Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Esa noche mientras dormía, volví a tener una horrible pesadilla, esta vez era una chica más grande, más específicamente, era una de mis primas. Aproveché que mis tíos y mi abuelita se habían ido a buscar a mi abuelo para hacer una fiesta.

—¡Rubí! Recuerda llamar a todos los del grupo mientras nosotros vamos por el alcohol y la comida

—No nos tardaremos, así que asegúrate de que esa maldita enana no salga de su habitación —añadió Radley mientras abrazaba a mi prima—.

—Ajá, yo me encargo de la mini dientona, no se preocupen

Mientras ellos iban por bebidas y comida para la fiesta, me encargué de invitar a todos los chicos guapos y algunas amigas de mi universidad, porque, en ese sueño, era una mujer adulta. También me tomé muchas fotografías con unos filtros que me hacían ver más delgada y hermosa.

—Hoy es noche de party —murmuré mientras escribía en mi celular—.

Despreocupada caminé por los pasillos con una silla en mis manos, para impedir que mi primita molesta saliera de su habitación puse la silla pegada a la manecilla de la puerta, esto para evitar que abrieran la puerta desde adentro.

—Listo, ya saqué la basura

Estuve por tomarme otra selfi, cuando vi la silueta de una niña corriendo detrás mío, su risa chillona retumbó en todo el pasillo, lo que me hizo voltear.

—¿Dientona? ¿Eres tú?

Busqué a mi primita por el pasillo, pero no encontré a nadie, al principio creí que había sido tan solo mi imaginación cuando de un momento a otro, empezaron a tocar la puerta principal. Molesta y maldiciendo en voz baja caminé hasta la puerta principal, al abrirla me percaté casi al instante de que ya no me encontraba en la casa de mi abuelita, sino en el apartamento en el que vivía con mis padres y mi hermana.

—¿Qué?

Debajo, en el tapete, frente a mis pies había una nota que decía: “Encuéntrame”. Cuando agarré la nota escuché la risa de mi primita y su pequeña silueta entrando al apartamento de al lado.

—¡Dientona! ¡Espera!

Con una mezcla de emociones que ni siquiera yo misma entendía, perseguí a mi primita para evitar que se hiciera daño y para poder descargar mi frustración en ella. Entrando al apartamento sin siquiera pensar en lo peligroso que era entrar a un apartamento de un desconocido. La puerta se cerró de forma brusca, dejándome encerrada en un apartamento completamente oscuro.

—¡Dientona! ¡¿Dónde estás?! ¿Dónde? ¡Por favor! Sal o mi mamá va a matarme

Caminé por el silencioso pasillo usando la linterna de mi celular, dentro del apartamento pude ver cientos de fotografías mías. Las fotografías eran de mi día a día, de cada segundo de mi vida.

—¿Qué? ¿Cómo es qué…?

Eran unas claras fotografías tomadas por un acosador, pero lo que me hizo hiperventilar fue ver una fotografía mía bañándome.

—Qui… Qui… ¡¡¿Quién eres?!!, ¡¡Esto no se quedará así!! ¡¡Te juro que llamaré a la policía!! ¡¡Acosador!! ¡¡Y voy a cancelarte en Twitter!!

Tan solo escuché la risa de cientos de niños que me miraban desde las sombras con ojos rojos como la sangre. Quién sea que haya tomado esas fotografías podría hundirme la vida si quisiera con tan solo publicar mis fotografías íntimas. Mi sudor empezó a tornarse frío con cada segundo que avanzaba y veía más y más fotografías hasta que al final del pasillo llegué a un espejo con algo escrito con sangre, lo que estaba escrito era:

“¿No te gustan tus fotos? ¿Por qué no le muestras a esos tontos quien eres en realidad sin esos filtros? ¿Por qué estás tan insegura, amiga?”

Al verme en el espejo, mi reflejo poco a poco comenzó a deformarse volviéndose cada vez más un monstruo horrible. Sollozando por el dolor, mi propio reflejo empezó a golpear el espejo para salir, rompiéndolo poco a poco.

—¡¿Por qué me ocultas?! ¡¿Por qué?! ¡¡¿Por qué tienes que negarme?!! ¡¡¿Por qué?!!

—No… —En cuanto vi las grietas que se formaban en el espejo— ¡¡No!! —grité, dejando caer mi celular para correr con todas mis fuerzas hacia la salida—.

Entre más corría por el pasillo, más oscuro e infinito se volvía, y una oración escrita con sangre se hizo cada vez más presente, dicha oración era: “No puedes huir de tu odio a ti misma, nunca lo harás…”.

Mi reflejo monstruoso había escapado del espejo para perseguirme, era inmenso, grasoso como un cerdito, tenía ojos saltones, tenía la ropa de mi abuelita, ella no dejaba de llorar e insultarse a sí misma.

—¡¡Soy una cerda!! ¡¿Por qué me veo tan mal?! ¡Voy a morir sola! ¡Es por eso que me ocultas! ¡¡Me ocultas porque soy un asco!! ¡¡Soy un fracaso y una decepción para mis padres!! —sollozó mientras me perseguía—.

Corrí por varios minutos hasta que me estrellé contra una pared. Dándome cuenta de que no podía avanzar más, aterrada volteé detrás mío, mi reflejo había desaparecido, aunque hubiera querido que no lo hubiera hecho. Ya que en su lugar apareció una niña de cabello azul con un impermeable amarillo.

—Por… ¡Por favor! ¡Déjame irme! ¡No me hagas nada!

—Huhm, lo pensaré… —chasqueó los dedos haciéndome regresar al interior de la casa de mi abuelita—. Bien —escondió sus manos detrás de ella—. te voy a dejar vivir si me das de comer

—¡Gracias! ¡Gracias! —sollocé mientras le agradecía por dejarme viva—. Bien, solo dame un momento y te traeré algo de la cocina

—No. Yo no como comida hecha por insignificantes humanos, pero conozco a una persona que puede ayudarte —dijo Elizabeth mientras se me acercaba— Para mala suerte tuya me lo comí jajaja —de su espalda sacó el brazo de mi abuelito— Jaja, aunque mira el lado positivo, tu abuelo —extendió la mano de Maika hacia Mike— Te puede dar una mano aún en mi estómago —Añadió mientras salían gigantescas patas de arañas de su espalda—

Antes de que pudiera huir de ella, me desperté de mi pesadilla por el grito de Clara quien había llegado y alguien le había enviado una horrible selfi de mi prima sin vida.