A sus 24 años, Anaís creía tener la vida resuelta, hasta que todo le fue arrebatado de un golpe. Un trágico accidente la lleva a una segunda oportunidad, pero en el cuerpo de alguien más: una chica de 17 años que tiene todo un pasado oscuro del que escapar. Con recuerdos vívidos de su vida pasada, Anaís busca vengarse de quienes la traicionaron, pero se encuentra atrapada en una nueva familia, nuevos amigos, y un joven inesperado que despierta emociones en ella. Entre risas, desafíos y lecciones, deberá aprender que a veces la redención puede ser más poderosa que la venganza.
¿Podrá encontrar la paz en un cuerpo joven, mientras decide si destruir o reconstruir su futuro?
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Capítulo 8: Sombras del Pasado
Anaís, habitando el cuerpo de Sofía, sentía el peso de dos vidas sobre sus hombros. Mientras caminaba por las calles, su mente se debatía entre los recuerdos de su vida pasada y los fragmentos de la vida de Sofía que surgían con más frecuencia. Sabía que necesitaba centrarse en su venganza, pero había algo en Sofía, en su historia, que no podía ignorar.
Esa noche, al acostarse, un recuerdo vívido se apoderó de ella.
El Recuerdo
Sofía, en sus últimos días antes de que Anaís ocupara su cuerpo, estaba atrapada en una red de secretos familiares. Su padre, un hombre frío y distante, había estado negociando un acuerdo con los Novac, y aunque Sofía no entendía completamente lo que estaba en juego, sabía que no era solo un acuerdo comercial. Había algo más oscuro, algo que su madre había intentado advertirle antes de su muerte.
El recuerdo de su madre apareció en su mente: una mujer de ojos tristes, que siempre le había dicho a Sofía que debía tener cuidado con los hombres poderosos. "No todos son lo que parecen", solía decirle, con un tono de advertencia que, en ese momento, Sofía no había comprendido.
Anaís sintió una ráfaga de empatía por Sofía. Si bien no compartían el mismo propósito, ambas habían sido traicionadas por aquellos en quienes confiaban. Ahora, el enojo de Anaís se fusionaba con la tristeza y el desconcierto de Sofía.
La Investigación
A la mañana siguiente, Anaís decidió que, para avanzar en su venganza, primero tendría que desenterrar los secretos de Sofía. Había algo importante que Sofía estaba a punto de descubrir antes de morir, y Anaís necesitaba saber qué era. La única forma de hacerlo era volviendo a la casa familiar de Sofía.
Cuando llegó a la mansión de los Gonzales, su corazón latía con fuerza. Había estado aquí antes, en el cuerpo de Sofía, pero esta vez era diferente. Ahora, era Anaís quien guiaba los pasos, con una determinación de acero.
Subió a la habitación de Sofía, donde todo estaba tal y como lo había dejado el día en que murió. Anaís sabía que debía buscar alguna pista que Sofía hubiera dejado. Revisó la cama, el escritorio, los cajones. Y entonces, en un doble fondo en uno de los cajones, encontró un diario.
El Diario de Sofía
Al abrirlo, Anaís sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las páginas estaban llenas de las inseguridades y dudas de una joven atrapada en un mundo que no entendía completamente. Pero en las últimas entradas, la escritura de Sofía era más frenética, más urgente.
"He escuchado a papá hablar con alguien por teléfono... mencionaron a los Novac y algo sobre un trato. No entiendo por qué, pero tengo miedo. Mamá siempre decía que no confiara en ellos. Debo averiguar más. Estoy segura de que están ocultando algo. Tengo que hablar con Nicolás."
Anaís cerró el diario de golpe. Así que Sofía estaba cerca de descubrir algo importante, algo que había terminado por costarle la vida. La conexión con los Novac no era casualidad. De repente, todo comenzó a tener sentido: la vida de Sofía, la traición que ambas compartían, y la razón por la cual Anaís había reencarnado en su cuerpo.
Un Nuevo Objetivo
Ahora, Anaís no solo buscaba venganza por su propia muerte, sino también por Sofía. Había sido colocada en este cuerpo por una razón, y no descansaría hasta descubrir toda la verdad.
Al salir de la mansión, su resolución era más fuerte que nunca. Tenía un nuevo objetivo: no solo destruir a su padre, sino también desenmascarar los oscuros secretos de los Novac y de los Gonzales.
Y esta vez, no estaría sola.
Alguien más la estaba observando desde las sombras.
La noche cayó, y mientras Anaís avanzaba hacia su siguiente movimiento, una figura emergió de las sombras de la mansión, observando con atención cada paso que ella daba. No estaba sola en su búsqueda de la verdad, pero tampoco sabía quién estaba del otro lado del tablero.