A Marian se le fue arrebatado todo lo que tenía, incluso su libertad. Fue encerrada y maltratada durante un año en el que no pudo ver la luz del sol, su padre le ofrece un trato para salvarla del infierno en el que está, casarse con el duque Lion a cambio de sacarla de aquel maldito lugar, ella acepta sin dudar.
Cuando piensa que por fin podrá ser feliz, se entera que sobre su matrimonio hay una maldición, ella morirá al cabo de un año. Ella decide que un año en libertad era mejor que muchos presa en una pequeña habitación y decide disfrutar su tiempo junto a su dulce y tierno esposo, quien termina enamorándose locamente de ella.
Una maldición que amenaza un apasionante amor y la bendición de un hada que quizás sea lo que los libere, pero siempre con un precio alto por pagar.
NovelToon tiene autorización de pato para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 8. Malentendido
El duque acompañó al mago a la salida y mientras esperaban que trajeran el carruaje le dijo.
__ Gracias por curar a mi esposa.
Luis se quedó mirándolo y le dijo.
__No lo he hecho por ti, lo hice por ella.
__ Lo sé, mi familia no es bien recibida por los magos.
__ Así es, pensaba irme tras que te vi, sin embargo al conocerla no pude irme.
__ Es extraño pero a mi me pasa lo mismo, cada vez que la veo siento el deseo de querer protegerla.
__ Aunque quieras protegerla no podrás hacerlo, ella morirá debido a la maldición.
__ Ya lo sé.
El carruaje llegó y Luis subió y dijo.
__ Regresaré mañana, tardaré unos cuantos días en curarla así que me quedaré ese tiempo aquí.
__ Si.
__ Vamonos.
Le dijo Luis al cochero y él se puso en marcha.
El duque se quedó mirando el balcón de la habitación de Marian, ella salió y se sentó en una silla, la brisa primaveral revolvió su cabello haciéndolo ondear, él se quedó un rato mirándola y después se fue a su despacho.
A la hora de la cena, se dirigió al comedor donde Marian le estaba esperando para cenar, él se sentó a la par de ella y le preguntó.
__ ¿Te sientes mejor?
__ La verdad es que no me siento diferente.
Las sirvientas entraron y sirvieron la comida, a Marina le dieron una sopa de vegetales y pudín de postre, cuando ella probó el pudin sus ojos se iluminaron como los de un niño pequeño, ella se giró hacía él y le dijo.
__ Esto está delicioso.
El duque le quitó un mechón de cabello que cubría sus ojos y le dijo.
__ Me alegra que te guste.
Marian volvió a concentrarse en su postre, al terminar le preguntó.
__ ¿Quieres caminar por el jardín?
__ Claro, pero deberías usar un chal, aunque estamos en primavera las noches aún son frescas.
El mayordomo mando a una de las sirvientas que fuera a buscar lo que el duque pedía, cuando ella iba a entregárselo a la duquesa él lo tomó y se lo colocó a Marian en los hombros.
Mientras paseaban por el jardín él le preguntó.
__ ¿Hay algo que te gustaría que te diera?
Marian pensó en algo que el duque pudiera darle y le dijo.
__ Hum... Me gustaría que me mostraras el mundo.
El duque se quedó muy sorprendido por su respuesta y le dijo.
__ No entiendo exactamente a qué te refieres con que te muestre el mundo.
__ Siempre he estado encerrada toda mi vida, primero en la mansión de mi padre y después en ese maldito hospital, así que me gustaría ir a otros lugares no quiero quedarme encerrada en tu mansión hasta que muera, me gustaría ir a ver las montañas, los valles y conocer el mar, he escuchado que es muy hermoso.
El duque se acercó a ella, colocó su frente sobre la de ella y le dijo.
__ Te llevaré a donde tú quieras después de que el mago termine de tratarte.
Marian se alegró al escuchar eso y le dijo.
__ ¿Lo prometes?
__ Te lo prometo.
El duque no sabía porque pero se sentía muy atraído hacía Marian él acercó sus labios a los suyos y la beso, su beso fue lento y dulce al separarse de su boca le preguntó.
__ ¿Odias que haga esto?
Marian rodeo su cuello con sus brazos y le dijo. __ No lo odio, en realidad me gusta, ¿Me besarías otra vez?
El duque puso sus manos sobre la cintura de Marian la acercó más hacia él y la volvió a besar, su beso se volvió más fuerte y apasionado, lamió sus labios e introdujo su lengua en su boca y la entrelazo con la suya hasta dejar a Marian sin aliento.
Ella nunca había besado a nadie y jamás se imaginó que un beso pudiera llegara a ser tan placentero, cuando ambos separaron sus bocas ella le dijo.
__ Podría hacerme adicta a esto.
El duque se sonrojo un poco por lo directa que era Marian, ella siempre decía si algo le gustaba o no sin ningún tapujo, normalmente las jóvenes solían ser muy recatadas y ninguna se atrevía a decir lo que quería directamente como lo hacía Marian.
Normalmente eso era algo que le enseñaban las madres a sus hijas, sin embargo Marian había perdido a su madre cuando aún era demasiado joven para que ella le explicará eso, así que ella solía decir las cosas directamente y sin ningún rodeo.
Ella volvió a acercar su boca a la suya para que él volviera a besarle, el duque la besó repetidas veces hasta que su miembro comenzó a despertar por el estímulo de besarle tantas veces él se alejó un poco de ella y le dijo.
__ Para.
__ ¿Por qué?, yo aún quiero seguir besándote.
__ Por los momentos esa no es una buena idea, deja que me calme antes.
Marian se fijó en la parte baja del Duque y al ver su bulto hinchado en sus pantalones se sonrojó y le dijo.
__ Lo siento.
__ No tienes que disculparte es solo que creo que deberíamos dejar de besarnos por un rato.
Marian se sintió avergonzada, a ella le habían gustado tanto sus besos que siguió besándolo hasta hacer que él se excitara, ella se acercó a él y le dijo.
__ ¿Quieres que te ayude?
El duque se volvió rojo hasta las orejas y le dijo.
__¡No!
__ No sientas vergüenza soy tu esposa después de todo.
__ Tú aún sigues herida y tu salud no es muy buena no podemos hacer eso.
Al parecer el duque había mal interpretado a Marian ella solo le estaba preguntando si podía ayudarle con algo de hielo, no que se acostara con ella, se avergonzó ya que a pesar de que ella era muy directa incluso ella sabía que su salud era mala, así que le dijo.
__ ¡Me has malentendido!, yo te estaba tratando de decir si querías que fuera a buscar un poco de hielo!
El duque deseo que la tierra se lo tragara y le dijo.
__ Solo déjame solo un rato.
Marian regresó a la casa y se fue a su habitación, con la cara completamente roja, una de las sirvientas se acercó a ella y le dijo.
__ Se encuentra bien joven señora.
__ Si, estoy bien.