Math Ruttherfrod es un hombre de gran poder y envergadura en el mundo de los negocios, conocido por su frialdad, carácter fuerte y un temple irrefutable, a sus treinta y cuatro años de edad, se ve obligado a aceptar un matrimonio por contrato, solo para ayudar a su hermano menor a salir de la mafia. Ahora debe lidiar con un matrimonio el cual no deseaba con nada menos que la nieta de la mafia, quien además es conocida como, una mujer perdida y descarada entre la sociedad. Por otro lado, Samanta es una mujer que desde niña fue criada para llevar una responsabilidad a la que no estaba preparada para enfrentar, aparte ahora debe lidiar con un matrimonio sin amor y un esposo que no le importa en lo mas mínimo demostrarle abiertamente su odio hacia ella. ¿Qué podría resultar de una unión en la que ambos estuvieron obligados?
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Capitulo 8. Medidas Drásticas
Con solo mirar su expresión, sabía que le había arruinado la noche a la mujer. Esta le lanzo una mirada de odio antes de responder a la interrupción de Math
- Si, interrumpes – le dice molesta - ¿podrías irte?, la comida podría sentarme mal si veo mucho tiempo tu rostro – le dice
- Muy graciosa querida – le dice Math, durante todos sus años de vida, había descubierto que tenía una gran capacidad para tolerar ciertas situaciones, de igual forma su nivel de paciencia era sumamente grande, manteniendo la calma ante cualquier provocación, algo que causaba furia en las personas que intentaban provocarlo. Pero esa mujer, parecía tener un talento innato en hacerle perder dicha paciencia en tan solo segundos, no hacía falta que dijera mucho, con una sola oración bastaba para lograr su cometido – Ustedes dos – les dice molesto a los dos hombres - ¿no se supone que son sus guardias?, ¿Qué hacen sentados en esa mesa?, levántense de inmediato – les dice de forma imponente
- Si señor – los hombres rodaron las sillas para levantarse
- ¡Se quedan dónde están! – les dice Samanta molesta y luego le dedica una mirada de odio a Math – habíamos dejado bien claro, que con mis sirvientes no ibas a mandar – le dice Samanta con furia – así que mantente al margen – le dice
- Créeme que lo haría con gusto – le dice con la misma furia con la que la mujer le hablaba a él – pero resulta que tus acciones me arrastran contigo, es por eso que debo intervenir – mira a los hombres – levántense de una maldita vez – les dice molesto.
- ¡No lo harán! – le dice Samanta – si tanto te molesta, puedes largarte por donde viniste – le dice señalando hacia la villa.
- Si ellos no se van a levantar entonces lo harás tu – hirviendo en furia se acercó hasta la mujer, la tomo por el brazo aplicando fuerza y la obligo a levantarse de la silla.
- ¡Señor! – dicen los hombres levantándose de inmediato para ayudar a Samanta, pero de inmediato Math les lanza una mirada de odio.
- ¿Ahora, si se levantan mal nacidos? – apretaba fuerte el brazo de la mujer, mientras esta forcejaba para soltarse – que les quede claro, si se acercan les juro que los matare a los dos – se va arrastrando a Samanta con él.
- ¡¿Cuál es tu problema?! – le dice Samanta mientras era arrastrada de vuelta a la villa - ¿Cómo te atreves a tratarme de esta forma?, eres un idiota, un bestia que solo sabe utilizar la fuerza bruta – le dice llegando al lugar.
- Déjame decirte algo querida – pega a la mujer contra la puerta de la entrada y la acorrala – siempre he poseído un carácter fuerte para poder soportar a las personas más insoportables – estaba retenida de las manos, mientras Samanta trataba de soltarse – pero en tu caso, creo que eres el único ser en la faz de la tierra a la cual no le tengo ni un mínimo de paciencia – la mira a los ojos – tu sola presencia me es insoportable, pero he puesto todo mi esfuerzo por controlarme y tolerarte – la mujer lo veía con furia – pero tú te esfuerzas por volver ese esfuerzo añicos, llevándome a cometer acciones que jamás creí posibles hacer – en ese momento la mujer logra zafarse y le planta una gran cachetada.
- ¡no pienses que puedes hacer lo que quieras conmigo! – le dice con furia.
Estaba eufórico, era la segunda vez que esa mujer se atrevía a golpearlo, su ira llenaba todo su cuerpo, quería devolverle el golpe, insultarla y soltarle todo a la cara, pero iba en contra de todo lo que él creía, así que en lugar de eso la empujo hacia la puerta y la beso en un impulso por hacerla sentir su molestia, la mujer trataba de apartarlo, pero era inútil, se pegó a ella, dejándola totalmente acorralada entre sus brazos, el hombre puso toda su furia en aquel beso dejando una mordida en los labios de la mujer.
- ¡Maldita sea! – golpea la puerta con fuerza con el puño cerrado, antes de marcharse y dejar a la mujer allí, atónita por lo que acababa de suceder.
Luego de eso volvió al área de la piscina donde se encontraba todavía su laptop abierta con el archivo del informe que estaba leyendo, se sentó en la silla y luego golpeo la mesa. Por primera vez en toda su vida había actuado por un simple impulso de ira, algo que no era su costumbre, pero esa mujer lo sacaba de sus casillas, hasta un punto de irracionalidad.
La luz del sol irradiaba con mucha fuerza, iluminando toda la habitación, mientras la brisa del océano penetraba refrescando todo el lugar, acompañada con su característico aroma salado del mar. Samanta se encontraba dormida plácidamente sobre la cama, cuando sintió que le arrebataban las sabanas, haciendo que se despertara de inmediato.
- Levántate – le dice Math, tirando las sabanas al suelo.
- ¿Qué? – dice sentándose molesta - ¿quieres continuar con la discusión de anoche? – fruncía el ceño mientras lo miraba con odio, todavía no podía creer que ese bestia la hubiera besado de aquella forma, aún tenía la marca en su labio.
- Vamos a desayunar – le dice de forma demandante – así que levántate y arréglate – la mira con seriedad
- Ve a desayunar tu solo, yo no quiero compartir la mesa y mucho menos arruinar mi desayuno con tu compañía - se acomoda en la cama para quedarse nuevamente dormida, pero luego siente que la halan por los pies sacándola de la cama, después el hombre se coloca encima de ella de forma amenazante.
- No mentiría con decirte que para mí es igual de placentero el compartir la mesa contigo – estaba muy cerca – pero dadas tus costumbres de conducta, me temo que no puedo dejarte sola ni por un segundo, así que nos tendremos que soportar – se levanta de quitándose de encima – ahora, levántate y arréglate, o ¿tengo que comportarme como bestia y obligarte? – la mira.
- Sal de aquí para poder arreglarme – le dice molesta, mientras se pone en pie.
- Te esperare afuera - le dice caminando hacia la puerta - si tardas mas de veinte minutos vendré a buscarte - le dice antes de salir.
- Mal nacido lunático - dice Samanta luego de que el hombre la dejara sola.
espero que pueda encontrar suplicas y arrepentimiento 😉💜