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Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Status: Terminada
Genre:Acción / Matrimonio contratado / Mafia / Padre soltero / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:13
Nilai: 5
nombre de autor: Josy Santos

Alex Borisov es un Don de la mafia rusa. Tenía un acuerdo de matrimonio cerrado con la italiana Caterina Colombo, cuando él alcanzaba la mayoría de edad y ella era apenas una adolescente. Una de las cláusulas de ese acuerdo era esperar a que Caterina cumpliera dieciocho años, y que ella solo supiera que tenía un prometido el día de la boda.
Los años pasaron, y Alex fue víctima de una trampa, obligándolo a casarse con la joven, con quien tuvo una hija. Fueron meses viviendo amargados, recordando que no deseaba ese matrimonio. Él, que siempre había sido serio, se cerró a todo, como una piedra inaccesible. Hasta que, misteriosamente, su esposa es asesinada.
Cuando queda viudo, decide ir en busca de su verdadera prometida en Italia. Caterina llega a la vida de Alex con toda su intensidad y persuasión, dispuesta a sacudir su mundo y, con su insistencia, promete romper la piedra que él puso en lugar de su corazón.

NovelToon tiene autorización de Josy Santos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 8

Caterina

Entré en la habitación y cerré la puerta. Llevé mi maleta al vestidor, solo había traído una maleta con algo de ropa y un bolso de mano con documentos, mi celular y mi arma. Mi madre dijo que mandaría traer mis cosas después.

El vestidor era gigantesco, y vi las cosas de Alex muy bien ordenadas. Camisas de botones, trajes, pantalones, zapatos de varios tipos. Variedades de todo lo que un hombre usa. Fui caminando, y vi otra parte con ropa femenina, elegante y estilosa, también de varios tipos. La ropa era linda, era mi estilo. Pero me sentí extraña.

¿Por qué guardaba ropa de su difunta esposa? No estaba esperando que yo la usara, ¿verdad?

No iba a usar ropa que otra mujer usó, estaba equivocado si pensaba eso. Él es billonario. Puede muy bien donar esa ropa y no esperar que yo la reutilice.

Abrí mi maleta, y saqué un vestido y prendas íntimas. Fui al baño y pasé largos minutos tomando un baño relajante. Me vestí y salí secándome el cabello con la toalla. Cuando volví al vestidor para buscar mi secador, me asusté al ver a Alex, sin camisa, quitándose el cinturón y a punto de abrir el pantalón.

— Mierda, yo... — mi habla llamó su atención, él me miró con esa mirada seria, parecía indiferente, se giró hacia mí y miró mi vestido que era simple para el día a día. Yo intenté reparar en otra cosa, pero mis ojos fueron directo a su pecho, donde se veía una cicatriz. Probablemente de la mordida del perro, era él mismo aquel día.

— Los consejeros principales, estarán en el almuerzo con nosotros, es esencial que conozcan a la novia antes del matrimonio... — él dijo serio y formal, dejándome incómoda. ¿Qué esperaba? ¿Que él hablara de forma calma o cariñosa conmigo?

Carraspeé tragando la frustración y miré en sus ojos.

— Sí, está bien. — él cerró los ojos, tal vez extrañando que yo aceptara tranquilamente, ya que grité en su oído que no aceptaría el matrimonio.

Él no dijo nada y se giró, caminando hasta la parte donde tenía la ropa femenina, miró y después sacó un vestido de allí.

— Vístete esto. — él colocó el vestido en mi dirección. El vestido era lindo, pero yo no usaría aquello.

— ¿Es algún tipo de fetiche verme usando la ropa de tu ex-mujer fallecida? — cruzo los brazos.

— ¿Cómo es? — él parece no entender y yo apunto para el vestido que él sostiene.

— Esa ropa ahí, yo no voy a usar nada que fue de otra persona, puedes olvidarlo.

— Yo no voy a presentar a mi futura esposa, en una ropa que parece que ella está yendo a recoger flores en el jardín.

Miro para mi propio vestido. Y realmente era uno de los que yo usaba para cuidar de las rosas.

— Yo quiero usar mis propias ropas.

Agarro mi maleta y coloco encima de una bancada, busco pero no encuentro nada elegante lo suficiente igual al vestido que Alex está sosteniendo. Él me observa y ve por mi cara, que yo no encontré nada. Droga, mis ropas más bonitas y chics, están en Italia aún.

Él agarra un traje, una camisa y un zapato y después lanza el vestido encima de la maleta.

— ¡Usa esto!

Y simplemente sale. Yo me quedo encarando la ropa. Ni jodiendo voy a usar.

Agarro un pantalón, una blusa blanca y una chaqueta de cuero, y una bota de caña baja negra. Una de las ropas que yo usaría para entrenar mi puntería en el tiro.

Si Alex está pensando que va a mandar en mí, y me obligar a usar ropas de la fallecida, él está muy equivocado.

Termino de arreglarme. Hago un maquillaje y seco mis cabellos, dejando las puntas modeladas.

Cuando abro la puerta, Alex está saliendo del cuarto próximo al que estoy, con su traje impecable. Él mira directamente para mi ropa, y su cara que ya estaba seria se pone furiosa.

— Yo mandé que usaras aquel vestido. ¿Cuál es la dificultad de hacer lo que yo mando?

— ¿Mandaste? Tú no mandas en mí, yo dije que no usaría ropas de otra persona, ¡¡y no voy a usar!!

Él pasa la mano por los cabellos y después por el rostro, irritado. Después viene en mi dirección y agarra mi brazo, arrastrándome para dentro del cuarto. Él me jala y yo trabo mi cuerpo, pero él es más fuerte y consigue jalarme.

— ¡Suéltame! ¿Qué estás haciendo?

Él me jala para el cuarto y después, cierra la puerta con todo, apuesto que el estruendo resonó por toda la casa. Él me arrastra hasta el vestidor, me suelta, y quita mi chaqueta en un abrir y cerrar de ojos, mi blusa él rasga con facilidad, dejándome solo de sujetador encima, me quedo sin reacción, él coloca la mano en mi pantalón para abrir el botón y yo me bloqueo.

Los recuerdos del pasado invaden mi mente, de cuando aquel asqueroso tocaba mis partes íntimas. Yo era apenas una niña.

— Para... — mi habla sale ahogada, pues se parece con aquel día. Donde yo pedía para no quitar mis ropas y él decía que sería apenas un cariño, para yo no sentir vergüenza.

Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar, Alex continúa, pareciendo fuera de sí, y cuando él va a bajar mi pantalón yo grito.

— ¡Paraaaaa!

Mi grito parece despertarlo, y cuando él ve mis ojos con lágrimas él quita las manos de mí en el mismo instante y se aleja.

— ¡Mierda! Caterina yo no... yo solo quería hacerte vestir la droga del vestido.

Su semblante cambia, una lágrima se desliza. Él da un paso atrás, como si mi lágrima fuese una bala que lo alcanzó.

— Yo no iba a hacer nada contigo, yo solo...

Él intenta explicarse nuevamente. Parece realmente arrepentido. Y yo me quedo confusa, porque una hora él es una persona, y ahora parece hasta importarle.

— Por favor, sal de aquí. — pido y él da algunos pasos en mi dirección, pero yo estiro mis brazos, impidiéndole.

— No te acerques a mí. Yo voy a vestir el vestido, ¿ok? ¡¡Solo sal de aquí!!

Él aún se queda parado mirándome. Después respira hondo y sale.

¡Droga! Yo nunca conté para nadie, y Alex me hace tener recuerdos que yo pensaba no me afectar más.

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