¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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Los ex
La primera conferencia había terminado. Afortunadamente la temática abordada era del conocimiento de Dalia. Hablaba sobre las diferentes clases sociales del medioevo y su sistema político-social. Ella pensó con ironía. Así que mi vida cotidiana en el marquesado y en el Reino de Castela, son historia antigua en este mundo. Terminó la hora de conferencia y los estudiantes salían en busca de su próxima clase. Arletis dijo con alivio.
- Menos mal que hemos terminado. Odio la historia antigua. ¿Para qué quiero yo saber cómo vivió ese montón de gente muerta?
Dalia no dijo nada. Se quedó pensativa. ¿Sería que ella viajó al futuro? No, ya había buscado el Reino de Castela en Google y en chatGPT y siempre obtuvo la misma respuesta. Reino ficticio donde se desarrolla la acción de la novela romántica "Eres sólo mía". Por increíble que pareciera Dalia estaba consciente ahora, de que Dios quiso por algún motivo sacarla de las páginas de esa novela y dejarla a su suerte en este mundo. Pero no ahondaba mucho en estos pensamientos. No quería dudar de todo, porque en el libro se sentía viva y aquí también. Esto entraba en el difícil campo de la filosofía. En el "pienso y después existo" y ella no estaba dispuesta a malgastar su valioso tiempo, con ese tipo de razonamientos. Lo importante es que aquí, allá dónde fuera; estaba viva y eso bastaba.
Iban a entrar a un aula, cuando la puerta se abrió de golpe y un joven salió precipitado y tumbó a la pobre Arletis en el proceso. Dalia se percató que lo hizo de forma intencionada. Su amiga quedó sentada como un buda en medio de libros, bolígrafos y el bolso que al caer desparramó todo su contenido. El montón de chucherías que guarda toda mujer quedó a la vista. Ya los otros estudiantes empezaban a burlarse.
- Idiota mira por dónde caminas. No ves que has tumbado a mi amiga y ni siquiera te disculpas o la ayudas.
- ¿Me hablas a mí?- dijo el muchacho asombrado 😲 de la osadía de Dalia. Él era el Rey del Campus, Carlos Mainegra, el hombre más codiciado por todas las mujeres de la universidad, incluso por esa gorda horrorosa. Así que sintió verdadera sorpresa de que Dalia lo ignorará y además se atreviera a regañarlo delante de todos, por ayudar a la gorda que él tumbó a propósito. 😡 Enfadado se acercó a Dalia decidido a ponerla en su lugar. La haló por una mano con brusquedad. Error de su parte, en un segundo sin saber cómo, estaba en el piso, con el fino tacón de aguja del zapato de la muchacha presionando peligrosamente su tráquea.
- Escúchame bien plebeyo idiota, sólo te lo voy a decir una vez. Nunca, pero nunca me toques sin mi consentimiento y nunca, pero nunca te metas con los míos.- el muchacho sintió que Dalia hablaba en serio. El peligro de recibir un daño verdadero le hizo tragar en seco. Dalia retiró su pie como el que ha pisado una cucaracha y le hizo un gesto con la mano 🫱. Algo así como, anda ve y desaparece de mi vista. Se volvió sin ver si cumplía o no con lo que dijo y siguió ayudando a la gorda que estaba temblando azorada.
Arletis y ella entraron al aula sin voltear a ningún lado. En el pasillo estaba Carlos Mainegra amenazando con la mirada a los presentes. Sus ojos lanzaban verdaderas advertencias a quiénes osaran comentar el incidente. Se fue hacia los baños, dejando a su paso a jóvenes cohibidos. Mientras, eso sucedía, en un asiento, ya Arletis estaba más calmada y agradecía a Dalia por defenderla.
- No te preocupes si ese plebeyo te mira mal me lo dices y yo lo golpeo por ti.- Arletis la miró con tristeza 😢.
-Es que él me odia.
- ¿Por qué? ¿Qué le has podido hacer tú? 😏
- Es que no recuerdas que le pedí explicaciones y le declaré mi amor delante de toda la escuela en primer año.
- ¿Y qué? Eso no es motivo para odiar a nadie. No es como que lo amenazaste de muerte. Solo te equivocaste al amar al imbécil.- Arletis sonrió.
- Oye. Sabes Dalia, te has vuelto más sabía. Tenías que casi morir para demostrarme que me aprecias un poquito.
- ¡Claro que te aprecio! Eres mi única amiga, ¿no?
- Sí eso es verdad también. Sabes, a veces me preguntó que si en tu familia no hubiera ocurrido ese escándalo, tú y yo hubiésemos sido amigas entonces.
- No lo pienses tanto seguro que sí, pero ya ni recuerdo cómo es que nos hicimos amigas.
- ¿Es en serio?
- Muy en serio. Me he vuelto olvidadiza. ¿Cuéntame cómo es que nos conocimos?
