toda la situación su abogado era tan inmoral como él.
—Abogado usted me parece que tiene más problemas que yo.
Lisa caminaba de un lado para el otro haciendo enojar a su compañera de oficina, era ruidosa y no paraba de llorar haciendo muy pesado el ambiente.
—¡Lisa ya basta!, ponte a trabajar porque no quiero que me llamen la atención por tu culpa.
Pero sin importar los reproches de su compañera, Lisa no podía controlarse, después de todo Tomás le hizo una promesa y esperaba que la cumpliera.
—¿Cómo se atreve a no contestar cuando la madre de su hijo está en medio de una crisis? — se preguntó con impotencia.
Obviamente no recibió una respuesta, porque su compañera se puso unos audífonos harta del ruido que hacía Lisa que no le permitía concentrarse.
Richard salió de la inmobiliaria con una carpeta bajo el brazo y al llegar a su oficina comenzó a revisar los documentos sobre propiedades en venta que le entregaron, ahora que viviría solo no necesitaba tanto espacio y había un par de propiedades que llamaron su atención así que se decidió a visitarlas en los próximos días.
—Supongo que tengo que encontrar un lugar a donde mudarme antes de este viernes—se dijo a sí mismo— Pero antes hay algo que debo hacer.
Richard cerró la carpeta y le giró instrucciones a sus asistentes e hizo algo que tenía mucho tiempo que no hacía, salió de su oficina a mitad de mañana y fue a una tienda de artículos deportivos, cuando estuvo en la entrada, dudó un poco, pero se dio cuenta de que debía tomar el control de su vida.
—Vamos Richard, este es el primer paso— se dijo a sí mismo.
Recorrió los estantes, tocó las telas, y leyó las etiquetas, se decidió por un pantalón deportivo y una camiseta, se dirigió al probador, al cerrar la cortina se quitó la camisa y el reflejo no era cruel pero tampoco muy indulgente porque al probarse la camiseta se dio cuenta de que le quedaba muy ajustada.
—¿Acaso esto no es talla L? —murmuró para si mismo—O … es que ahora las hacen más pequeñas.
Lo mismo ocurrió con el pantalón, así que salió con resignación del probador y tomó una talla mas grande todos de color negro, se dirigió a la caja para pagar su compra y aunque la dependienta le sonrió con amabilidad su orgullo estaba muy herido.
—Disculpe, ¿Le gustaría comprar un termo y una toalla?
—Cierto … lo había olvidado, gracias por recordármelo.
Richard observó a la mujer y estimaba que, estaba a finales de sus treintas, en forma y con una sonrisa muy cautivadora, y aunque al principio no lo notó, habría jurado que ella le estaba coqueteando un poco, luego de escoger una toalla y un termo finalmente pagó su compra.
—Regrese pronto—dijo la mujer con una sonrisa.
Mientras caminaba con su compra hacia su oficina se llenó de optimismo algo que no había sentido en mucho tiempo.
—Supongo que este es el comienzo—murmuró para sí mismo.
Entre tanto Amelia leía el menú con elegancia mientras Isabel se sentía completamente descolocada debido a su actitud tan altanera.
—¿Acaso no puedo pedirte reunirnos cuando pronto nos vamos a convertir en familia?
Amelia se sentía muy irritada con esta reunión porque desde que recibió la invitación de Isabel supo que esto no sería un encuentro sino una provocación.
—Supongo, solo que me extraña un poco, porque rara vez quiere reunirse conmigo—respondió Amelia con un tono cortés, pero a la vez distante.
Isabel se sentía incomoda porque no estaba acostumbrada a esta versión de Amelia de una mujer fuerte, que no buscaba su aprobación y eso no le gustaba así que atacó en el punto que mas le afectaba su peso.
—Me sorprende que te atrevas a usar un vestido como ese, porque te queda muy ajustado, aunque claro la confianza no siempre va de la mano con el buen gusto—dijo Isabel con impertinencia.
Isabel se acomodó en su silla en una actitud muy altiva mientras hojeaba el menú esperando ver cómo se derrumbaba la actitud de Amelia ante sus ojos, sin embargo, Amelia sonrió sin levantar la vista de su menú.
—Supongo que algunas personas nos vestimos para trabajar mientras que otras con exceso de tiempo solo se dedican a criticar.
Isabel soltó una risa seca intentando contenerse de insultarla.
