José Augusto pretende ser el Ceo en la empresa de su padre, pero este le puso como condición que debía casarse en un año. De lo contrario otro ocuparía ese lugar.
Así que él buscaba afanosamente una esposa.
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La auditoría
Graciela seguía con su trabajo habitual. Siempre con el temor de que Heliodoro le hiciera daño a su familia.
Varias semanas después, José Augusto estaba revisando su cajón en busca de unos documentos que debía darle a Graciela para que los revisara.
En eso vio un papel doblado debajo de unas carpetas amarillas.
"¿Qué es esto?", se preguntó.
De inmediato le habló a Graciela.
Mande, don Augusto; dijo ella muy educada.
¿Me puedes decir que significa esto?, dijo extendiéndole el papel.
Es algo muy grave, no se lo había dicho porque Heliodoro me tiene amenazada con hacerle daño a mi familia.
Claro que es muy grave, Graciela, necesitamos actuar con cautela.
Dile a Miguel que le hable a Heliodoro, por favor.
Rato después Heliodoro estaba en la oficina de José Augusto.
¿Qué pasa Augusto? ¿Por qué me has llamado?
Necesito que tengas listos todos los papeles importantes porque van a venir a practicar una auditoría.
Heliodoro palideció intensamente.
Y eso, ¿por qué?, ¿acaso dudas de mí? Yo he trabajado muchos años con tu padre y jamás ha habido una sola queja de mí.
Razón de más para que no temas. Es más, mañana no te presentas a trabajar en lo que hacen la auditoría, tómate dos días de descanso o los que hagan falta, yo te mandaré a buscar en cuanto esto termine; José Augusto no mostraba ninguna emoción al contrario, estaba muy sereno.
En cambio, Heliodoro, del asombro pasaba a la ira.
Pero esto no se va a quedar así. Te juro que te arrepentirás; salió como alma que lleva el diablo. Dio un portazo que hizo vibrar todo el despacho.
Katy lo vio salir y lo siguió a su despacho.
¿Qué pasó, Heliodoro?, ¿por qué estás de mal humor?
Van a hacer una auditoría, y ahí va a salir todo lo que hemos robado. Será mejor que nos vayamos cuanto antes.
Yo no voy a ninguna parte contigo, dijo Katy, decidida.
Yo no estaría tan seguro, acuérdate que en esto estamos los dos, si yo me hundo te hundes conmigo.
Yo no te mandé a que estafaras a la empresa.
Pero bien que agarraste el dinero que te di, ¿verdad?, dijo él a modo de burla.
¿Me estás cantando lo que me das?
Por supuesto que no, lo único que quiero es que comprendas que si me va bien a mí te va bien a ti; y si yo me hundo te hundes tú también no hay de otra.
Fíjate que no lo voy a permitir, dijo Katy tratando de defenderse.
¿Acaso me estás retando?, dijo él.
Por supuesto que no, pero hazte responsable de lo que tú hiciste. ¿Por qué me quieres embarrar a mí?
En este mismo momento prepara tus maletas porque te vas a ir conmigo quieras o no. A ver qué les inventas para que te dejen salir.
Por favor, Heliodoro, vete tú solo yo quiero seguir aquí.
De ninguna manera, Katy, sabes muy bien que no puedes manejarte tú sola. Dependes totalmente de mí, y si yo digo que te vienes conmigo, te vienes conmigo, así tenga que llevarte a rastras.
Rato después, Katy hablaba con Graciela solicitando permiso para salir y Graciela se lo dio aduciendo que ya faltaban dos horas para la salida.
Está bien, puedes irte, pero mañana te quiero aquí a las 9 en punto, ¿ok?
Sí, desde luego.
Katy fue a su casa y preparó sus maletas. Entre ella y Heliodoro había un lazo muy fuerte que no se podía romper y no precisamente porque ella no quisiera. Pero sabía que Heliodoro la tenía en sus manos.
Así que no le quedó más remedio que aceptar la voluntad de Heliodoro.
Pero antes pasaremos por la casa de Graciela, dijo él.
¿Para qué vamos allá?, preguntó ella, asustada.
Ya lo verás.
¿Cómo supiste su dirección?
Katy, Katy, no sabes que para entrar a trabajar en cualquier lugar tienes por fuerza que llevar una solicitud, ahí vienen todos sus datos.
Está bien, deja de tratarme como a una idiota.
Pues no te comportes como una.
Katy solo bajó la cabeza, desde que se fue Gael, ella se sentía como oveja sin pastor. Él era el único que la defendía de todo, por eso estaba muy crecida y trataba mal a todos los empleados.
Ahora, había pasado a ser nada en esa empresa.
Bueno, al menos así se sentía. La realidad era otra, Graciela solo veía cómo hacer crecer la empresa, sin tratar mal a nadie, pero Katy la veía como una usurpadora porque vino a ocupar un lugar que le pertenecía. Ella iba a buscar la manera de vengarse. Vaya que lo haría.
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Al día siguiente, muy temprano ya estaban los auditores en la empresa. Obvio, como Heliodoro era el encargado de todo lo relacionado con lo monetario empezaron por ahí.
Varias horas estuvieron checando libros, notas, papeles y más papeles. Todo era un caos. Los auditores no dejaban un solo libro de contabilidad sin checar. Al cabo de tres horas hablaron con José Augusto.
Señor, hemos revisado la mitad, hay algunas irregularidades que se han venido haciendo desde, por lo menos cuatro años. Aún así no podemos darle un informe completo debido a que no se ha checado el total de los libros. Tal vez mañana logremos darle el informe completo.
Está bien, gracias, los veo mañana a primera hora.
Le recomiendo que cierre con llave el despacho y me la dé para evitar cualquier contratiempo.
Como diga.
Graciela fue la encargada de cerrar, luego le dio la llave al auditor.
Bueno, hasta mañana.
Bye, dijeron ambos.