- Tú familia siempre ha sido muy influyente y ha estado bajo el escrutinio de la prensa. Cuando tu papá y tu tío, los encontraron tú sabes. Bueno cuando todo eso pasó, la gente fue muy cruel y hablaban con intención de herir. Tú te encerraste en ti misma y no te hablabas con nadie. Te volviste la chica solitaria del padre marica. Empezamos el primer año de la universidad y la situación aunque ya estaba enterrada para la gente para ti no. Seguiste siendo una solitaria. Y ahí es donde entro yo. Siempre he sido gorda y he vivido toda la vida recibiendo las burlas de mis compañeros, pero como esta era la universidad, pensé erróneamente que eso había quedado atrás. Me enamoré de Carlos Mainegra. Él era el sueño de todas las chicas aquí. Yo no me atrevía ni a soñar con ser elegida por él. Con mi aspecto, eso era una ilusión, pero entonces inesperadamente empezó a ser amable conmigo. Me regalaba flores y me invitaba a salir, yo estaba en el cielo. Que el chico más codiciado de la universidad se fijará en mí, era algo insólito. Por dos meses fui cautelosa y me dejaba cortejar, pero sin creer del todo en mi suerte. Hasta ese día en el baño, que me dijiste la verdad. Yo iba a acostarme esa noche con él, sabes y tú me salvaste. Al principio te odie, pensé esta lo que está es celosa, pero me habías metido el bichito de la duda y terminé haciendo lo que me dijiste. Lo hice en parte esperando humillarte y demostrarte que estabas equivocada, pero la equivocada era yo.
- ¿Exactamente, qué fue lo que te dije? Ya ni me acuerdo.- dijo Dalia disimulando su curiosidad por saber qué hizo la otra Dalia.
- Bueno yo estaba hablando con unas amigas o eso creía, de lo bien que iban las cosas entre Carlos y yo. Y tú interrumpiste diciendo que abriera los ojos o es que no veía que estaba siendo el payaso de toda la universidad. Te dije que eras una envidiosa y que seguro es que tú estabas enamorada de él y por eso me insultas. Te reíste y pusiste un audio en tu teléfono. La voz de Carlos era clara y la de sus amigos. Él aceptaba una apuesta de que antes de tres meses se acostaba con la gorda más fea de la universidad. Si lo lograba iba a ganar unos quinientos dólares. Cuando terminé de escuchar aquello, mis supuestas amigas comenzaron a reírse de mí y se fueron dejándome allí contigo. Tú me dijiste entonces que toda la universidad lo sabía y las apuestas estaban hechas. - Vales quinientos dólares. Ese es el precio que el hombre que defiendes te ha puesto. Yo me negué insistiendo en que estabas celosa de mí. Perdiste la paciencia y me retaste. - Bien. Si estás tan segura de su amor por qué no vas ahora mismo que está en el partido de baloncesto con casi toda la escuela y le preguntas tú misma. Y eso hice. El resto ya lo sabes.
La chica le mostró la mano izquierda donde se veía una cicatriz profunda, surcando el antebrazo. Dalia sabía lo que eso significaba. Un odio profundo le subió por todo el cuerpo. Ese infeliz. Se arrepentía de no haberle hundido el tocón en la garganta. Desecho humano. En un acceso de ternura abrazó a la chica dándole consuelo.
- No te preocupes, no llores y basta de decir que eres gorda y fea. Mírate eres adorable. Vas a conseguir un hombre de verdad que te va a querer con locura y que va a estar mejor que ese plebeyo canalla.
Arletis se rió a su pesar. Dalia era tan ocurrente.
- ¿De dónde sacas tantos insultos elegantes? Antes le decías insecto.
- Es que voy mejorando. Los estoy clasificando por orden alfabético tengo desde la A hasta la Z.
- ¿En serio?
- Muy en serio desde "Anormal hasta Zopenco", palabra.
Y se echaron a reír, después no pudieron conversar más hasta la hora del almuerzo. Ya en la cafetería Dalia sintió que era observada con malicia. Cuando se fijó a través del espejo descubrió que el imbécil de esta mañana y otro muchacho la miraban y hablaban bajito entre ellos.
- Arletis por qué el plebeyo canalla y su amigo me miran y hablan. ¿Sabes algo de casualidad?
- Bueno lo que están hablando no sé, pero ese es Denis el que era tu novio antes del escándalo, así que algo traman.
Dalia colocó el espejo estratégicamente y observó detenidamente al ex de la Dalia original. Sí, aprobado. Tenía buen físico, pero si estaba al lado de aquel idiota lo más probable es que él también lo fuera.
- ¿Por qué terminamos?- preguntó sin darse cuenta que lo había hecho en voz alta.
- Oye ni que tuvieras amnesia. Él te dejó cuando lo de tu padre.
- Bueno otro idiota. Él se lo pierde. -cerró con un golpe seco el espejo y atacó la comida con entusiasmo. Arletis la miró primero desconcertada y después con una sonrisa y se dispuso a comerse su ensalada. Dalia se percató de esto y le dijo.
- ¿Es qué eres un conejo? ¿Qué haces mujer comiendo tanta yerba?
- Estoy a dieta. No me cortes la inspiración.
- Allá tú, mira estás papitas fritas están deliciosas, seguro que no quieres.
- Eres mala lo sabes, pero no voy a caer no señorita este curso bajo de peso sí o sí.
- Cómo quieras yo solo digo que esto está divino.
Mientras Dalia tentaba a Arletis con la comida Denis Cortés y Carlos Mainegra sometían a escrutinio a las dos. Desde primero de universidad tenían ambos complejos con las chicas. Las dos habían sido dejadas y humilladas por ellos, pero en el fondo esperaban verlas rogarles por su atención y eso nunca había sucedido, se sentían frustrados 😖.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?