—Debo admitir que has logrado mucho para alguien con tus proporciones.
Amelia cerró el menú con delicadeza como si los comentarios mordaces de Isabel solo fueran ruido blanco de fondo.
—Gracias … suegra, ese comentario viniendo de alguien que ha hecho de la ociosidad un arte lo tomo como un elogio—respondió Amelia mirándola a los ojos.
Isabel se tensó y se sirvió un vaso de agua con movimientos precisos como si con eso pudiera calmar la rabia que hervía en su interior.
—No todas tenemos la necesidad de ir a trabajar, en cambio usamos nuestro tiempo en cosas más reales.
—Claro, claro, imagino que organizar almuerzos con amigas y murmurar sobre la vida de otros en salones de belleza es muy agotador.
Isabel la miro con una sonrisa forzada, pero estaba muy sorprendida de la actitud tan desafiante de Amelia, sentía tanto enojo que estaba a punto de soltarle la verdad de que solo era una payasa porque su hijo se casaría con Lisa y la convertiría en la otra.
—No esperaba menos de alguien como tú, siempre tan directa, aunque con mucho exceso … de sinceridad.
Amelia se contuvo de poner los ojos en blanco porque Isabel una y otra vez hacía alusión a su problema de peso.
—¿Va a seguir con los comentarios impertinentes o va a decirme de una vez para que me citó? —preguntó Amelia observando la hora en su reloj.
Isabel se inclinó como si finalmente se había decidido a hablar del motivo de la reunión.
—Quería saber cómo van los preparativos de la boda—dijo con tono demandante.
Amelia la observó con frialdad porque en teoría estaban a tres días de la ceremonia y era la primera vez en meses que esta mujer mostraba interés, sin embargo, Amelia sabía que no era buen momento para que ella finalmente quisiera involucrarse o de lo contrario se descubriría que había sido cancelada.
—Bien, pero no gracias a su familia.
Lisa le tocará aprender que la amistad se traiciona y envidia.
Tomas a no ser interesado y valorar a la persona que lo ama.
Isabel a ti te tocará más duro porque con tu egoísmo y arrogancia perderás a Richard y que harás porque no sabes lo que es trabajar.
Lisa alias cerebro seco como se le ocurre que se puede ir a vivir a una casa con unos recién casados aunque eso no se dará otra loca más.
Tomas ni te imaginas el karma que te vendrá tu casamiento con Lisa, el divorcio de tus padres, te quedarás sin boda con Amelia, tu madre y tú se quedarán a la deriva sin casa y de paso con un caso con un mafioso 😱😱😱
Amelia ahora se enfrentará a Isabel con que mentira le saldrá su suegra 🤔🤔🤔🤔❓❓❓❓❓
Lisa que cara dura eres llamar a Amelia para pedirle ayuda porque su cuñado la mando a desalojar y no tiene a donde vivir por andar de zorra te darás cuenta muy tarde que no recibirás ayuda y tampoco cuentes con Tomas y tu futura suegra porque esos están guindando y no son un racimo de uvas 🍇 🍇 🍇 🍇😱😱
Amelia se te despertó lo malévola que llevas adentro acorraló a Tomas para casarse el viernes sabiendo que lo hará con Lisa buena jugada y mientras Miguel le mando un caso a Tomas difícil de resolver.
Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón Maratón 🙏
Ezra está babeado por Amelia y el dice que ella no era gordita y quiere saber el por qué y como paso a esa talla pero igual la quiere si ya se extrañan que más puedes pedir.
Amelia es que no te haz dado cuenta que eres bella por dentro y por fuera por eso Ezra está feliz ya se dió cuenta que la boda está cancelada y tiene una oportunidad de conquistarte.
Tomas otro desgraciado aparte de que embaraza a Lisa y va a verla para quitarse el estrés con sexo porque para eso es lo que sirve y está mal con los síntomas y el está incómodo que asco de hombre porque no te cuidaste tú.
Amelia a ti te gusta Ezra porque el está loco por ella.
Tu padre Richard está abriendo los ojos de como es el trato que le das a tu prometida.
Lisa por tu mal comportamiento te quedarás sola con tu hijo porque una madre viene al rescate de su hija si está enferma pero tú madre le importa tres pepinos si estás bien o mal y por envidiosa dañaste a las únicas personas que te querían y apreciaban Amelia y su padre Miguel que mal agradecida.