Minji, una joven de la era moderna, luchó sola para alcanzar sus sueños, a menudo en un camino lleno de sacrificios y soledad. A los 33 años, un giro inesperado la lleva a perder su vida, solo para reencarnar en un mundo de novela romántica como Azusa, una niña que es el centro de amor y cuidado, de sus padres, algo que Minji nunca conoció. Ahora, rodeada de lo que siempre soñó, ¿será capaz de adaptarse a esta nueva vida o se dejará consumir por la trama que la rodea? Un futuro incierto se abre ante ella, y, con su peculiar forma de ser, Azusa podría reescribir la historia de una manera inesperada.
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Capítulo 11
Capítulo 11
¡Finalmente había llegado el día! Después de obtener el permiso de mis padres para usar la cocina de la mansión, me sentí como una chef renacida. Ya no era solo una reencarnada cualquiera. ¡Azusa la chef había regresado! Y estaba lista para dejar su huella en este mundo, empezando por lo más esencial: la cocina.
La cocina de la mansión era impresionante. Con un tamaño más grande que muchos restaurantes de lujo, estaba equipada con todo tipo de utensilios de alta gama, desde cuchillos de chef de precisión hasta ollas de cobre que daban ganas de tocarlas solo para sentir la calidad. ¡Aquí podría hacer maravillas! Sin embargo, aunque todo estaba a la altura de mis expectativas, lo cierto es que tenía que adaptarme a los ingredientes locales. Aun así, mi experiencia como chef profesional me daba la confianza de que no habría obstáculo insuperable. Había trabajado con productos locales en todas partes del mundo, y este no iba a ser diferente.
Decidí que mi primer plato tendría que ser algo que demostrara mi habilidad. Algo sofisticado, pero que al mismo tiempo dejara claro que no era cualquier "chef de bolsillo". Así que me lancé a preparar un pastel de manzana, un clásico que podía llevar a otro nivel si lo hacía correctamente. Además, las manzanas que encontré en el jardín de la mansión tenían una fragancia tan dulce que no podía dejar pasar la oportunidad.
Con agilidad y destreza, comencé a trabajar. Mi conocimiento de técnicas culinarias fue mi ventaja aquí. No era la típica reencarnada que luchaba por encajar en un mundo nuevo, sino una chef con años de experiencia, que sabía exactamente cómo transformar un simple ingrediente en algo digno de ser apreciado. Mi cuchillo cortaba con precisión las manzanas, y la mezcla de la masa era perfecta, ni demasiado espesa ni demasiado líquida. Todo estaba bajo control. ¡Este pastel sería una maravilla!
Puse el pastel en el horno y mientras esperaba, me senté a repasar algunas de las recetas que había traído conmigo en mi mente, aun sabiendo que este sería solo un pequeño paso en mi carrera culinaria en este mundo. Mi corazón latía con emoción, pero también con la calma de saber que este pastel sería la entrada perfecta para que mis padres comprendieran mi seriedad en esta nueva etapa de mi vida.
Finalmente, el pastel salió del horno. Su aroma se esparció por toda la cocina, llenándola de una calidez que solo los buenos pasteles saben proporcionar. La corteza estaba perfectamente dorada, y la fruta interior se veía jugosa y perfectamente cocida. Lo corté con cuidado, sirviendo una porción generosa en un plato. Cuando el cuchillo se deslizó sin esfuerzo a través de la masa, supe que este pastel no solo era delicioso, sino que también era un verdadero testamento de mi habilidad. Nada de desastres, no. Esto era una obra de arte culinaria.
Mis padres entraron poco después, al oler el aroma que se había apoderado de toda la casa. Mi madre, al ver el pastel, arqueó una ceja.
—¿Azusa, esto lo hiciste tú? —preguntó, claramente sorprendida.
Mi padre, también algo incrédulo, se acercó a examinar la creación. Estaba a punto de decir algo, pero antes de que pudiera abrir la boca, mi madre intervino. Tomó un tenedor, cortó una pequeña porción y la probó. Sus ojos se iluminaron de inmediato.
—Azusa, esto… esto está delicioso. De hecho, nunca había probado un pastel tan bien hecho. ¿Cómo es que sabes hacer esto? —
Sonreí con modestia. —Supongo que, en mi vida anterior, aprendí a cocinar. No es nada fuera de lo común. — Pensar que ellos lo tomaban de forma metafórica, cuando en realidad era así…
Mi padre, aún con una expresión seria pero ya con una ligera sonrisa, probó también el pastel.
—¿Sabes? Esto sí tiene algo de especial. —
Mi madre, aún sorprendida pero satisfecha, se recostó en su silla. —Creo que el primer paso ha sido más que exitoso, Azusa. Pero esto no es solo un pastel, ¿verdad? Me da la impresión de que tienes grandes planes. —
—Así es —respondí, con una sonrisa confiada. —Este es solo el principio. Hay mucho más por venir. De hecho, ya he estado pensando en cómo puedo transformar el jardín en un invernadero de hierbas y vegetales para tener acceso a los ingredientes más frescos. ¡Este mundo tiene tanto potencial! —
Mis padres intercambiaron una mirada, ambos un poco desconcertados por la rapidez con la que había logrado tomar las riendas de la situación. Pero, aunque no lo dijeran en voz alta, sabía que había logrado impresionarlos. No era solo la cocina la que estaba conquistando, sino también sus corazones.
Este pastel era solo una muestra de lo que podía lograr. No importaba cuántos obstáculos se interpusieran, ni cuántos ingredientes nuevos tuviera que aprender a manejar. ¡Estaba de vuelta, y no había nada que pudiera detenerme ahora!
Así que, con una sensación de satisfacción y de futuros grandes logros, me dispuse a seguir avanzando. El próximo desafío sería incluso más grande. Pero por ahora, me conformaba con ser la chef que este mundo necesitaba.